Un mundo románico
¬ José Antonio López Sosa jueves 7, Abr 2016Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Cataluña, España.- Más allá de la ciudad de Barcelona o el conflicto independentista catalán, estas tierras están llenas de historias, mitos y leyendas que formaron parte de la España del siglo XX y a lo largo de miles de años.
En la región de los Montes Pirineos, cerca de la frontera con Francia, las tierras catalanas fueron un reducto cristiano durante los ocho siglos de dominio musulmán en la península ibérica.
Quizás por la lejanía y porque no había riquezas más allá de las naturales en las montañas, estas regiones no fueron convertidas al Islam y formaron parte del cristianismo romano primitivo, aquel que heredó el dominio de la Roma antigua y lo depositó sobre la Santa Sede.
Desde el norte de la península itálica llegó la influencia románica, tanto en arquitectura como en pintura, escultura y sobre todo, con relación a la religiosidad. Desde los últimos años del primer milenio y hasta los siglos XII y XIII, el esplendor románico alimentó el espíritu no solo religioso, sino cultural y social de la región pirinéica de Cataluña, como parte después del reino de Aragón y finalmente integrando una España unificada.
En esta región de España se puede comprobar que la edad media no sólo fue oscurantismo, sino también una época en que el arte se desarrolló de distintas formas, sobre todo el arte sacro.
Es impresionante observar los arcos de medio punto y las grandes iglesias construidas con grandes piedras al pie de las montañas, en pequeñas colinas y valles, sobre todo con la precaria tecnología arquitectónica que existía en aquellos años.
Buena parte de las iglesias migraron al barroco en su decoración interna tras la llegada del renacimiento, sin embargo conservan el estilo original en cada uno de los pueblos alrededor de los Pirineos.
Es una zona que desde hace más de dos décadas se ha dedicado al turismo, tanto con las estaciones de esquí en lo alto de las montañas en el invierno, como con las actividades de naturaleza en el verano y por supuesto, por esta herencia románica única en esta región de Europa.
Nunca pensé que Cataluña guardara estos secretos más allá de Barcelona, más allá de lo que cotidianamente hemos escuchado de estas tierras.
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