La “lista negra” de EU
¬ Augusto Corro lunes 18, Abr 2016Punto por punto
Augusto Corro
El gobierno de Estados Unidos tiene una lista negra de lugares peligrosos para los turistas que visitan México.
Esa relación es utilizada para alertar a los estadounidenses sobre los sitios a los que ni siquiera deben acercarse. Acapulco, ahogado en la violencia, es una de las ciudades prohibidas.
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, fue rebasado por la delincuencia organizada y poco o nada hace para sacar a ese estado de la inseguridad que lo flagela. A las bandas de delincuentes nadie las detiene. Actúan libremente para extorsionar, secuestrar y matar.
El 15 de abril, en el puerto fue asesinado Fidel Gerónimo Maxiamiano, despachador en una tortillería, porque se negó a pagar la cuota por el derecho de piso.
También en Acapulco se formó un frente de trabajadores de la salud para defenderse de las extorsiones, secuestros y asesinatos, de acuerdo con declaraciones del médico Guillermo Ramírez Solís.
En esa agrupación participan trabajadores del IMSS, ISSSTE y de la Secretaría de Salud, cansados de ser víctimas de toda clase de violencia.
El fin de semana, al menos cinco asaltos a mano armada se reportaron en el puerto.
De los 188 homicidios dolosos registrados en Guerrero durante marzo, casi la mitad se registraron en Acapulco. Los hechos mencionados son ejemplo de la incontrolable espiral de violencia azota a los guerrerenses.
Y no hay peor ciego que el que no quiere ver. Esto ocurre con el gobernador Astudillo que rechazó la alerta emitida por el gobierno estadounidense.
Dijo que en ocasiones ocurrió la prohibición anterior y no disminuyó la afluencia de visitantes extranjeros, sino que al contrario, aumentó. ¿Cómo negar que Guerrero que se encuentra en manos de la delincuencia?
Alguien tendrá que decirle al mandatario estatal que la política de esconder la cabeza, como el avestruz, no lo llevará a nada bueno.
La violencia que se vive en Acapulco es imposible ocultarla.
CAE FUNCIONARIO DE “EL GOBER PRECIOSO”
La policía capturó a Javier García Ramírez, quien se desempeñó como secretario de Desarrollo Urbano y Obra Pública en el gobierno de Mario Marín Torres, conocido como “El gober precioso”.
La detención del ex funcionario poblano, que se efectuó en París, es importante, porque, de acuerdo con su expediente penal, participó en el saqueo al erario, durante el sexenio de Marín.
Fue acusado de enriquecimiento ilícito por un monto de 23 millones de pesos y era uno de los sujetos más buscados por la Interpol.
A García Ramírez le tocó el periodo gubernamental de “El gober precioso” calificado como uno de los más corruptos.
Los adversarios políticos de Marín dijeron que durante su sexenio acumuló una riqueza que distribuyó entre todo el clan familiar; hijos, hermanos y sobrinos.
Así, los parientes contaban con carros deportivos carísimos, en los que paseaban por las principales calles de Puebla y la Ciudad de México. Marín, igual que algunos gobernadores, se enriqueció ilegalmente durante su paso por el gobierno poblano, pero no será enviado a la cárcel. No hay motivo para romper la cadena de corrupción e impunidad de los saqueadores del país.
LOS DIPUTADOS Y LA DEMAGOGIA
Debido a la contingencia ambiental, los diputados aprovecharon el momento para explotar acciones demagógicas.
Se montaron en sus bicicletas para llegar a una sesión de la Cámara de Diputados, en San Lázaro.
El legislador priista, César Camacho, se subió al velocípedo, con el temor de perder su valioso reloj, que le sirve más para entender el significado del tiempo, que para ver la hora, como simple mortal.
Ese día de la marcha ciclista de los diputados, el pelotón se atrevió a pasar por el corazón de Tepito y ya sabrán cómo les fue. Las rechiflas les llovieron así como los adjetivos, que usted, amable, quiera imaginarse.
También, los legisladores se dieron su baño de pueblo y subieron al metro. Solo que lo hicieron cuando abordar ese transporte no representa dificultad alguna. Tampoco fueron recibidos con agrados los representantes populares.
Se dieron un baño de pueblo que seguramente los llevará a pensarlo dos veces si quieren repetir ese acto lleno de demagogia.
Pero la insensibilidad de los legisladores, que a cada rato se manifiesta, los llevó a discutir sobre el uso de los coches eléctricos. Claro, para su servicio.
Unos querían los más caros, rentados o comprados. Otros se conformaron con la marca que fuera con tal de tener su transporte seguro y no viajar en la “bírula”. Sería mucho esfuerzo físico. ¿Viajar en metro? Imposible.
En fin, ya acordaron los legisladores subirse a los automóviles híbridos o eléctricos, obviamente carísimos, para ir a dormir a sus curules en San Lázaro, sin tomar en cuenta los recortes a los presupuestos, que agudizan la pobreza de millones de mexicanos.
¿Por qué esos legisladores no invierten algo de su dinero en la compra de un vehículo eléctrico? Todos saben la respuesta.