¿Caló hondo la visita del Papa?
¬ Salvador Estrada martes 8, Mar 2016Folclor urbano
Salvador Estrada
Ya se va a cumplir un mes de la visita del Papa Francisco a México y hasta el momento, se desconoce, todavía no hay estadísticas, si el número de fieles en la Iglesia católica ha aumentado o sigue igual y si su mensaje evangélico ha calado en las conciencias.
Por lo pronto, los obispos ya dijeron que no tienen vida de príncipes, sino que han hecho una vida de entrega al pueblo. “Los obispos mexicanos han venido acompañando al pueblo sufriente y apaleado, haciendo una vida de entrega al prójimo y no de príncipes, sin contacto con el rebaño”, dice el semanario “Desde la Fe”, en la relación al “regaño” que les dio el Papa.
En cuanto a la clase política, no se conoce ningún “arrepentimiento” un “ya no lo vuelvo hacer” por las “transas” que han realizado, evitando la licitación, con empresas constructoras para aumentar su capital político y económico. Tampoco se sabe de alguien que regrese el dinero que “guardó” para su retiro o del que dispuso cuando ese dinero estaba destinado a “combatir la pobreza” o para la construcción de “viviendas dignas”.
La mayoría de los católicos que acudieron a las vallas para ver pasar al Papa, no escucharon sus mensajes y los enterados son temerosos de cambiar al exhorto papal.
Muchos consideran que si alcanzaron la bendición papal, con ella obtuvieron el “perdón de sus pecados” y la suerte los va a acompañar en sus obras y trabajos, aunque no sea así.
La visita del Papa Francisco quedó en los anales de la historia y su gira llamada pastoral enriqueció a los negociantes de la fe, que fabricaron diversos recuerdos: camisetas, fotografías y estampitas, que al término de un acto evangélico ya estaban vendiendo.
En México, los fieles siguen con sus costumbres religiosas, pero en la próxima Semana Santa se olvidarán del sacrificio de Cristo y de la visita del Papa y aunque no tengan dinero harán todo lo posible para “irse de vacaciones”.
El Monte de Piedad es el santuario al que recurren para remediar sus males y para estar en paz en esos días de asueto.
Para estos católicos, estar tirados en la playa, es recordar a Cristo en su pasión dolorosa, viendo el mar y sintiendo la brisa
Después pedirán perdón porque “cayeron en pecado” al fin y al cabo “de los arrepentidos se vale Dios”.
Y el que esté libre de culpa, que arroje la primera piedra.