¿Y las mujeres?
Ramón Zurita Sahagún lunes 22, Feb 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuándo desde el PRI se impulsó la reforma que dio paso a la equidad de género en el Congreso de la Unión, decenas de miles de mujeres dedicadas a la política aplaudieron a rabiar, ya que consideraron que ahora sí tendrían mayores espacios en esa actividad pública.
Por obligación, más que por convicción, todos los partidos políticos hubieron de nominar en números iguales de 50 por ciento a hombres y mujeres candidatos a la Cámara de Diputados, con lo que finalmente se logró que más de 200 féminas de los diversos partidos políticos ejerzan hoy como legisladoras federales.
Fue un gran avance, aunque la composición de la LXIII legislatura en San Lázaro sea todavía favorable a los varones.
No sucedió lo mismo en las nueve gubernaturas en juego en aquel 2015, donde las mujeres candidatas fueron pocas y finalmente solamente una (Claudia Pavlovich Arellano) consiguió la victoria.
En el camino se quedaron varias senadoras que arrancaron como favoritas, pero que no pasaron la prueba de las urnas: la priísta Ivonne Álvarez de Nuevo León, las panistas Sonia Mendoza de San Luis Potosí y Luisa María Calderón Hinojosa de Michoacán, entre otras.
Los grandes impulsores de la equidad de género, los priístas, se vieron austeros al postular solamente dos mujeres, una que ganó, la sonorense Claudia Pavlovich y otra que perdió, la nuevoleonesa Ivonne Álvarez, ambas, por cierto, senadoras de mayoría.
Se consideró que no compitieron más mujeres por la premura de los tiempos y por ser la primera ocasión en que la ley correspondiente se encontraba vigente.
Por eso, se esperaba que para los comicios de 2016, en que 12 gubernaturas se encontrarían en juego, los priistas sacaran la casta nominando a un mayor número de mujeres.
No sucedió así, ya que desde los altos mandos del partido se decidió que solamente irían dos mujeres a la contienda, dejando atrás la posibilidad de competir con un mayor número de representantes femeninas que se encontraban sumamente posicionadas en la entidad que aspiraba a gobernar.
Es cierto que la decisión de postular mujeres a gobernadoras no se encuentra en el texto de la ley, sino simplemente sería por mostrar que sus partidos les reconocen su militancia.
Con todo y ello, los priistas van con dos mujeres, con muchas coincidencias, ya que ambas no son nacidas en el estado que pretenden gobernar, aunque eso sí, cuentan con el arraigo necesario para ello.
En Aguascalientes se decidieron por Lorena Martínez Rodríguez, nacida en Zacatecas, quien fungió como presidenta municipal de la capital del estado y diputada federal y venía ejerciendo como procuradora Federal del Consumidor.
Para Puebla va Blanca Alcalá Ruiz, nativa de Tlaxcala y quien también ejerció como alcaldesa de la capital del estado y fue electa senadora de mayoría por esa entidad.
Sin embargo, los priístas contaban con un numeroso grupo de mujeres, con carreras políticas extraordinarias, unas más que otras, que fueron dejadas de lado.
En Chihuahua dos mujeres, ambas senadoras quedaron relegadas por la nominación de Enrique Serrano, el alcalde de Ciudad Juárez y vinculado cercanamente al gobernador César Duarte. Las senadoras Graciela Ortiz y Lilia Merodio, ambas ex diputadas federales.
A Graciela no le alcanzó con todo y tener una carrera sumamente completa que la llevó a ejercer como secretaria estatal en los gobiernos de Patricio Martínez, José Reyes Baeza y César Duarte, además de ser parte del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en dos ocasiones, con Lilia quedó en claro que su padrino no es tan poderoso como argumenta.
Mariana Benítez, diputada federal, se quedó corta en Oaxaca, ya que sus cartas credenciales no le alcanzaban para la nominación, misma que recayó en Alejandro Murat Hinojosa.
Juana Leticia Herrera Ale, senadora de mayoría por Durango fue regresada a sus orígenes, ya que pretendía la candidatura al gobierno estatal y logró la nominación a la alcaldía de Gómez Palacios, municipio que ya había gobernado.
La diputada federal Carolina Viggiano Austria y la directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Nuvia Mayorga, no concretaron en Hidalgo, donde el senador Omar Fayad Meneses resultó seleccionado por el PRI.
En Tamaulipas, Mercedes del Carmen Guillén, diputada federal por segunda ocasión, dos veces diputada local, procuradora de justicia y secretaria de Gobierno en Tamaulipas, no fue considerada, ya que su partido decidió por Baltasar Hinojosa Ochoa.
Sinaloa tenía a la senadora Diva Hadamira Gastélum, dirigente del sector femenino del PRI, como prospecto, pero la candidatura fue para el diputado federal Quirino Ordaz Coppel.
Tlaxcala contaba con María Guadalupe Sánchez Santiago, Anabell Ávalos y Anabel Alvarado, aunque el abanderado del PRI es Marco Antonio Mena.
Zacatecas, Veracruz y Quintana Roo no tenían mujeres priistas bien posicionadas, por lo que no se veía forma de nominar a una de ellas como candidata.
Sin embargo, en los estados mencionados, varias de esas mujeres cuentan con carreras políticas más sólidas que los candidatos propuestos por su partido.
VERACRUZ, EL ENEMIGO EN CASA
Como si le faltaran problemas al gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, un nuevo escándalo sacude el escenario y es que se filtró información sobre el uso de cuentas de correo electrónica que son activadas desde las esferas gubernamentales en contra de los adversarios del gobierno.
Se dice que se opera para endosar ataques en contra de políticos, periodistas, activistas de todo tipo para crear confusión y sembrar verdades a medias.
La filtración de esta información se adjudica al contralor del gobierno estatal, Ricardo García Guzmán, ex alcalde de Pánuco y cercano a círculos panistas.