La “guarra” en el banquete
Francisco Rodríguez viernes 18, Mar 2016Índice político
Francisco Rodríguez
La comida organizada por Diego Fernández de Cevallos, en una de sus mansiones campestres de Guanajuato, es algo de lo más ofensivo, proveniente de un cenáculo de personajes que conforman parte del uno por ciento de los bestialmente enriquecidos con el sudor y la sangre del pueblo de México.
No es la primera vez que los junta en un solo chiquero el nefasto barbón, icónico entre los descremados panistas y sus elegíacos coros de Milenio, el periódico del tiraje de 3 mil ejemplares diarios, que inexplicablemente cuenta entre sus haberes con una concesión televisiva, que a lo mejor es de todos los quincalleros… y de ninguno.
No fue una reunión de amigos, como quiso hacerlo aparecer el Periscope de la imprudente, guarra y ñoña Xóchitl Gálvez, quien subió las escenas a la red. Es el testimonio involuntario del grupito del saqueo y de la befa, del escarnio; una descarada escenografía del humor cutre que retrata la impudicia de un grupo de desalmados.
Reunidos, en camaradería burlona, dirigentes de partidos, líderes de todos los colores opositores, millonarios, Salinas de Gortari, secretarios del despacho presidencial —que no de Estado, pues éste es un régimen presidencialista y no parlamentario—, personitas, Felipe Calderón, proyectos de candidatos “independientes”, lamesuelas, el engañabobos Jorge Gutman Castañeda, demostraron palpablemente que no hay una sola diferencia entre ellos. Que todos son del mismo barro.
Comensales se enca…nijaron con Gálvez
“¡Aquí está todo mundo!”, expresó con algarabía de orgasmo la infausta Xóchitl, a la vez que en las caras de los comensales se reflejaba la molestia y el temor—sí, el capital y los ladrones son animales miedosos— como si sintieran estar filmados por alcaides y mayoras de alguna reclusión de presos de altísima peligrosidad. En esas reuniones todo es peligroso. Basta verlos.
La real impertinente, la que ha esgrimido su lenguaje procaz para abrirse paso entre el panismo ordinario, el fascismo y el filonazismo rampante, demostró qué tan poco confiable es, no sólo para sus gobernados, sino para los molestos y cariacontecidos ricachones y borrachines que aparecen a fuerza en las imágenes. Más amargo que tragar cicuta.
Xóchitl demostró que es cierto el viejo adagio mexicano: “Los políticos son como una vaca arriba de un techo; uno no se explica cómo el inmenso animal llegó a un lugar tan alto”. Igual que la gran mayoría de los descastados que le estaban rindiendo honores al perverso huizachero.
Ahora sí, sintieron en carne propia lo que los ciudadanos de la Miguel Hidalgo padecen cuando esta mentecata -acompañada de su conserje nazi (City Manager, le llama), Arne aus den Ruthen Haag, formado en el nido fascista del panismo de la demarcación Benito Juárez— violan sus derechos humanos de integridad y de privacidad a mansalva.
Calderón menospreció al Chucho Navarrete
“¡Aquí están todos!”, festeja su ocurrencia la trepadora, como si todo el mundo fueran nada más ellos. Los jodidos no existen en su cerebrito traicionero, en su ignorancia voraz. En su loca carrera para integrarse de cualquier modo a los verdaderos buitres. Nunca entrará, no pasará, porque la consideran bocona e insensata. Hasta entre los perros, hay clases.
En las caras de los magnates se refleja el disgusto, la desaprobación hacia la audacia de la pesada e inoportuna con cámara en mano. Calderón le dice, nervioso, como pretendiendo generar un chiste -de mal gusto, como siempre, como él mismo- que ahí está Carlos Navarrete -perredista o Chucho- “estacionado en doble fila”, como si no mereciera apersonarse en esa corte.
Y no, no es El festín de Babette, que retrata la historia de aquella cocinera francesa del famoso comedero parisino Des Anglais, que prepara con sus ahorros unos platos deliciosos, casi espirituales, para una aldea de pescadores daneses. La que acaba diciendo: “un artista nunca es pobre, porque hace felices a los demás”.
Se parece más a La gran comilona, donde el genial Marco Ferreri destaca un banquete grotesco, de glotones neuróticos , cinta que evidencia los absurdos físicos y morales de la sociedad. Un retablo del pantagruelismo de los indolentes, que acaban muriendo como reses congeladas y sus carnes terminan siendo devoradas por los perros callejeros.
Y es idéntica, eso sí, a aquella escena de El fantasma de la libertad, del genial Luis Buñuel, en la que transmuta un acto tan primario—y a menudo repugnante— como la ingestión de alimentos (salivación, masticación, deglución), por la de una fábrica de excrementos donde un grupo se reúne para defecar y leer diarios y revistas, mientras un hambriento se excusa para acudir a un pequeño cuarto donde come con vergüenza. ¿No habría que avergonzarse del consumo y compartir civilizadamente las deposiciones de nuestra vergüenza? O en palabras de Hutak Rashtomi: “La ingesta nos esclaviza, la excreción nos libera”.
Ralea de extraviados y extraños que nos socava
La comilona de Jerécuaro, organizada por el donatario de los carísimos terrenos costeros de Punta Diamante, en Acapulco, de las manos manchadas de sangre y patrimonialismo neurótico de Carlos Salinas, en agradecimiento eterno por haberlo reconocido como Presidente —a pesar del fraude electoral de 1988—, reúne a los que en público juegan con dos caras. Ambos, Fernández de Cevallos y Salinas de Gortari, pagaron 60 y más millones de pesos a Carlos Ahumada, para que divulgara los videos infamantes a AMLO.
Pero en privado sólo tienen una: la verdadera, la que los asemeja aspiracionalmente a quienes quisieran ser: El protector de pederastas, Norberto Rivera, que los domingos se viste de cardenal y en Acapulco nada con sus “pecesillos”, jóvenes galane$ que les acerca y paga el salomónico anti-publirrelacionista.
Es la misma ralea de extraviados y extraños que en México socava los derechos elementales de desprotegidos y minorías raciales y étnicas, que la que empuja entre los republicanos al lenguaraz Donald Trump en sus atropellos de migrantes mexicanos, latinos y musulmanes. ¿O de aquí van a salir los contestatarios? ¿Cómo? Si son los mismos.
Y sus carnes serán pasto final de los perros
Porque la ultraderecha retrógrada no se produce por países, sino por segmentos, por sectores y por franjas de validos y beneficiarios de la gran miseria. Son los hambreadores de siempre. Los que aprovechan el mínimo resquicio para sacar provechos desproporcionados e infames. A los que aterra exhibir sus debilidades endémicas.
La guarra se cuidará de hoy en adelante para sacar su Periscope sin el permiso de los aludidos, para utilizarlo fuera de tiempo real. Ya la regañó Diego, con ese lenguaje exótico que amilana a los estultos. Los carroñeros sorprendidos, redoblarán el número y ferocidad de sus guaruras y procurarán seguir reuniéndose en lugares más protegidos, si es posible a piedra y lodo.
En México, los negocios y la política, se han convertido en las vedetes, oxigenadas, de tercer talón, que montan sus escenitas en el teatro del escarnio. Están en el centro de la befa de los desposeídos y de las clases pensantes y trabajadoras, a las que todavía les interesa conservar el país, o como quiera que esto todavía se llame.
Los que viven en el horizonte de la miseria, apuestan por la cultura, por el análisis crítico de nuestra realidad, no por los disfraces del Periscope. Apuestan porque no se despoje a las palabras de su poder fundador, de su capacidad reveladora. En esto, no admiten negociaciones o componendas. Ningún grupito de carroñeros podrá contra esta corriente, que ya es un alud.
Frente a ellos, la nata de depravados y prevaricadores. Los que persisten en seguir construyendo los muros, junto con Trump, de un reducto con poca tolerancia a la justicia y proclividad contumaz a la desigualdad, al latrocinio, al asalto en despoblado.
Son el uno por ciento de la ignominia, la molicie, la corrupción, la represión y la impunidad rampante.
Guarras, como la Gálvez, y Diego y el resto de sus invitados, sirviéndose en el mismo plato… ¡Hasta que sus carnes sean pasto de los perros!
Índice Flamígero: En esta emergencia ambiental nadie ha reparado en el hecho de que todos los llamados verificentros son propiedad de Jorge Kahwagi. Cada uno le deja entre 800 mil y un millón de pesos al mes… más las “buscas”, que no son pocas, y que han provocado –entre mil razones más, que los capitalinos respiremos aire contaminado. + + + Mi agradecimiento a don Alfredo Álvarez Barrón y a su alter ego El Poeta del Nopal por el epigrama que, desde Zacatecas, donde reside, dedica a este escribidor por el premio que hace un par de días me otorgara el Club de Periodistas de México: “Es un merecido premio, / pasión por la vieja escuela, / verdad que se nos revela, / pluma ejemplar para el gremio; / con el tesón de un bohemio / avanza en el laberinto / de la razón, por instinto, /elude toda estridencia / dominado por la urgencia / ¡de ver un país distinto!”. Muchas gracias, don Alfredo, espero honrar sus palabras con mi trabajo cotidiano.
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