Javier Duarte y la plena descomposición en Veracruz
Roberto Vizcaíno miércoles 24, Feb 2016Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Pronto a Duarte ya no le servirá ni siquiera tramitar un amparo
- Las denuncias en su contra en la PGR amenazan con llevarlo a la cárcel pronto
Él afirma que no estaba en el Café La Parroquia cuando ocurrió el incidente. Que despachaba en la oficina del gobernador en Jalapa.
Yo creo que no importa dónde estuviera, el espontáneo griterío de “fuera…fuera…fuera” emitido por un numeroso grupo de pensionados que se había concentrado en La Parroquia para saborear el estupendo café con leche que sirven ahí, las picadas y los huevos tirados (que no es otra cosa que frijol refrito con huevo), era dirigido a él y no para sacarlo del lugar, sino de su cargo.
Los pensionados sabían perfectamente que Javier Duarte de Ochoa, el gobernador saliente de Veracruz, no estaba en esos momentos en La Parroquia. Su repudio fue simplemente una expresión del hartazgo que produce el mandatario saliente en el grueso de los veracruzanos, por la descomposición social, política y económica en que el priísta ha metido a su estado.
El griterío de los pensionados precedió a una manifestación ciudadana en Jalapa, donde sí estaba Duarte.
Y es que la descomposición ya llegó a los ciudadanos.
Esta descomposición se venía manifestando durante las semanas, meses anteriores en los medios informativos y en las reuniones de corrientes y partidos políticos.
¿Qué fue lo que detonó esta última etapa?
Nadie lo puede señalar con precisión. Quizá fue el reclamo público de la rectora de la Universidad Veracruzana, quien interpuso una denuncia penal con el gobernador por haber retenido y usado 2 mil 76 millones 828 mil 726 pesos etiquetados para esa casa de estudios y que el gobernador desvió a otra cosa.
A lo mejor fue o anterior sumado a la exigencia de varias cámaras empresariales del estado que igualmente le exigen a Duarte les pague a sus agremiados por obras encargadas por él y que suman quizá más de 25 mil millones de pesos.
O fue todo lo anterior aunado al reclamo de los pensionados quienes le solicitan les cubra 25 mil millones de pesos que no les ha pagado desde hace meses, años.
Y, bueno, el colmo fue que el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal salió la semana pasada a dar su reporte sobre los recursos auditados durante el ejercicio de 2014 y, igualmente harto de las mentiras y argucias sucias de Duarte, reconoció que el mal manejo de los recursos federales realizado por el mandatario veracruzano saliente ascienden quizá a los 35 mil millones de pesos y que las cantidades pendientes suman las de 16 estados del país, por lo cual él ha levantado ya también una denuncia penal ante la PGR.
Portal reveló que Duarte intentó engañarlo al depositar en el límite de tiempo casi 5 mil millones de pesos para evitar ser sancionado, y que días después retiró el dinero pensando que ya todo estaba salvado.
La simulación fue reportada a la PGR y por ello Portal ha dicho públicamente que espera que la denuncia surta efecto y Duarte sea llevado a la cárcel.
¡¡¡Ojalá!!!., expresó el Auditor al señalar la posibilidad de que el mandatario vaya a dar a prisión.
¿CÁRCEL O DESPIDO?
Hoy no pocos indicios señalan que el gobernador priísta saliente de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa no durará mucho más en el cargo. Quizá días o semanas, dicen los más optimistas.
El caso es que Duarte tiene un desastre en Veracruz. No sólo económico y financiero, con evidentes desviaciones de recursos que podrían sumar miles de millones de pesos federales.
Tiene un cataclismo político en sus manos en el cual todos, amigos y enemigos, reclaman cárcel para él.
La confrontación y ruptura entre políticos provocadas por él, hace que la incipiente campaña electoral que concluirá el domingo 5 de junio próximo con la elección de su sucesor, se mueva dentro de un solo argumento y promesa a los ciudadanos: cárcel par Duarte.
Todos los candidatos en sus reuniones y mítines, concentraciones populares y entrevistas con medios, inician con este punto. Todos hablan del caos en que Duarte deja el estado.
Tal es el caso que Héctor Yunes Landa, candidato del PRI –partido en que milita Duarte-, ha tenido que salir a decir hace unos días que él meterá a la cárcel a quienes hayan desviado recursos, “incluido él”, es decir el gobernador.
En este contexto es por demás conocida la posición del peor de los contendientes de Duarte, el ex priísta y neo panista Miguel Ángel Yunes Linares, quien sólo pide estar 6 meses en la gubernatura, tiempo suficiente, afirma, para meter a la cárcel al gobernador saliente y a su antecesor, al ahora cónsul de México en Barcelona Fidel Herrera.
SIN TIEMPO
Lo único cierto dentro de todo este contexto, es que a Duarte ya se le quemó el tiempo para salir relativamente a salvo de la gubernatura. Hoy, dado su descrédito y repudio alcanzados, el presidente Enrique Peña Nieto ya no lo puede nombrar ni siquiera intendente de la más alejada y pobre paraestatal.
Menos aún darle una embajada o consulado así sea en la Patagonia. El presidente Peña Nieto y su equipo ya no lo pueden salvar dándole un cargo en el ámbito federal. Si lo hicieran serían sujetos de una nueva campaña en redes sociales y en las calles del país por proteger a bandidos.
Cada día que pase a partir de hoy, duarte disminuirá también la posibilidad de negociar un gobernador interino amigo, que le cuide las espaldas y que lo proteja de ir a la cárcel.
Eso ya no será posible tampoco.
Con todo en contra, Duarte de Ochoa, dicen sus cercanos, sigue creyendo que todo lo que le ocurre es parte de una campaña orquestada en su contra por sus enemigos políticos y que apenas inicien en abril las campañas de los candidatos, eso disminuirá y se diluirá.
Es decir, simplemente no es consciente de su realidad.
De continuar en esa posición, ni siquiera le va a funcionar conseguirse un amparo para evitar ser detenido y llevado a prisión.
RUPTURA PERREDISTA
De las 12 gubernaturas que estarán en juego el 5 de junio próximo, el PRD sólo tiene oportunidad de ganar en Zacatecas, Oaxaca y quizá Tlaxcala.
De esas tres, el partido del sol azteca sólo pudo presentar un candidato sin conflictos en Tlaxcala. Ella es Lorena Cuéllar quien aventaja en las encuestas y bien podría ser la próxima gobernadora en esa entidad.
Donde todo se ha descompuesto es en Zacatecas y en Oaxaca. Ahí los aspirantes más sobresalientes del PRD han llevado a la fractura insalvable a sus militantes y partido.
En Zacatecas la militancia y dirigencia estatales habían designado hace unos 10 días a Rafael Flores Mendoza, pero por acuerdos no explicitados, esta candidatura fue desechada por la dirigencia nacional y en su lugar se designó al ex priísta Pedro de León Mojarro.
Las consecuencias son que Flores ya interpuso un recurso ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y este se encargará de decir finalmente cuál de los dos aspirantes debe ser el candidato del PRD en ese estado.
En Oaxaca la designación del candidato perredista a gobernador está entre el senador Benjamín Robles y el diputado local José Antonio Estefan.
Robles, dicen las encuestas y los militantes, es el mejor posicionado y con mayores posibilidades de triunfar, pero cometió un pecado: se peleó con el gobernador saliente Gabino Cue quien ya lo vetó y quien por ello empuja con todo al diputado José Antonio Estefan.
Hoy en Oaxaca la dirigencia nacional del PRD encabezada por el ex priísta Agustín Basave decidirá cual de los dos es el candidato, sólo para que casi inmediatamente quien no sea designado interponga un recurso ante el Trife para que al igual que en Zacatecas, ese instituto decida finalmente quien representará al PRD en ese estado.
Lo único cierto es que después de esas fracturas difícilmente el PRD ganará Zacatecas o Oaxaca.
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