Terror sin fin
¬ Augusto Corro jueves 3, Mar 2016Punto por punto
Augusto Corro
Los cinco jóvenes desaparecidos fueron asesinados, quemados, molidos y sus cenizas arrojadas a un río.
Así lo confirmaron las autoridades a los familiares de las víctimas, tras revelar las declaraciones del policía Rubén Pérez Andrade, quien estuvo presente en el desarrollo de esa acción criminal.
El uniformado es el octavo elemento estatal detenido y con sus declaraciones podrían llevar al esclarecimiento de la desaparición forzada y la muerte de los muchachos originarios de Playa Vicente.
El 11 de enero de este año, José Benítez de la O, de 24 años; Mario Arturo Orozco Sánchez, de 27; Alfredo González Díaz, de 25; Bernardo Benítez Arróniz, de 25, y Susana Tapia Garrido, de 16, regresaban de pasar un fin de semana en el puerto de Veracruz, cuando fueron interceptados y detenidos por policías estatales en Tierra Blanca, para luego entregarlos a la delincuencia organizada de la región.
RANCHO “EL LIMÓN”, INSTALACIÓN CRIMINAL
Desde esa fecha, padres, amigos de las víctimas, se dedicaron a buscarlas inútilmente, pues fueron privadas de la vida, en el rancho “El Limón”, en Tlalixcoyan, un lugar, cuyas instalaciones servían para asesinar y desaparecer a personas.
Claro, las investigaciones continuarán hasta saber la verdad sobre el destino trágico de los muchachos. Mientras, los padres de los jóvenes sacrificados tendrán que soportar esas informaciones dolorosas, terribles, de lo que les sucedió a sus hijos.
Por lo pronto, José Benítez, uno de los padres de los muchachos, consideró que los jóvenes fueron asesinados por una venganza y advirtió que seguirán en plantón hasta que capturen a los responsables de la masacre.
Por otra parte, sigue la ola de acusaciones contra el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, pues la sociedad en general se queja de que esa entidad vive un vacío de autoridad, con un gobierno rebasado por la delincuencia organizada y agobiado por su situación financiera.
El empeño en la búsqueda de los jóvenes de Playa Vicente, animó a decenas de veracruzanos a denunciar la desaparición forzada de sus familiares y señalaron a la policía estatal como presunta responsablee de ese delito.
¿QUÉ ESPERABA AGUSTÍN?
Como intelectual de izquierda, el líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Agustín Basave, sabía muy bien lo que le esperaba en ese instituto político.
A pesar de ese conocimiento, el dirigente se lanzó a la aventura, de la que empieza a hartarse. No es para menos. En este espacio siempre comentamos que la llamada izquierda mexicana tiene una herencia devastadora: el divisionismo.
Quizá cuando los izquierdistas, en el pasado, buscaban el poder para poner en práctica su ideología, todavía podía hablarse de honestidad y convicciones. Pero una vez subidos al carro del poder, conocieron sus mieles y sus privilegios y lo que anteriormente era una lucha ideológica se convirtió en una pugna interna por intereses personales y negocios.
La lucha se radicalizó en el interior del PRD y ahora enfrenta una crisis de pronóstico reservado, por decir lo menos. No falta quien diga que ese organismo político se enfila al abismo.
LE TRONÓ EL COHETE EN LAS MANOS
En los primeros escarceos para elegir a los candidatos a las gubernaturas, el mes de junio, en el PRD se efectuaron enfrentamientos entre los grupos, porque algunos se pronunciaron por las alianzas con otros partidos, que detestaban otros y en la designación de los aspirantes también se desató la rebeldía, la falta de sensibilidad política, su alejamiento de la sociedad, etc.
Desde las primeras designaciones de los candidatos amarillos, el jefe Basave se manifestó caprichoso y amenazó con renunciar si no se cumplían sus deseos y órdenes. Nadie objetó la línea del dirigente.
Los conflictos continuaron y el último de estos que le estalló en las manos al diligente, ejemplo de intelectualidad, fue la rebeldía del senador Benjamín Robles, inconforme con la designación de su compañero de partido, José Estefan Garfias, ex priísta de hueso colorado y “delfín” del inepto gobernador Gabino Cué.
El senador Benjamín Robles renunció al PRD y pidió licencia en el Senado para ausentarse de sus actividades legislativas, con el propósito de encabezar en la entidad junto con sus paisanos una lucha “de indignación” contra la pobreza del estado (Oaxaca) que generaron políticos corruptos.
Todos los problemas del PRD ya los conocía en teoría, pero esto no fue suficiente para disuadirlo de ocupar el cargo en una de las instituciones políticas más conflictivas. Según personas cercanas al líder, este ya prepara maletas para regresar a la comodidad de su curul en San Lázaro, una vez que se confirme el ridículo perredista en la contienda electoral de junio.
De las relaciones de Basave con “Los Chuchos” todo parece indicar que dejaron de ser cordiales desde hace varios días. Sin duda, una pésima señal para el líder amarillo.