Constitución CDMX ¿Y la participación ciudadana?
Sin categoría lunes 8, Feb 2016Como veo, doy
Jorg Palacios
- De vanguardia, progresista, moderna ¿Cómo la queremos?
Una vez que el presidente Enrique Peña Nieto promulgó la reforma constitucional que crea formalmente el nacimiento de la Ciudad de México, con acta de nacimiento de fecha viernes 29 de enero, donde se declara a ésta como la entidad federativa número 32 y que será sede de los poderes de la Unión y capital del país, hoy este tema tiene encima los reflectores mediáticos a partir del interés por conocer el nombre de los integrantes del Congreso Constituyente que se encargará de redactar el documento que regirá el destino de la población citadina, capitalina o chilanga, y que deberá estar listo a más tardar el 31 de enero de 2017.
De entrada se habla de que la nueva Constitución, la primera del siglo XXI en nuestro país, deberá ser vanguardista, de avanzada, moderna, progresista, liberal y de un alto contenido social. También se comenta que en su redacción se deben tomar en cuenta los derechos ganados por los capitalinos a partir de la participación en la lucha social.
Es precisamente en materia de participación ciudadana donde nos detendremos un poco para reflexionar respecto a lo que ha pasado en este tema desde 1928, cuando por decreto desaparecen los municipios en la capital para dar paso a las delegaciones, donde los titulares eran nombrados por el Presidente de la República. En ese año, bajo los nuevos ordenamientos, desaparece lo que los habitantes de este territorio conocían como el municipio de la Ciudad de México.
A partir de esa fecha, de acuerdo con la Ley Orgánica del Departamento del Distrito Federal, se estableció una forma de participación ciudadana con la integración de un consejo consultivo integrado por 13 personas a nivel central, cuyo primer titular fue nombrado en enero de 1929, y a su vez se ordenaba la creación de éstos consejos en cada una de las delegaciones políticas.
En ese entonces surgieron 11 delegaciones, Azcapotzalco, Coyoacán, Cuajimalpa, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, San Ángel; Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco.
Es hasta 1970 cuando se conforman las 16 delegaciones que actualmente forman parte del territorio de la nueva ciudad de México.
Con la segunda Ley Orgánica del Departamento del Distrito Federal, decretada en diciembre de 1941, continúa en funciones el Consejo Consultivo central más no así los consejos delegacionales, con lo que de alguna manera la poca participación vecinal desaparece de un plumazo, en gran parte porque estos órganos fueron inoperantes ante las necesidades vecinales.
El Consejo Consultivo central sigue funcionando igual, pero es hasta 1970, cuando -durante el mandato del presidente Luis Echeverría- se crea la figura de juntas vecinales en cada una de las demarcaciones.
A partir de entonces los vecinos vuelven a tener voz en las decisiones de gobierno, son gestores y representan a la ciudadanía de cada una de las localidades, sin embargo sus funciones resultaron muy acotadas por las autoridades en turno. Dichas juntas se integraban por 20 representantes vecinales y cada una tenía un presidente, un secretario y vocales.
Fue con la reforma a la Ley Orgánica del Departamento del Distrito Federal, en diciembre de 1978, cuando se implantan dos nuevas figuras a la participación ciudadana: asociaciones de residentes y los comités de manzana, conocidos a sus dirigentes como presidentes de colonia y jefes de manzana, quienes tenían entre sus responsabilidades identificar la demandas vecinales en colonias, barrios, pueblos y unidades habitacionales.
En principio los nombramientos de estas representaciones seguían dependiendo en gran medida del visto bueno de la autoridad, por lo que ante el cuestionamiento y rechazo de estos nombramientos, en abril de 1980 se convoca a elecciones para integrarlas, eligiéndose a representantes de 34 mil manzanas en toda la ciudad.
Inoperatividad, falta de legitimidad y burocratismo dieron como consecuencia brotes de inconformidad vecinal al grado de poner en riesgo la gobernabilidad de la capital y con peligro de que este problema se extendiera a todo el país.
Esa situación obligó al PRI gobierno a impulsar nuevas formas de participación ciudadana y en 1987 se crea la primer Asamblea de Representantes, siendo electos, un año después, sus primeros representantes.
Fue en junio de 1995, cuando a través de la Asamblea de Representantes, se crea la primera Ley de Participación Ciudadana, con lo que se establecen obligatoriedades a la administración delegacional ante sus representados, como el derecho de audiencia, la difusión pública de los recursos asignados a obras y servicios, la consulta vecinal y los recorridos públicos, entre otros puntos.
Después de varios intentos de elección, en noviembre de 1995 surgen los Consejos Ciudadanos y cada uno era electo por los presidentes de colonia de cada demarcación, con duración de tres años y posibilidades de reelección indefinida. En 1999 se introduce la figura de Comités Vecinales, adquiriendo la representación vecinal nuevas facultades como la observancia de ejercicio presupuestal y las acciones de las autoridades delegacionales. Se eligen un total de mil 352 Comités Vecinales.
Antes, en 1997, los habitantes del Distrito Federal eligen por primera vez a su Jefe de Gobierno y en 2000, también por primera vez, se eligen mediante el voto a los Jefes Delegacionales. Desde entonces a la fecha poco se sabe de las figuras de representación ciudadana en la ciudad capital, por tanto no estaría mal que ahora que se habla de una Constitución para la CDMX, sus redactores no dejaran de observar un capítulo específico para el tema de la participación vecinal, porque ya se habla de alcaldías, de concejales, pero de los vecinos en sus colonias, barrios y pueblos poco se ha dicho de cuál será la figura que los represente. Y hasta ahí porque como veo, doy.