El terrorismo golpea ahora a Bruselas
Roberto Vizcaíno miércoles 23, Mar 2016Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Los islamistas buscan minar al sistema democrático occidental
- Sus ataques crean una fuerte sensación de inseguridad en la población
- El de ayer, apenas un eslabón más de una larga cadena de atentados
Los objetivos del Estado Islámico en Europa son certeros. Hasta hoy han logrado su objetivo: quebrar la confianza de gobiernos y ciudadanos en sus instituciones de inteligencia y seguridad, y a someterlos a vivir en pánico.
Y, en el fondo, quebrar el sistema democrático y de libertades, de respeto a los derechos humanos y de libre albedrío, acabar con la meta de una comunidad de naciones sin fronteras, por todo lo que han luchado y son los europeos. Sistema al que aspiramos otros muchos en el mundo.
Al atentar en España, luego en Francia y ahora en Bélgica, el Estado Islámico envía el mensaje de que nadie en Europa, ni en ninguna parte, puede dormir tranquilo.
El Estado Islámico ya también lo hizo en Estados Unidos con su versión de Al Quaeda bajo el mando de Osama Bin Laden, primero al destruir las Torres Gemelas en Nueva York, y hace unos meses en San Bernardino, California, al provocar la muerte de 14 personas y lesionar a 22 más.
La suya, es una guerra contra todos los no islamistas, los infieles, entre quienes nos incluimos casi todos los mexicanos.
El atentado de ayer en el aeropuerto y en el Metro de Bruselas, Bélgica, tiene ese fin.
El de ayer es apenas uno más de los eslabones del terror, pues el 2 de diciembre pasado ocurrió lo de San Bernardino que dejó 14 muertos y 22 lesionados, y el 13 de noviembre fueron los 7 atentados en Paris que dejaron 134 muertos y más de 40 lesionados.
En enero del año pasado ocurrieron el ataque al semanario satírico Charlie Hebdó y el asalto a un pequeño supermercado judío.
Los denominadores comunes de todos estos atentados son:
- Que los atacantes son jóvenes nacidos en Europa, en familias provenientes de países árabes.
- Su afiliación al Estado Islámico.
- En su mayoría ex combatientes en Siria o Irak. Todo ello ha provocado un duro debate interno en el continente europeo que apunta a una reestructuración de sus políticas de derechos humanos y de migración.
De entrada la necesidad de establecer una política común y acciones conjuntas destinadas a acotar y actuar contra sus propios ciudadanos, va ganando terreno.
Sobre todo aquellos que han sido coptados por la Yihad extrema y enrolados en las guerras de Siria e Irak al lado del Estado Islámico y Al Qaeda.
Investigaciones de los servicios de seguridad europeos y de Estados Unidos, han encontrado que no pocos jóvenes europeos, hartos del largo período de paz y tranquilidad en sus respectivos países, son atraídos por la excitación de participar en un conflicto bélico ajeno a ellos.
En esta atracción, dicen, cuentan la influencia y penetración extrema de los juegos digitales violentos donde los personajes son abatidos sólo para levantarse, sacudirse el polvo y volver a la carga.
Los analistas indican que los yihadistas se aprovechan de este ambiente para reclutar a jóvenes franceses, ingleses, alemanes, italianos, españoles, belgas y de otras nacionalidades, prometiéndoles además participar por una causa religiosa.
Así los servicios de inteligencia continentales han encontrado que al menos 1 mil 400 jóvenes franceses, unos 550 alemanes con y unos 500 ingleses forman los contingentes más numerosos de ciudadanos europeos que han ido a combatir al oriente medio. Les siguen unos 300 jóvenes belgas, unos 170 austriacos, unos 125 holandeses, 90 suecos, 70 españoles y unos 55 italianos. Otros igualmente cercanos, son los 1 mil 300 rusos, los 250 de Georgia, los casi 100 de Albania, los 30 de Noruega y los casi 30 de Suiza que y también han sido enrolados, entrenados y enviados a las guerras de Siria e Irak.
Esta corriente suma además a unos 3 mil jóvenes tunecinos, unos 2 mil 500 saudís, unos 1 mil 500 marroquíes, unos 1 mil 300 jordanos y unos mil turcos. A partir de este fenómeno surgen varios graves problemas.
Uno es que quienes van a las guerras y no mueren en ellas, terminan por regresar para convertirse en una permanente amenaza contra las naciones europeas.
Otro problema es que no todos los jóvenes europeos reclutados y convertidos al Islam extremo, a la Yihad, logran ser enviados a las guerras. Entonces se quedan larvados, incrustados en sus respectivas sociedades y países hasta que son activados por un mandato casi imposible de ser intervenido.
De acuerdo a las investigaciones al parecer algo así ocurrió en el ataque terrorista realizado por los hermanos Chérif y Said Kouachi contra los periodistas del semanario humorístico “Charlie Hebdo”, en enero de 2015.
UNA LARGA CADENA
En este contexto el atentado de ayer en Bruselas, con los antecedentes antes citados, se suman a una cadena de ataques de la Yihad sobre Europa.
Ya en 2012, el francés Mohamed Merah, excombatiente de la Yihad en Afganistán y Paquistán, regresó a su país y asesinó a siete otros franceses, incluidos tres escolares judíos, en las ciudades de Montauban y Toulouse.
En 2013, otro francés, Mehdi Nemmouche, quien había sido enrolado para combatir en Siria, regresó a Francia y mató a cuatro personas en el museo judío de Bruselas.
Luego de eso los gobiernos del continente comenzaron a negociar medidas comunes para poner combatir este fenómeno. Los gobiernos de la Unión Europea han hablado de homologar estrategias y un mayor control de pasaportes además de pedir la colaboración de Facebook, Twitter, Google y Microsoft a quienes quieren involucrar en el establecimiento de un control de mensajes de posibles terroristas a través de la Red.
En noviembre pasado los gobiernos de la UE acordaron intensificar esta estrategia involucrando también a las líneas aéreas para establecer un mayor control de pasajeros, en especial de los ex combatientes en medio oriente.
UN CASO ESPECIAL
Sin duda dentro de esta cadena de atentados un caso excepcional fue el del asalto por yihadistas del Estado Islámico al tren rápido Thalys 9364 que cubría la ruta Amsterdam-París, y que fue frustrado tres jóvenes estadounidenses que se encontraban de vacaciones en Europa.
Los hechos ocurrieron a la altura de la localidad francesa de Oignies, luego de que 2 marines y un estudiante vieron a un empleado del tren correr por el pasillo seguido por un hombre armado con un rifle automático Anthony Sadler, estudiante de la Universidad Estatal de Sacramento; Spencer Stone, de Carmichael, California y miembro de la Fuerza Aérea quien acababa de regresar de Afganistán, y Alek Skarlatos, un Guardia Nacional de Roseburg, en Oregon, todos amigos desde la infancia, viajaban tranquilos a bordo del tren. “Cuando el atacante se preparaba para disparar, Alek gritó: ‘¡Ve, Spencer!’ y Spencer corrió por el pasillo… Spencer derriba al chico armado y Alek forcejea para apartar el arma de él pero el pistolero saca un cúter y corta a Spencer varias veces. Los tres lo golpeamos hasta que estuvo inconsciente”, indicó Sadler.
El atacante logró herir en el cuello a otro pasajero, quien fue atendido por el británico Chris Norman. Los jóvenes fueron condecorados por el presidente de Francia, Francois Hollande y recibieron el reconocimiento del presidente estadounidense Barack Obama y del primer ministro británico, David Cameron.
El atacante fue identificado como Ayoub El Kahzzani, un ciudadano marroquí de 26 años, quien fue fichado desde 2014 por España por su radicalismo islámico. Según el diario El País, el agresor vivió en España y luego en Francia durante 2014. El marroquí había viajado a Siria.
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