Un cuento sin final
¬ Salvador Estrada jueves 31, Mar 2016Folclor urbano
Salvador Estrada
Érase que se era un imperio donde los partidos políticos los representaban un burro y un elefante que se disputaban el reinado de un palacio blanco en donde podían hacer y deshacer a su antojo por el gran poder que les daba estar ahí, en la casa del águila bicéfala.
Una güera y un rubio copetón eran los candidatos de esos símbolos zoomorfos que irían, por la lucha final en noviembre, mes en que se festeja “la noche de las brujas”.
Y esa tradición los ponía nerviosos porque ambos pensaban que las brujas de Salem podrían intervenir en las elecciones para vengarse de los puritanos, que las habían condenado cuatro siglos atrás.
Pero realmente el copetón sí tenía de qué preocuparse porque en su campaña para llegar al palacio blanco había acusado de malos y ladrones a los habitantes del pueblo vecino, un pueblo de tradiciones que tenía como símbolo un águila y una serpiente. Y como era un rubio millonario, siempre llevaba guardias que golpean a quienes no estaban de acuerdo con él.
Bueno, era tanto su poder que llegó a correr de sus actos políticos ¡a los periodistas! El cuarto poder, que es tan respetado en ese país, fue blanco de su ataque discriminatorio.
La güera, mientras tanto, luchaba por la unidad de los habitantes de ese país, porque en él vivía gente de diferentes razas y costumbres, que se habían adaptado, y que respetaban sus leyes, pero que el copetón no los quería y no los podía ni ver por lo cual ya había anunciado que de llegar a ser el ganador de la contienda electoral mandaría construir una barda de 3 mil kilómetros.
Su jefe de campaña, en el más reciente acto proselitista del candidato copetón, jaloneó a una periodista que hasta un moretón le dejó en su brazo, sólo porque en una conferencia le hizo una pregunta.
El sujeto defendió al millonario copetón y dijo que el moretón ya lo tenía la periodista.
En ese país se hacen “changuitos” y se reza para que no gane el rubio copetón, porque creen los religiosos que “será una amenaza para el mundo”.
Y en el país del águila y la serpiente un grupo de perredistas sacó la cara, ¡para combatir al candidato discriminador! “porque no se pueden quedar callados ante las críticas del magnate”
El final de este cuento terrible está por contarse. Los votantes que aman la paz y la libertad están a favor de la güera, pero como el dinero compra votos, los comicios serán cuestionados.
Y si gana significa que los cuatro jinetes del Apocalipsis ya están cabalgando y que sólo nos queda la guerra final ¡el Armagedón!