El pasado histórico de la Iglesia
Francisco Rodríguez miércoles 2, Mar 2016Índice político
Francisco Rodríguez
Nadie ha podido explicar qué razones motivaron a toda la clase política mexicana para que se arrebatara el “derecho” de postrarse ante las bendiciones de Francisco, uno de los exponentes del Vaticano, durante su reciente visita de negocios a nuestro país.
Incluso, en el templo de la laicidad, el Palacio Nacional, se perdieron la compostura, la prudencia y la moderación, para estar cerca de él, para lograr estrechar sus gélidas manos, para obtener una selfie o siquiera una bendición de quien, está ampliamente documentado, fue un cómplice directo de la sanguinaria dictadura argentina.
Soslayan las guerras de Reforma y la Cristera
Los mexicanos nunca esperamos de los miembros de la claque de la corrupción que supieran el pasado histórico de la Iglesia que representa Francisco, ¡sería mucho pedir! Tampoco que asimilaran que, gracias a los excesos de los sacerdotes del alto clero, una gran franja de mexicanos, cercana al 40%, está optando por profesar otras creencias religiosas.
El evangelismo, en todas sus formas, desde presbiterianos hasta mormones, está haciendo su agosto, aprovechando las grandes pifias de los “dignatarios”, cuyos antecesores provocaron dos grandes guerras civiles —la de Reforma y la Cristera— y se complicitaron con virreyes y depredadores de toda ralea para luchar contra la soberanía nacional durante los últimos cinco siglos.
Voltaire, el filósofo de la Ilustración francesa, en su magna obra sobre la moral religiosa, con una simple pregunta destruyó la barbarie de los gorilas eclesiásticos. Inquirió el pensador: “¿La libertad de conciencia será una calamidad tan bárbara como las hogueras de la Inquisición?”.
Porque es algo muy diferente aceptar la libertad de cultos, aprobada incluso por el gran liberalismo juarista, que la libertad religiosa, a cuyo amparo las dinastías de la jerarquía católica están ocupando todos los espacios, antes reservados a la tolerancia laica, como la incursión abierta en política, en finanzas, en el comercio y en los medios de comunicación de masas, en nombre de Dios, lo que sea que esto signifique.
Relaciones Estado-Iglesia, por el TLCAN
En México, la imposición de una sola creencia religiosa segó vidas y mantuvo a la sociedad dividida por largos y tenebrosos siglos. La confesión y todos los llamados sacramentos, siempre estuvieron en las orejas planchadas y serviles de los sacerdotes católicos, palafreneros del imperio, de los dictadores y los chacales.
Desollaron, escarnecieron o fusilaron a todos los héroes de la Independencia, de la República y de la Revolución.
En el mundo, tan sólo en la última década del siglo XX, los casos de Irlanda del Norte, Bosnia, Kosovo, Sudán, Líbano, Palestina, Afganistán, Bombay, Punjab, Tíbet, Armenia y Azerbaiyán, entre otros, fueron paradigmáticos del veneno ideológico inoculado atrás de las grandes confrontaciones.
Aquí, a raíz de la reforma constitucional de 1992, promovida por Carlos Salinas de Gortari, para lograr el consenso en torno del remate nacional que fue el TLC con Estados Unidos y Canadá, los “dignatarios”, contrario a la influencia que perseguían, fueron el objetivo crítico de una sociedad que reveló sus secretos paranoicos.
Los solterones depravados, que vivían como anacoretas reprimidos en habitaciones improvisadas de las escuelas de paga, fueron finalmente exhibidos en sus aficiones de baja estofa, siempre cometidas contra menores de edad, que al llegar a la adultez, denunciaron sus desvaríos cavernícolas.
Marcial Maciel, el titán del proxenitismo religioso
Aunque toda la sociedad supiera de sus desmanes antinatura, los padres de familia asimilaban las puñaladas, mientras no se supiera, tal vez, porque utilizaban a sus hijos como cebos de sus desvaríos, o ellos, en su infancia o adolescencia también las habían sufrido o porque los rectores, santos varones de los institutos, se encargaban de propalar interminables oraciones…… en las misas privadas de los centros de estudio, en las que reflejaban el sentir del Vaticano, que no debía castigarse la culpa, lo único que debía señalarse públicamente era el escándalo… claro, con ojos lacrimosos, como los de las efigies marianas que se erguían en los centros colegiales de gran postín.
Toda esa hipocresía reventó cuando se supieron las andanzas del fundador de la mayoría de esas escuelas, el titán del proxenetismo religioso, Marcial Maciel, quien se convirtió en una fuente insustituible de financiamiento para los Legionarios de Cristo, el Opus Dei y el Banco Ambrosiano del Estado vaticano.
Confesor de purpurados y altísimo consejero de portadores del báculo de Pedro, Maciel fue un intocable, hasta que los cincuentones que habían sido sus víctimas adolescentes delataron públicamente sus villanías y depravaciones. Su magna obra, la Universidad Anáhuac, sigue egresando y surtiendo emaucadores que desgarran al país.
Norberto, Onésimo… sus “pecesillos”
La Iglesia católica perdió credibilidad, máxime cuando encubrió a Norberto Rivera, que se ufanaba de ser el sucesor del Papa polaco, después de que protegió a un pederasta criollo, mandándoselo al obispo de Los Ángeles para que lo escondiera entre la grey de sus pastores.
El litigio de marras, condenó a la Iglesia angelina a pagar 700 millones de dólares de indemnización a las víctimas de la iglesia mexicana de Norberto. Aquí nunca pasó nada. Ni siquiera el rufián de Norberto fue llamado a declarar ante un Ministerio Público de ínfimo talón.
Siendo que todo mundo sabía que el famoso purpurado, junto con Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec, eran surtidos a manos llenas con mozalbetes de diversos orígenes sociales en sus albercas acapulqueñas por conocidos dizque publirrelacionistas “salomónicos” y levantacejas que han desarrollado durante 30 años el comercio de “carnes frescas”. Los degenerados les decían, mientras gozaban los favores, “sus pececillos”.
Nuestra clase política, arrodillada; la feligresía, inocente
El nuevo Papa Ratzinger, que había sido el inquisidor de las costumbres entre los jerarcas vaticanos, no tuvo más remedio que castigar “con extrema rudeza” los excesos de Maciel, condenándolo a dejar de ejercer su oficio durante un veranillo, para que el mundo indignado se olvidara para siempre de sus procacidades.
Desde su hipócrita moral, era más conveniente que recluirlo en una mazmorra. Así, podía concluir su beatifica obra de llevar a los altares a más de 20 cristeros michoacanos y jaliscienses. Era indispensable para seguir financiando la destrucción de los estados latinoamericanos a través de la Democracia Cristiana y el aseguramiento del triunfo de la rapiña sobre la conciencia libre del “infelizaje”.
Castigar los excesos y crímenes contra la humanidad, cometidos por lobos con piel de oveja, es una de las primeras obligaciones del poder civil. Así como detectar y combatir la propaganda nociva que incuba y propala los excesos cometidos desde todos los altares.
Acabar, de una vez por todas, con la hipocresía de bendiciones sacratísimas que sólo encubren comercios de “carnes frescas”.
La complicidad de ignorantes y enajenados, es la mejor antesala del despotismo. Televisa se encargó de ofrecer al mundo un espectáculo de mala calaña.
En lugar de ello, nuestra clase política, en apariencia laica, se arrodilla a los pies de asesinos y purpurados que comercian con el dinero, la integridad y la probidad de sus ingenuos creyentes y rastreros. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: El colega y amigo Gregorio Ortega Molina me hace notar, con toda razón, que el título mencionado ayer aquí no corresponde al original; también que la autora no es la mencionada. Se trata de “El Muchacho Persa” y no “El Joven Persa”, cual erróneamente escribí. Y la autora no es Marguerite Yourcenar, sino Mary Renault. Vayan mis disculpas en esta fe de erratas, lo mismo que mi agradecimiento al autor de la imperdible columna La Costumbre del Poder. + + + Buenas noticias desde las faldas del Ajusco: Benjamín Salinas Sada, CEO de TV Azteca, anunció el inicio de la reinvención de esa televisora. Después de un diagnóstico sobre las oportunidades que la estructura actual generaba, Benjamín Salinas dio a conocer una reorganización a la vanguardia de modelos internacionales de televisión. El rediseño contempla la creación de Estudio Trece (13) y Estudio Siete (7) en un modelo que permite la llegada de los mejores contenidos a la televisión abierta, al tiempo que garantiza la eficiencia financiera de la empresa. Como director general de Estudio Trece, Benjamín Salinas designó a Mauricio Majul Gabriel, quien tiene amplia experiencia en la televisión, así como probada capacidad de administración financiera y de negocios; en tanto, el director general de Estudio Siete será Rodrigo Fernández Capdevielle, quien conoce y ha hecho televisión durante años, generando contenidos y programación innovadores. ¡Enhorabuena!
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