Transporte colectivo
Freddy Sánchez martes 19, Abr 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El jefe de gobierno de la Ciudad de México ofreció que la metrópoli más concurrida del país contará con el mejor transporte público.
Para ello, anunció que se invertirán recursos adicionales con la intención de adquirir nuevas unidades, tanto para el servicio de transportación colectiva, como la recolección de basura.
Una promesa, sin duda alentadora. Pero sin ánimo de ser “aguafiestas”, francamente cuesta trabajo creer que se cumpla a cabalidad.
Y es que los fondos económicos de los que se habla para la renovación del parque vehicular en cuestión son a todas luces insuficientes.
La “carcachización” del transporte público y privado requiere una inversión mucho más cuantiosa para ofrecer a los usuarios mejores unidades de servicio.
Porque, los miles de “microbuses” aún en circulación no van a mejorar con “una manita de gato”.
De modo que no sólo hace falta incorporar al servicio de transportación colectiva nuevas unidades públicas, sino que es preciso “meterle la mano” con firmeza al reordenamiento del transporte privado de masas. Básica y primordialmente en lo concerniente al nefasto quehacer de los “microbuseros”.
Una renovación de unidades en este sector de servicio al público sería positivo, pero lo sería mucho más que se adopten acciones contundentes contra la anarquía de los choferes hasta ahora tan desordenados y abusivos como siempre.
Y lo que es más importante, adoptar un plan institucional que privilegie la circulación de unidades no contaminantes y menos generadoras de tóxicos ambientales.
En ese tenor, es fundamental que en vez de seguir pensando en crear nuevas vías para el tránsito de automotores de uso individual o familiar se abran nuevos espacios exclusivos para la circulación autos eléctricos, motonetas, bicicletas y naturalmente unidades del transporte colectivo que no contaminen.
Llegó el momento pues, de ponerle un freno a la expansión circulatoria de los automóviles, ofreciendo nuevas alternativas para el transporte particular y de masas.
En no pocas ciudades de primer mundo, el uso de vehículos está sujeto a políticas encaminadas a abatir la contaminación ambiental, favoreciendo la circulación de unidades que no contaminan, predominando el uso de las que sirven para la transportación de una o dos personas a lo máximo, o bien aquellas que transportan a muchos pasajeros.
Algo así es necesario implementar en las principales ciudades del país, y sobre todo en la Ciudad de México.
De modo que es imperativo echar mano de mejores y más inteligentes acciones institucionales para fomentar el uso de vehículos pequeños y no contaminantes, además de crear opciones para un dinámico, eficiente y seguro transporte colectivo.