El miedo que se confiesa
¬ Claudia Rodríguez lunes 6, Sep 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Ya en una ocasión anterior, en esta Acta Pública se comentó sobre si el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana habría que festejarlos o sólo conmemorarlos, ya que la administración calderonista insiste en realizar una fiesta inconexa y que suena más a dispendio que a una celebración duradera, reflexiva e integral.
Para más de uno de los historiadores de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Felipe Calderón y su equipo están usando el recuerdo de la historia con fines políticos y hasta electorales y claro, los gobiernos locales tampoco escapan a estas pretensiones.
Muchos de los mexicanos aún no sabemos qué hacer con los cumpleaños de la Patria tan recordados por la publicidad, incluso de productos alimenticios.
Por mi parte, como cada año coloqué una bandera de México en el frente de mi casa para que ondeara libre. Pero en esta ocasión, una situación costumbrista ha provocado diversos comentarios que muestran a un México dividido, dolido, enojado y muy asustado.
— ¡Qué hermosa bandera!
— ¿No te da pena señalar tu casa, como si hubiera algo que festejar?
— Ondea orgullosa.
— ¿No tienes miedo de lo que viene el próximo 15 de septiembre, si ya el mismo Ejército ha llamado a la prudencia a los criminales para no desatar la violencia durante los festejos septembrinos?
— Yo ni siquiera he pensado si me voy a reunir como de costumbre con mi familia y tampoco tengo las mínimas ganas de mostrar mi lado nacionalista.
— ¿Gastar en una bandera? Ni loco.
De verdad que nunca que yo recuerde, la colocación de una bandera de México al frente de mi casa, me había dado tanta cosecha de comentarios, mismos que entiendo, aunque no todos comparto.
Lo más crítico del asunto es que ya son varias personas que están convencidas de no realizar actividad alguna para celebrar, festejar o conmemorar a la Independencia y a la Revolución Mexicana. Tienen miedo incluso de lo que pudiera suceder la noche del Grito de Independencia o del desfile del 16 de septiembre.
La verdadera preocupación del mexicano de a pie, no versa ya en torno a reflexionar y madurar de qué se tratan estas celebraciones, sino del terror que se cierne cada vez que se acerca el 15 de septiembre del 2010.
Esperemos que en cien años más, el 2010 no recuerde una masacre. La Patria no lo merece.
Acta Divina… El presidente Felipe Calderón convocó al diálogo por encima de naturales diferencias y la unidad sin distingos como una forma crucial de consolidar un México de leyes que preserve la libertad frente a cualquier amenaza.