¿Podrán llegar?
Ramón Zurita Sahagún miércoles 2, Mar 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La nominación de candidatas mujeres a los principales cargos de elección popular continúa siendo minoritaria en grado extremo, sin importar el nombre del partido político del que se trate.
Procesos electorales van y vienen y las mujeres con todo y las reformas constitucionales realizadas, son relegadas en los sitios no considerados dentro de esos ajustes.
Es cierto que ahora la Cámara de Diputados cuenta con un porcentaje mayor al 40 por ciento de legisladoras mujeres y que en las alcaldías y los congresos estatales también se observa mayor participación de las féminas, pero en las candidaturas a gobernadores fueron excluidas en su mayoría por los partidos políticos en que militan.
Solamente cuatro de ellas del total del universo de candidaturas guardan posibilidades de triunfo, unas más que otras.
En Puebla participa Blanca Alcalá Ruiz como abanderada del PRI y sus partidos rémoras, en una competencia sumamente difícil contra el panista José Antonio Gali.
Lorena Martínez Rodríguez es la candidata del PRI en Aguascalientes, con una difícil tarea de ganarle a Martín Orozco, candidato del PAN y a Carlos Lozano de la Torre, gobernador del PRI.
En Tlaxcala, dos mujeres, senadoras (con licencia) ambas se enfrascaron en una cerrada batalla por el voto. Adriana Dávila Fernández, abanderada del PAN y Lorena Cuéllar Cisneros, postulada por el PRD. Lejana a ellas se observa a la también senadora Martha Palafox nominada por Morena. De ahí en fuera, las mujeres no tienen posibilidades de acceder a un gobierno estatal, más que por la vía del interinato o la suplencia.
El escenario para las mujeres en políticas no es sencillo y el crecimiento de las mismas es más lento, ya que tienen que subir peldaño a peldaño o, de plano, contar con el factor suerte que las ubica prontamente en los cuernos de la luna.
Ese factor suerte depende de muchas cosas, ya que muestra grandes contrastes como el de la primera mujer gobernadora, Griselda Álvarez Ponce de León, una mujer de letras, que trabajando en la administración pública federal fue postulada como candidata al Senado de donde brincó a la nominación al gobierno de Colima.
Contrastando con ella, la primera mujer secretario del gabinete presidencial fue Rosa Luz Alegría, quien sustituyó a Guillermo Rosell de la Lama en Turismo.
Sin embargo, la primera mujer dedicada exclusivamente a la política en alcanzar el rango de gobernador fue Beatriz Paredes Rangel, quien había sido diputada federal en dos ocasiones (lo fue dos veces más), además de presidir el Congreso de Tlaxcala.
Beatriz es embajadora en Brasil, ya lo fue en Cuba, presidió el PRI y fue secretaria general de mismo partido a nivel nacional, así como senadora, subsecretaria de Gobernación y de la Reforma Agraria, entre muchos cargos, además de presidir la Cámara de diputados en un par de ocasiones y ser candidata perdedora un par de veces al gobierno del Distrito Federal.
Su expediente es de los más completos dentro del partido tricolor, pocas personas (hombres o mujeres) lo podrían superar.
Beatriz Paredes Rangel, sin embargo, nunca ha sido considerada como aspirante presidencial para su partido.
Lo están siendo, en los actuales momentos, por el Revolucionario Institucional, la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz (Massieu) Salinas y la diputada federal Ivonne Ortega Pacheco.
Ambas forman parte del paquete de prospectos que el partido tricolor sacó a orear, para medir los alcances de cada uno de ellas con respecto a popularidad y conocimiento de los electores potenciales.
Las dos fueron integradas al grupo que conforman los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; Hacienda, Luis Videgaray Caso; Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer y Desarrollo Social, José Antonio Meade, además del presidente del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera y el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas.
Hasta el momento, ninguna de las dos consiguió posicionarse en los primeros sondeos realizados, donde resalta más la presencia de los varones.
Claudia e Ivonne provienen de familias de políticos, donde las cosas se le han dado relativamente sencillas en su ascenso a los primeros planos.
La actual secretaria de Relaciones Exteriores ha sido en dos ocasiones diputada federal, pero siempre privilegiada por la magia de las plurinominales y cuando buscó el voto fue derrotada en su aspiración por el Senado de la República.
Eso le convino, ya que fue designada secretaria de Turismo, como parte del gabinete, cargo que jamás alcanzó su padre, José Francisco ni su tío Mario, pero que superó el hermano de su madre, Carlos Salinas de Gortari.
Los apellidos Ruiz y Salinas han sido un factor abrepuertas en su carrera política, aunque en estos momentos deberá confirmar que ya vuela por si sola.
Ivonne Ortega Pacheco proviene de la rama familiar de Víctor Cervera Pacheco, uno de los políticos más experimentados y que solamente él y Ángel Heladio Aguirre Rivero, lograron ser gobernadores dos veces en un mismo estado, una de interino y otro electo en las urnas. Víctor en Yucatán y Ángel en Guerrero.
Eso le ayudó en un inicio a Ivonne, quien pasó por alcaldesa, diputada local y federal, antes de ser vencida en su intentona de ser senadora (fue de primera minoría), hasta que consiguió ganar el gobierno de Yucatán.
Se esperaba que fuese una de las figuras estelares del gabinete de Enrique Peña Nieto, pero fue confinada a la secretaría general del PRI y luego relegada en una diputación plurinominal, donde no es tomada muy en cuenta por su coordinador legislativo.
Ivonne ha confirmado con su esfuerzo los espacios conseguidos, Claudia se encuentra ante su oportunidad de oro para hacerlo. Las dos se encuentran en la edad adecuada para competir en la contienda presidencial, aunque se duda que puedan pasarla para convertirse, alguna de ellas, en candidata.