“Los Porkys” huyen
¬ Augusto Corro viernes 8, Abr 2016Punto por punto
Augusto Corro
Quizá usted se enteró del caso de Daphne, una joven que fue violada por un grupo de muchachos, apodados “Los Porkys”.
Esos sujetos, hijos de padres acaudalados de Veracruz, no conformes con abusar de la chica, subieron a las redes el video de la agresión sexual, para mofarse de ella. Si bien es cierto que se trató de manejar el asunto a nivel privado por razones obvias, los agresores prometieron cumplir con algunos requisitos para no echarle más leña al fuego.
Se convino en que le pedirían perdón a la adolescente y que de ninguna manera podrían acercarse a la víctima.
Pero los violadores no sólo no cumplieron su promesa, sino que luego se burlaron de Daphne y subieron a las redes el video de la violación.
El padre de Daphne presentó la denuncia correspondiente el 16 de mayo del 2015 ante las autoridades, pero éstas no le dieron la importancia debida.
Los medios de comunicación conocieron el hecho que despertó la condena de la sociedad y se le exigió al gobernador Javier Duarte que se aplicara la justicia.
Que los mozalbetes Enrique Capitaine Marín, Jorge Cotaita Cabrales, Diego Cruz Alonso y Gerardo Rodríguez Acosta respondieran por su conducta deplorable.
Pero como los agresores son de familia de ricos, Duarte se hizo de la vista gorda. La activista María Elena Morera, presidenta de Causa Común, declaró que los presuntos responsables de abusar sexualmente de Daphne “ya están fuera del país”.
La activista culpó a Duarte de la huida de los agresores.
Por otra parte, se publicó en los medios, que Diego Cruz Alonso, uno de los presuntos violadores, el 28 de marzo salió de México con destino a la capital española.
También Enrique Capitaine Marín, otro de “Los Porkys” dejó el país y se encuentra en The Woodlands, Texas, donde su familia tiene una casa.
De los otros dos pandilleros se desconoce su paradero.
Del gobernador de Veracruz no se podía esperar nada positivo. Las autoridades ya demostraron varias veces que la aplicación de la justicia les vale un soberano cacahuate. Ya nada de lo ilegal que ocurre en esa entidad es sorpresa. Sirvan como ejemplo las tragedias de los jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca y en Papantla. En ambas situaciones, las víctimas fueron detenidas por policías y entregadas a la delincuencia organizada.
Ya no se volvió a saber nada de los muchachos.
Únicamente se conoció la versión de uno de los verdugos en el caso de Tierra Blanca. Declaró que los cinco jóvenes levantados fueron torturados, quemados y sus cenizas arrojadas al río.
En Papantla, otros tres jóvenes corrieron idéntica suerte.
Los veracruzanos se encuentran hartos de tanta delincuencia e impunidad, pero a Duarte lo tiene sin cuidado el descontento de sus paisanos. Le preocupa más la guerra contra su enemigo, el candidato del PAN a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes, otro sujeto impresentable que chapotea en el mismo lodazal que el gobernador.
LA POLICÍA MUNICIPAL
Al paso que vamos, en poco tiempo ya no se sabrá distinguir entre un policía municipal y un delincuente. Cada vez son más los crímenes en los que los uniformados participan, como cómplices o como verdugos.
En Michoacán detuvieron al director de Seguridad Pública Municipal de Carácuaro, Roberto Chávez Paz, y a 28 elementos más, entre ellos dos comandantes y un par de jefes de grupo, como presuntos responsables del asesinato de dos civiles emboscados y asesinados a balazos el último día de marzo.
La noticia fue escueta. Las víctimas respondían a los nombres de Ignacio “T”, de 35 años de edad; y Wilmer “A”, ultimados a tiros en el sitio conocido como Puerto de la Cruz, en la carretera Eréndira-Carácuaro.
Las autoridades federales tienen el proyecto del Mando Único para organizar a los uniformados municipales, pero van lentas.
Además, dicho mando difícilmente brindará resultados positivos, porque la unificación no será suficiente, pues tendrá que ir aparejada una educación esmerada, mejores salarios y mayor capacitación a los encargados de brindar seguridad.
Para lograr esos propósitos, se necesita cambiar a todos los policías por nuevos elementos, menos viciados y con otra visión de servicio.
Los uniformados municipales de ahora arrastran vicios de conducta difíciles de erradicar, porque obligados por las circunstancias, o empeñados en aliarse con delincuentes, su desempeño deja muchísimo que desear.
En tiempos pasados, los policías municipales cumplían con el “deber” de detener a los borrachos. En el presente, algunos se olvidaron de sus funciones y forman parte de bandas de criminales.
Mientras, en Michoacán, las denominadas autodefensas amenazan con reactivarse debido a la inseguridad en la entidad.
Feliz fin de semana.