El “jeque” charro
¬ Augusto Corro miércoles 16, Mar 2016Punto por punto
Augusto Corro
Todos los males se juntaron para llevar a Petróleos Mexicanos (Pemex) a una crisis profunda.
Se habla de esos factores dañinos en los que caben la improductividad, negligencia, corrupción, abusos, deterioro, pérdidas económicas, etc.
Y extrañamente no se habla del Sindicato Petrolero que encabeza su líder el “jeque” charro, senador Carlos Romero Deschamps.
Si Pemex se encuentra hundido, el dirigente no se da por enterado. Sus privilegios continúan viento en popa.
¿Algún sacrificio del sindicato para sacar a la empresa del abismo? Ninguno. Al contrario, Romero Deschamps sólo colaborará con su presencia sumisa e indolente.
A cambio de aceptar un contrato colectivo a modo, el líder petrolero resultó ganador, pues la empresa se comprometió a entregarle cada año 296 millones 533 mil 90 pesos para conmemoraciones, celebración de asambleas, gasto por revisiones contractuales, justas deportivas y “apoyo a la comunidad petrolera”.
A lo anterior debe sumarse el sinnúmero de beneficios que obtiene Romero Deschamps en su calidad de máximo líder petrolero, que disfruta desde hace dos décadas. Su presencia en el comité ejecutivo obedece al juego antidemocrático, abusivo, repudiado por los trabajadores.
Al desprestigio del “jeque” charro se suma una lista de procesos judiciales y laborales por supuestos actos de corrupción en el Sindicato Petrolero y por su participación en el denominado “Pemexgate”, que consistió en la salida de dinero de esa empresa para campañas políticas de su partido.
Es posible que en sus actitudes desmesuradas, el líder intente emular a los riquísimos petroleros árabes que derrochan el dinero a manos llenas. Claro, con la diferencia que esos extranjeros son los dueños del oro negro, mientras que Romero Deschamps es un dizque sindicalista abusivo.
Cuando se empezó a mencionar la reestructuración de Pemex, se pensó que la escoba empezaría a barrer a los líderes charros; pero resultó que no; estos se quedaron para continuar con su vida de jeques, como si fueran propietarios de la empresa.
Y claro, los privilegios (posible enriquecimiento inexplicable) que disfruta el dirigente también llegan hasta su familia que disfruta de viajes por el mundo y es dueña de carros deportivos, con propiedades en el extranjero.
En fin, Pemex se encuentra en situación compleja, difícil, no así su “jeque” charro que ni suda ni se acongoja. Y ya que tocamos el tema de Pemex, ayer en la mañana se registró un incendio en una toma clandestina en la autopista Puebla-Orizaba, a la altura del kilómetro 188. No hubo lesionados.
Por cierto, el saqueo de combustible en los ductos petroleros se volvió una acción cotidiana, debido a la incapacidad o contubernio con las autoridades para esa práctica.
No hay manera de detener la “ordeña” de combustible que alcanza pérdidas millonarias, desde hace muchos años.
ATAÚD FRENTE A PALACIO DE GOBIERNO
El cuerpo sin vida de un adolescente en su ataúd fue colocado frente a las oficinas del gobernador de Veracruz, Javier Duarte. Se trató de una manera singular de protestar por la espiral de violencia que azota a aquella entidad.
La víctima, Carlos Fernando Hernández Domínguez, de 16 años, recibió tres balazos de fusiles AR-15 cuando un grupo de delincuentes intentó secuestrar a su padre, el empresario Carlos Hernández Marín.
Los hechos se registraron el fin de semana (sábado, en la noche), en la avenida Villahermosa de la colonia Progreso, en el suburbio de la capital veracruzana, cuando la familia se disponía a dejar el expendio de pollos “El Campirano”. Los sujetos no lograron secuestrar al dueño del negocio y huyeron.
Familiares y amigos del menor decidieron protestar con su ataúd frente a las oficinas del mandatario Javier Duarte. En ese lugar, gritaron consignas “contra la inseguridad y la ola de violencia”.
Veracruz, durante el gobierno de Duarte, empezó a vivir horas de terror derivado de las acciones del crimen organizado: diecisiete periodistas fueron asesinados; los secuestros no ceden y las extorsiones son ya algo común.
En aquella entidad la pobreza crece aceleradamente igual que la corrupción de los funcionarios públicos. No olvidar que el gobernador se encuentra en un situación difícil luego de que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró un desvío de 35 mil millones de pesos del tesoro público.
Ante ese panorama convulso, se alzó la voz de una familia que perdió a su hijo sin la esperanza de que los asesinos sean capturados y paguen con cárcel su delito.