Escoltas de élite
Freddy Sánchez martes 29, Mar 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Qué bueno que al fin se aplicará en la Ciudad de México una normatividad para evitar abusos contra la ciudadanía por parte de los encargados de prestar servicios de escolta y protección.
Cosa nada fácil naturalmente, puesto que la mayoría de los individuos contratados por distintas clases de empresas privadas para proporcionar esos servicios de seguridad personal, suelen operar en la anarquía.
Sus contrataciones se dan primordialmente sin revisar antecedentes de los elementos a contratar, además de que dichas compañías carecen de programas de capacitación para su personal, eluden registros oficiales, no cuentan con bitácoras de servicios de cada actividad que realizan diariamente sus empleados, permiten el uso de armas prohibidas por la ley, suelen omitir el pago de sus impuestos y en suma están lejos de ofrecer un mínimo de calidad en los servicios que alquilan por doquier.
De modo que es imperativo que la regulación a implementarse se aplique rigurosamente para la detección y el control de cada pequeña, mediana o gran empresa dedicada a la tarea de guardia y protección entre los interesados en contar con este apoyo.
Y en ese aspecto, es preciso que se sancione con severidad a los empresarios de la seguridad que se sustraigan al sometimiento de estos controles, lo que posiblemente requerirá hacer más enérgica la legislación existente para evitar que sigan proliferando las compañías carentes de calidad y un debido registro de sus elementos y las actividades que estos realizan cada día.
Por esa razón es menester que las normas a ponerse en práctica ciertamente garanticen orden y eficiencia en el desempeño de las actividades de seguridad por parte de empresas privadas.
Sin importar el tamaño de las compañías dedicadas a estas tareas es preciso que en cada caso de aplique una minuciosa inspección y se proceda a la inmediata clausura de las instalaciones de aquellas empresas que no cumplan con los requisitos de calidad que requiere un servicio de esta naturaleza.
Basta ya de solapar a los que en su único afán de lucrar con la intranquilidad de quienes se sienten en riesgo de sufrir algún ataque a su persona o sus bienes patrimoniales, recurren a contratar personal que no cuenta con la debida capacitación e incluso como puede uno imaginarse posiblemente tienen antecedentes penales o ellos mismos ponen en riesgo a sus contratantes al estar coludidos con delincuentes.
La depuración de las compañías de seguridad en la Ciudad de México amerita pues, acciones contundentes y no solo medidas a medidas que en nada favorecerán un cambio real en torno a los servicios de escolta y protección entre particulares.
Así que examinar los perfiles de cada elemento de seguridad para estar ciertos de que no son adictos a las drogas, ni fueron procesados por algún delito en el pasado, además de contar con las habilidades propias para el correcto desempeño de sus funciones, debe ser parte fundamental de la nueva política de control de las empresas de seguridad.
Esa patraña de dotar de gorra, macana y uniforme a cualquiera que aparezca en una empresa de seguridad y después ofrecer sus servicios a particulares como si se tratara de personal competente y confiable se debe terminar del mismo modo que convertir a individuos violentos y prepotentes en escoltas que andan por la vida atropellando arbitrariamente a la gente.
Mucho habrá que hacer por consiguiente para lograr que efectivamente la Ciudad de México cuente con un servicio de escoltas de élite.