El lodazal político
¬ Augusto Corro lunes 22, Feb 2016Punto por punto
Augusto Corro
Las pretemporadas de elecciones siempre se prestan para agitar el lodazal con todo tipo de acusaciones y descalificaciones.
En algunos casos se trata de calumnias y en otros de verdades irrefutables.
Lo anterior viene cuento porque el gobernador perredista de Morelos, Graco Ramírez, lanzó ataques verbales demoledores al mandatario priísta de Veracruz, Javier Duarte.
Como se sabe, en junio se renovarán los gobiernos en doce entidades, Veracruz es una de ellas. Obvio decir que la efervescencia política se encuentra a todo lo que da.
Y claro, el impresentable Graco no perdió la oportunidad de enfilar sus baterías contra el también impresentable Duarte.
(El mandatario morelense, nacido en Tabasco, estuvo en su tierra para apoyar al candidato perredista Gerardo Gaudiano a la alcaldía de Centro, en aquella entidad, donde despotricó contra Duarte).
Dijo Graco acusó a la administración priista de Duarte de “saquear y no gobernar Veracruz”, además, la “inseguridad se ha adueñado del estado”.
Esa acusación tiene el respaldo de las auditorias federales que le practicaron al gobierno priísta veracruzano, cuyos resultados reflejaron una desviación de miles de millones de pesos del erario.
Y respecto a la inseguridad, el gobierno de Duarte no pudo frenar la espiral de violencia que tiene aterrorizados a los veracruzanos.
Baste decir, que en aquella entidad, 17 periodistas fueron asesinados durante los últimos cinco años; a lo que se debe agregar la intensa actividad de la delincuencia organizada que no se da reposo en agredir a una sociedad cansada de soportar extorsiones, secuestros, desapariciones y asesinatos.
Lo curioso de este revoltijo político consiste en que Graco vive una situación parecida en Morelos en lo relacionado con la seguridad.
Apenas el fin de semana, en Cuernavaca, miles de personas se manifestaron en contra del perredista, porque no cumplió con su promesa de campaña de acabar con la inseguridad en los primeros 18 meses de su gobierno, “ni la de someterse a una consulta ciudadana revocatoria si no lo lograba”.
Los manifestantes, convocados por la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos (CMMC), calificaron a Graco como “el ratero número uno de Morelos”.
En lo que va del año, el mandatario de Morelos enfrenta un sinnúmero de problemas que empezaron con la muerte de Gisela Mota, alcaldesa de Temixco, cuyo conflicto se agudiza cada día, porque los pobladores rechazan a la actual presidenta municipal, Irma Camacho García, pues la consideran una imposición.
En su lista de adversarios está el senador de su mismo partido, Fidel Demédicis, de quien dijo que existen elementos para que la fiscalía lo investigue ante acusaciones de fraguar el asesinato de la alcaldesa mencionada.
También mantiene un conflicto con el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, quien a regañadientes aceptó el Mando Único policíaco, del que Graco es uno de sus principales promotores. Aparentemente, el problema quedó zanjado, pero con posibilidades de que resurja en cualquier momento.
Como señalamos al principio, en esta pretemporada de elecciones, los políticos ponen el ventilador para salpicar de lodo a sus adversarios, sin importarles las abolladuras a la imagen de sus partidos, pues ven al desprestigio como algo común.
DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA POLÍTICA
Lo que se presentaba en Nuevo León como una experiencia política positiva entró en un desgaste de incertidumbre.
Nos referimos al gobierno del independiente Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, que en el presente enfrenta la mortandad en la cárcel de Topo Chico.
Su inexperiencia le llevó a dejar a un lado uno de los principales problemas que enfrentan los nuevoleoneses: la inseguridad.
Así, a pocos meses de su gobierno, “El Bronco” tuvo que enfrentar la masacre de la citada cárcel, la peor en la historia del sistema penitenciario de México.
Pero esto no es todo. En el interior de su gobierno, ya van cuatro funcionarios de primer nivel que renuncian.
El viernes pasado, Miguel Bernardo Treviño de Hoyos, dejó el puesto que desempañaba como jefe de la Oficina Ejecutiva del gobernador de Nuevo León.
Ismael Rodríguez Campos, quien fungía como presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje, también le dio las gracias a “El Bronco” y se fue.
Varios días después dejó el cargo Julio César Martínez Castillo, titular de la Secretaría del Trabajo.
En este mes de febrero, Alfredo Treviño Pérez optó por renunciar como subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana. ¿Quién sigue?