Acoso a la privacidad
Freddy Sánchez jueves 28, Abr 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¿Pará qué te alquilas?.. Ese reproche coloquial suelen recibir los que se quejan en algún momento por algo que no les gusta al hacer lo que hacen.
El mismo riesgo corren los que estando dedicados a una vida pública podrían disgustarse al salir a relucir “los trapos sucios” de su vida privada.
Una incomodidad que han padecido los famosos, (artistas, deportistas, intelectuales, políticos y empresarios), que se topan de repente con alguna pregunta o comentario exasperante.
Recientemente le tocó el turno a Pedro Ferriz de Con, periodista de amplia trayectoria, ahora metido en las lides de la política y decidido a convertirse en candidato independiente a la Presidencia.
En un entorno estudiantil un joven aludió a un desliz de su vida privada matrimonial. El colega informador aceptó haber cometido un error del que pidió perdón a su esposa, pero no se aguantó las ganas de insultar a su interrogador.
Actitud habitual de no pocos personajes de la vida pública, alterados por preguntas incómodas.
Y hay que reconocer que en verdad algunos interrogadores obran con el descarado afán de perturbar al más ecuánime, tratando a toda costa de exhibirlo como responsable de una monstruosidad.
Su intención es molestar y ofender inmisericordemente para desatar una reacción colérica.
Todo tipo de espectáculos grotescos se han visto en torno a esa clase de interrogatorios que “acribillan” al sujeto de insinuaciones ofensivas.
Con malicia y sin piedad se busca exhibir a distintos personajes de la vida pública.
Y esa actitud mal intencionada, obviamente hay que criticarla.
Aquellos que preguntan sólo para denigrar a alguien, son culpables de un acto reprobable. Aunque, los únicos responsables de sus reacciones son los agredidos.
De ahí, que quienes llevan una vida pública, deberían estar mejor preparados para no caer en los enredos de sus detractores ni darles el gusto de ser criticados no sólo por aquello que hayan podido hacer, sino por su manera de comportarse cuando se les pregunta cualquier cosa que les sea desagradable.
Y para ello, simplemente hay que reconocer que la vida privada de un actor público, no pude mantenerse en absoluta secrecía cuando su conducta en la intimidad pudiera haberse convertido en un factor que incide en sus actividades sociales.
Ahora que si no es el caso, de todos modos hay que prepararse para contestar ante un interrogador para pedirle respeto a la vida privada debiendo dar una explicación moderada y ecuánime sobre cualquier cosa sin caer en reacciones ofuscadas y agresivas.
A eso están obligados los que por sus menesteres cotidianos están siempre bajo la mira de la sociedad.
Dicho de otro modo: el que quiera tener una vida pública difícilmente podrá evitarse un sistemático e incómodo acoso a la privacidad.