Contaminación en la Ciudad de México
¬ Mario San Martí miércoles 16, Mar 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
- Contingencia llega a la Cámara de Diputados
Después de las recientes eventualidades relacionadas con fenómenos meteorológicos y de contaminación ambiental en todo el territorio nacional, éstos pusieron en el ojo del huracán al gobierno de la Ciudad de México, primero porque ante los fuertes vientos los capitalinos nos enteramos que los cientos de anuncios publicitarios que han invadido las azoteas de casas y edificios, así como de otros que se han instalado en áreas libres, y que visualmente contaminan la vista citadina, operaban de manera irregular o bien también de manera ilícita algunos gozan de permisos que dejan duda en cuanto a su legal origen.
Además de funcionar con permisos apócrifos, el hecho de que muchos de ellos no hayan soportado la fuerza de los vientos que soplaron en la ciudad, provocó la molestia de los habitantes de la ahora llamada CDMX, ya que el vencimiento de estructuras endebles no sólo pusieron en riesgo vidas y patrimonio, sino que los mismos son sinónimo de actos omisos de la administración local.
Se dice que en los registros oficiales existen más de 6 mil anuncios espectaculares, de publicidad diversa, pero es un hecho que a la vista de todos el número parece mayor, mucho mayor, lo que de alguna manera habla de ingresos extraordinarios y mal habidos de inspectores y supervisores en la materia, pero que si le rascamos un poquito el descubrimiento será que no están solos, que detrás de ellos hay un “padrino, protector o benefactor” que despacha detrás de un escritorio público y día a día estira la mano para pedir cuentas a sus subordinados. Eso es seguro.
Lo también lamentable en este tipo de contaminación visual, además de actos de corrupción, es que muchos de los monumentales anuncios están colgados con los llamados “diablitos” a corrientes de energía eléctrica y que detrás de la tolerancia y permisos respectivos es un hecho que hay el correspondiente “entre” o sea más corrupción.
Otro aspecto que nos llamó la atención es que ante los fuertes vientos la ciudad gozó de una transparencia inusitada y la limpieza nos permitió observar una metrópoli pocas veces vista en cuanto a su calidad de aire, pero, el pero de siempre, el gusto nos duró pocos días, casi horas, ya que los índices de contaminación ambiental se dispararon al grado de que las autoridades declararon medidas de contingencias, en su fase 1, lo que propició que muchos vehículos no circularan y en los centros deportivos y educativos se recomendara la cancelación de todo tipo de actividades al aire libre.
La medida por supuesto que fue acertada, lo malo es que en la implementación de estas acciones las autoridades poco nos han dicho que gran parte de esta contingencia se debe al deficiente transporte público; a un trasporte concesionado que funciona con altas emisiones de contaminantes y con la complacencia de las autoridades ambientales; a unos centros de verificación que con “una módica cantidad” casi todos los vehículos con más de 10 años de antigüedad hoy circulan por las calles de la ciudad, a pesar de que a todas luces se observa que detrás de ellos la única señal de su paso son el humo y el ruido.
La contingencia ambiental decretada, ya con dos días seguidos, es una prueba más de que las obras en la ciudad no tienen planeación, ya que vialidades diversas reciben mantenimiento como la pavimentación y el bacheo en horas pico; otras más han sido reducidas en su circulación como es el caso de las obras del segundo piso que se construye en la salida a la ciudad de Cuernavaca.
A lo anterior se suma la reciente implementación del nuevo reglamento de tránsito que, para el caso de algunas calles y vialidades primarias, se ha reducido la velocidad de los autos y hoy en día es más fácil y rápido llegar a nuestros destinos por encima de una tortuga y la rapidez con que se mueven. Obvio, velocidades de circulación de 20 y 30 kilómetros por hora, generan mayor numero de emisiones contaminantes, por un lado y por otro, provocan inmovilidad y aglomeraciones en horas pico, y para llegar a esa conclusión no hay que ser experto en la materia, no, con que uno viaje por la ciudad sin el apoyo de helicópteros y motocicletas que nos habrán el paso es más que suficiente. En fin, esa es la ciudad que con Miguel Ángel Mancera tenemos.
OTRO TIPO DE CONTAMINACIÓN.- A propósito del tema, donde también hay visos de contaminación, pero de carácter electoral, es en la Cámara de Diputados, ya que por la sola insinuación de juicio político contra la llamada “chapodiputada”, la sinaloense Lucero Sánchez, en todos los grupos parlamentarios afloran sentimientos de índole ajeno a los de la justicia.
En el caso de la legisladora local el asunto se ha ventilado de diversas maneras y también las autoridades judiciales han documentado los delitos en los que se le vincula, por eso el juicio político que se ha iniciado en la Sección Instructora, órgano legislativo que determinará si procede o no la solicitud de desafuero, para ya sin inmunidad de ningún tipo esta persona enfrente la justicia, pero eso al parecer pocos lo entienden entre pares y como lo que se avecina son tiempos políticos electorales, rumbo al 5 de junio del presente año, los asuntos legislativos también tienden a que se les decrete una especie de contingencia ambiental, donde muchos de los asuntos caerán en la inmovilidad. He dicho.