La guerra contra las drogas
¬ Augusto Corro miércoles 20, Abr 2016Punto por punto
Augusto Corro
Sin duda, es complejo y de difícil solución el problema mundial de las drogas.
A la fecha, cada país tiene diferente manera de participar en la guerra contra los estupefacientes, con resultados pobres.
Mientras que los consumidores consiguen la droga sin problema, la lucha es sangrienta entre productores y vendedores que se disputan los caminos y las plazas para ofrecer sus productos.
Así ocurre en México. Los enfrentamientos entre los cárteles de la droga generaron miles de personas asesinadas y desaparecidas.
Además, la guerra fallida del gobierno contra la delincuencia organizada, también provocó miles de víctimas. Lo grave de la situación es que continúa la espiral de violencia.
En la reunión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que efectúa en Nueva York, tendrán que surgir nuevos lineamientos, más efectivos por lo menos, para erradicar la drogadicción y controlar la producción de estupefacientes.
Se tendrá que hablar de una mayor cooperación entre los países para el combate efectivo y equitativo.
Por ejemplo, México, por su cercanía con Estados Unidos, sirve como puente para llevar estupefacientes, al mismo tiempo que es productor. De lo anterior se desprende la participación de los cárteles de la droga.
¿Qué ocurrirá con el uso de las drogas?
En más de un país ya se empezó con la despenalización del consumo de la mariguana. Para empezar, ya se dio permiso para su aplicación medicinal.
Quizá la aprobación legal para el uso de la hierba no tenga tantos problemas. Lo difícil será la aceptación del consumo legal de drogas como la cocaína o la heroína.
México es uno de los principales productores de opio, de donde se deriva la heroína, etc.
Como ejemplo de lo que ocurre en nuestro país, el cultivo de la amapola mantiene al estado de Guerrero en una guerra sin tregua entre los cárteles de la droga. El número de víctimas es mayúsculo. La ola de violencia e inseguridad se ven como algo cotidiano, común, en aquel estado.
Los acuerdos a que lleguen los países que analizan en la ONU el problema de las drogas tendrán que ser prácticos, eficientes, con resultados efectivos, no importa el tiempo que se lleve implementarlos.
Desde la guerra fallida de Calderón contra la delincuencia organizada, México no pudo recuperarse. Se trató de una lucha que solo provocó la muerte de más de cien mil personas y los focos de la delincuencia organizada continúan.
En Tamaulipas la mano del narco se ve en el sinnúmero de enfrentamientos entre las pandillas, con saldos cruentos; en Michoacán, se viven tiempos de paz y de guerra; en Guerrero, no hay paz; y en Morelos, un nuevo cártel, “Los Laredo” llegó a sembrar violencia.
Vamos a esperar, pues, a ver qué es lo que se resuelve en la ONU.
PERIODISTA AMENAZADA
Los caciques y la delincuencia organizada son los principales enemigos de los periodistas en México.
Principalmente en el interior del país es donde los comunicadores sufren las amenazas de los políticos que luego cumplen los sicarios.
Son múltiples los asesinatos de los periodistas en varios estados, pero principalmente en Veracruz.
En esta entidad la ley de la selva se recrudeció y van 17 comunicadores asesinados en los últimos años. Los autores materiales e intelectuales no son detenidos.
Ahora, en Veracruz, los representantes de los medios de comunicación viven temerosos de las amenazas que les lanzan los políticos locales.
Por ejemplo, la reportera María Elena Ferral, del “Diario de Xalapa”, denunció, el 7 de abril, que el candidato priísta a diputado local, Basilio Camerino Picazo Pérez, la amenazó de muerte.
María Elena y Picazo Pérez coincidieron en un restaurante de Papantla. Ahí, el cacique le dijo a la comunicadora: “Te vamos a levantar”.
“Levantar” en el lenguaje de la delincuencia organizada significa la muerte, porque se trata de una acción directa de privación de la vida, a diferencia del secuestro, que implica un rescate, casi siempre económico.
El temor de María Elena es que el candidato priísta cumpla su amenaza, porque se trata de un sujeto que tiene cuentas pendientes con la justicia.
Picazo Pérez fue involucrado en el homicidio de Miguel Alonso Vázquez, ex síndico de Coyutla, ocurrido el 6 de mayo de 2016.
Ojalá y las autoridades y los defensores de los derechos humanos atiendan la denuncia de María Elena, con el propósito de protegerla, porque en Veracruz, los caciques viven en la barbarie total.