Confusiones al por mayor
Ramón Zurita Sahagún viernes 10, Sep 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La falta de una verdadera política de comunicación es la razón de los serios conflictos que vive el gobierno federal en materia de credibilidad. Toda acción ejecutada por el gobierno federal es prontamente cuestionada, sin que exista una sola instancia que defina los métodos o el porqué de la decisión asumida.
Estos cuestionamientos surgen por todos lados, sin que los cambios ejecutados en las estructuras correspondientes modifiquen los escenarios.
Los cambios en materia de impuestos, aumentos en todo tipo de productos, las decisiones en materia política y económica, son adoptados sin que la población en general conozca las razones que llevaron a ejecutarlas.
Sin embargo, en materia de seguridad existe un gran sospechosísmo, por lo contradictorio de las versiones que narran los involucrados en esas tareas.
Nadie cree en las versiones difundidas por las autoridades en lo tocante a detenciones, operativos, enfrentamientos y demás asuntos en que se involucran quienes participan en la guerra contra la delincuencia organizada.
Las versiones circulan alegremente, sin que ninguna autoridad realice sus tareas de informar con veracidad de lo ocurrido.
Ejemplos hay muchos, pero lo sucedido en diversos retenes del país, dan cuenta de los cruzamientos en materia de política de comunicación, donde las versiones son distintas.
El caso más reciente es el de la detención de Edgar Valdez Villarreal, el que fue apresado por obra de la casualidad y no como informó el gobierno federal por parte de autoridades que ejecutaron un limpio trabajado de investigación de 14 meses.
Incluso, hay quienes señalan que la famosa “Barbie” se entregó con base en una ventajosa negociación.
Lo peor de todo esto, es que fueron las propias autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública las que tergiversaron la información y confundieron con versiones distintas.
Desde el secretario de la SSP, Genaro García Luna, pasando por el subsecretario Facundo Rosas y por otros personajes que alimentan el morbo de los medios cruzaron la información y dejaron mal parado, de nueva cuenta, al gobierno federal.
Las versiones encontradas entre los funcionarios de la secretaría de Seguridad Pública y su jefe García Luna son muchas y más para una población que desconfía grandemente de todo lo relacionado con el todavía titular de la dependencia, el que incurrió en una serie de hechos nada casuales.
García Luna es el responsable del operativo que llevó a la detención de un importante grupo de secuestradores, donde se montó la escenografía que hoy tiene a Florence Cassez en la cárcel.
Pero no son casos únicos, también con los operativos en que fueron muertos Arturo Beltrán Leyva e Ignacio Coronel, la ausencia de una política gubernamental de comunicación dejó con mal sabor de boca a la población.
En el primero de los casos se habló, igual que ahora, de una larga labor de investigación, para que, finalmente, se supiera que fue la DEA la que instrumentó todo el operativo y que la Armada solamente se encargó de ejecutarlo.
Lo peor se presentó después, cuando las autoridades planificaron mal el golpe propinado a uno de los principales carteles de la droga y las consecuencias del acto fueron terribles.
De esa manera quedó evidenciada nuevamente la ausencia de una política de comunicación y de un manejo mediático adecuado de las acciones del gobierno.
En la actualidad, el deterioro sufrido por las fuerzas armadas es enorme y de formar parte de las instituciones con mayor reconocimiento por parte de la población, hoy son cuestionadas muchas de sus acciones, al serle adjudicadas una serie de responsabilidades y actos fuera de la ley en su batida contra la delincuencia organizada y más ahora, al no formar parte de la acción que culminó con la detención de Valdez Villarreal, sin importar la forma en que fue aprendido.
Con todo y ello, los involucrados en esta serie de mentiras o versiones alteradas se mantienen en sus cargos, sin problemas de ninguna clase.
*Ismael Hernández Deras rinde su sexto y último informe de gobierno y los rumores aumentan sobre su futuro inmediato.
El gobernador de Durango entregará la estafeta a Jorge Herrera Caldera el próximo 15 de septiembre en Gómez Palacios, designada sede de los poderes para el acto protocolario, aunque el nuevo gobernador regresará a la capital del estado para dar su primer “Grito”.
Hay mucha expectación en el estado ante el arribo del nuevo gobernador, luego del terrible desempeño de Hernández Deras, el que jamás pudo quitarse de su entorno la sombre del narcotráfico y de la supuesta protección que desde su gobierno se otorgaba a Joaquín Guzmán Loera.
*Visita de cortesía la que realizó el gobernador electo de Tlaxcala, Mariano González Zarur, al presidente del Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones.
La relación entre ambos es de cercanía y el sonorense fue un factor importante de ayuda en el triunfo del tlaxcalteca que pudo de esa manera regresar esa entidad a los gobiernos del PRI, luego de 12 años de alternancia entre perredistas, panistas y, ahora a partir del 15 de enero, priistas.
Tlaxcala resulta ser la única entidad en todo el país, donde en tres sexenios distintos, gobernaron representantes de tres partidos diferentes, aunque los gobernantes mantuvieron una constante, salieron de las filas del PRI. El perredista y el panista abandonaron al tricolor por un berrinche de no ser candidatos y luego se impusieron a su adversario de ese partido, mostrando que tenían la razón. El priista se mantuvo estoico en la militancia del tricolor y en una segunda oportunidad triunfó en las urnas.
*Jorge Carlos Ramírez tenía ya a su comunicador para hacerse cargo de la dirección del ramo en la Cámara de Diputados, cuando un grupo de periodistas le impugnó el nombramiento y dio marcha atrás.
Hoy esa oficina está acéfala, ya que Juan Manuel Naveja solamente espera la siguiente quincena para cobrarla, aunque ya no ejerce y calienta la silla.