Vivimos en la región más violenta del mundo
Mauricio Conde Olivares miércoles 2, Mar 2016“Hora 14”
Mauricio Conde Olivares
América Latina y el Caribe es la región más violenta del mundo. En ella habita el 9% de la población mundial, pero se registra el 33% de los homicidios de todo el mundo.
Con una tasa de homicidios superior a 20 homicidios por cada 100 mil habitantes (y con una ligera tendencia ascendente) el problema del crimen en la región constituye una preocupación de primer orden para sus ciudadanos, destacó Santiago Levy, vicepresidente de Sectores y Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo.
Es igualmente preocupante el hecho de que, en promedio, seis de cada diez robos en la región son violentos, por lo que el crimen es la principal preocupación de la población por encima del desempleo o de la situación económica de los países latinoamericanos y del Caribe; aunque la región tiene el mayor número de agentes de policía (en promedio son 307 agentes por cada 100 mil habitantes) estos no parecen ser efectivos dadas las tasas de homicidios.
Además, la población penitenciaria en América Latina y el Caribe es de 205 reclusos por cada 100 mil habitantes, sin embargo el rasgo distintivo es que tiene la sobrepoblación más alta con capacidad solamente para 142 reclusos por cada 100 mil habitantes.
Levy es autor junto con otros especialistas del informe del BID denominado “Los costos del crimen y la violencia en el bienestar de América Latina”, que ayer comenzó a difundirse, en el que se precisa que la región de América Latina y el Caribe presenta uno de los mayores índices de delincuencia del mundo.
Desafortunadamente, dichos índices han venido aumentando durante los últimos dos decenios en varios países, lo que impone costos considerables a las sociedades y a menudo convierte el problema de la delincuencia en la principal preocupación de los ciudadanos de la región.
No obstante, esta tendencia creciente de la delincuencia no parece ir acompañada de una inversión significativa en la labor de conocer más sobre este problema y sobre la eficacia de las políticas dirigidas a resolverlo.
Las consecuencias del crimen y la violencia son graves y duraderas. El crimen y su temor influyen en la conducta de las personas, limitan las decisiones de inversión de las empresas, minan la confianza en las instituciones responsables de garantizar la seguridad pública y distorsionan la asignación de recursos públicos y privados. Además, afecta a las relaciones en todos los niveles, desde la relación de los ciudadanos con sus comunidades hasta las relaciones exteriores de los países, dado que a menudo ocurre que los delitos cruzan las fronteras nacionales, sobre todo cuando hay bandas criminales implicadas.
El crimen deprecia el capital humano físico y social de la sociedad y afecta de manera desproporcionada a los pobres, erosionando sus medios de subsistencia, ya de por sí exiguos.
Por consiguiente, crimen y violencia imponen costos significativos a la economía y constituyen una amenaza severa para el desarrollo económico de los países.
Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la seguridad ciudadana y la justicia son prioridades institucionales. El BID tiene más de 15 años de experiencia operativa en este ámbito en la mayoría de los países de la región y ha prestado apoyo técnico y financiero para la prevención y el control del crimen, destaca Levy.
En este contexto, las estimaciones de los costos del crimen y la violencia pueden arrojar luz sobre la envergadura del problema y, de esta manera, contribuir a cuantificar las inversiones, gastos y pérdidas que el delito entraña para los hogares, las empresas y el sector público.
La estimación del costo del crimen es útil para fundamentar adecuadamente las políticas de prevención y su control, así como para mejorar la asignación de recursos en la economía. También puede contribuir a sensibilizar a la población acerca del problema y situar el tema en la agenda política a nivel nacional e internacional.
¿Cuál es el costo del crimen y la violencia en el bienestar en América Latina y el Caribe? ¿Cómo se pueden medir? ¿Cómo se pueden reducir?
A pesar de que se trata de un asunto importante, los costos del crimen y la violencia no han sido estudiados sistemáticamente en la región.
Las estimaciones de estos costos no se proponen dar una cifra exacta sino más bien un orden de magnitud para entender la dimensión del problema en un país o una comunidad, aclara Santiago Levy.
Esto se debe a que hay diferentes metodologías y cada una requiere una amplia gama de supuestos, de modo que los resultados pueden variar según los autores y métodos, aun cuando se trate del mismo lugar y tiempo.
Además, es difícil y complejo obtener la información necesaria para estimar los costos del crimen y requiere más supuestos y el uso de métodos de estimación indirectos.
En los últimos 20 años se ha observado un interés creciente por este tema en la región, probablemente debido al aumento de su incidencia.
En los primeros estudios regionales, realizados entre 1998 y 2002, las estimaciones de sus costos eran muy diversas, y oscilaban entre el 2% y el 14% del producto regional bruto. También se han llevado a cabo estudios de casos nacionales que cubren aspectos relevantes, como los costos de la violencia doméstica en Nicaragua y Chile; los costos de la violencia en El Salvador y Guatemala; los costos del crimen en Chile; sus costos en Argentina basándose en encuestas sobre la victimización; y los costos en Jamaica. Todos estos trabajos han contribuido a mejorar las metodologías y las fuentes de información.
Este volumen es el primer paso, precisó Levy, hacia un análisis sistemático y riguroso de los costos del crimen y la violencia en América Latina y el Caribe.
Es el primero de una serie de estudios que abordarán diferentes temas relacionados con la estimación de los costos del crimen y la eficiencia del gasto público en seguridad ciudadana.
Este tema es uno de los pilares de la agenda de conocimiento de Seguridad Ciudadana y Justicia dentro de la División de Capacidad Institucional del Estado del BID.
El objetivo del volumen consiste en divulgar los conocimientos generados últimamente sobre el tema a través de rigurosas investigaciones promovidas por el BID y presentarlos de una manera accesible para un público amplio y relevante, entre los cuales se incluye a académicos y responsables de las políticas.
Se presentan los principales marcos teóricos y las metodologías econométricas, estimaciones estandarizadas y lecciones aprendidas a partir de las intervenciones de políticas públicas.
Esta información será útil para diseñar e implementar mejores políticas en el futuro.
Se busca que este volumen sirva como motivación para promover el conocimiento y estimular la investigación teórica y empírica sobre los costos del crimen en la región.
Basándose en el trabajo que el BID ha promovido sobre este tema concreto desde 2012, el volumen analiza, en primer lugar, sus características en América Latina y el Caribe. También presenta una interpretación de cómo medir y estimar los costos del crimen en el bienestar de una sociedad.
Se clarifican y relacionan numerosos conceptos importantes, como la disposición a pagar, la valoración contingente, los tipos de costos directos, indirectos e intangibles, y las metodologías de estimación.
Posteriormente, el volumen establece un marco teórico para entender qué variables estiman las diferentes metodologías y cómo estas pueden (o no pueden) compararse, y ofrece ejemplos de estimaciones de los costos utilizando los distintos métodos; pero esto será motivo de posterior análisis en otra entrega de Hora 14.