Guerra por el control de la droga
Francisco Rodríguez lunes 18, Ene 2016Índice político
Francisco Rodríguez
Mal empieza la semana al que ahorcan el lunes. Las primeras horas del 2016, con motivo del asesinato de Gisela Mota, alcaldesa por instantes de esa sarracina que se llama Temixco, los rotativos más influyentes del mundo desnudaron la endeble moralidad y la desenfrenada corrupción.
Una guerra regional por controlar el tráfico de drogas y adueñarse del forzoso corredor La Montaña de Guerrero-Centro del país, en el que el estado de Morelos está geográficamente en medio, desató el reproche mundial, que aprovechó el caminito para hablar de otras cosas, aún más dolorosas que ese acto predatorio y aberrante.
Se trata de serias críticas de los periódicos más representativos de las poderosas oligarquías financieras del planeta, no de pasquines de nota roja que publican las ocurrencias de cualquier “Inspector Ardilla”, con objeto de aumentar sus ventas en los estanquillos de la esquina, o con el justo afán de “ganar la de ocho”.
Los grandes periódicos se dieron vuelo. Con tirajes que rebasan el millón de ejemplares en sus respectivos países, la mala nueva dio la vuelta al mundo. Un asunto que en el calderonato, posiblemente se hubiera podido tapar con cierta facilidad.
¿Qué dijeron esos diarios? Que el régimen está descalificado en las materias de transparencia administrativa… que encubre escándalos mayores –verbi gratia: el más reciente, de Humberto Moreira— y minimiza con absoluta ignorancia asuntos que debían ser del conocimiento y la criba pública….
Tratando de defender al régimen, podría argumentarse que se trata de una información real, pero agigantada por los rencores de los grupos financieros que se encuentran detrás de los diarios estadounidenses, europeos y asiáticos, que la destacan por reflejar sus rencores y frustraciones. Es eso, pero también más que eso.
Sucede que ya no quieren invertir su dinero en los proyectos mexicanos faraónicos de la subasta nacional petrolera minera. Pero no es una decisión caprichosa de esos grupos, pues nosotros sabemos que son como la cumbia (“no tienen alma, ni tienen corazón”). Strictly business. Simplemente se trata de negocios.
No encuentran en la palabra del “gobierno” mexicano la suficiente solidez, ni la garantía de que serán respetadas sus participaciones, vamos, ni sus utilidades. Los de aquí se han burlado de todos en ese rubro. Al grito de “los moches primero”, se han dado el lujo de desplazar a empresas transnacionales que ofrecen mejores precios y condiciones, por favorecer a sus consentidos del marquesado de Toluca, que se los garantizan “por adela”… y a cabalidad.
Han tenido el morro de despreciar el peso continental que cada empresa tiene entre las masas de inversionistas mundiales, bajarlos del caballo y entregarle las obras y las concesiones, los derechos y las vías a empresitas de tres al cuarto que todo el mundo barrunta que les pertenecen en propiedad simple y llana.
Para colmo de sus males, ya se cuentan por centenares de periodistas en el país, los que escriben a diario sobre las ligas de los más poderosos burócratas con lo más selecto y las cabezas visibles y multimillonarias del crimen organizado y de la complicidad con sus lavadores de turno.
Los defensores, a modo
Por eso, no se les puede defender, por más que cualquier escribano de medio pelo p’arriba quisiera hacerlo. No se dejan. Aunque designen al más adelantado de los desarmados intelectuales del equipo de publirrelacionistas para arrimarnos el caballo a los que hemos adoptado actitudes críticas.
Los primeros en descalificar esos remilgos de los consentidos plumíferos son sus decepcionados antiguos lectores y ex empleados que, utilizando las redes digitales les espetan en el rostro, con nombre y apellido que sí, que antes los leían, que sí, eran inteligentes… pero que ahora, con esas actitudes pagadas de defensa hasta la ignominia, ¡lástima de ropita!
No le queda hacerle al Savonarola de la prensa, a quien ha vivido los últimos treinta años de todos los presupuestos públicos y privados con los que lo ha favorecido Carlos Salinas de Gortari. Quisieron hacerlo asesor estrella del Guamúchil Partyy fracasó, igual que a todos los que se llevó ese caballo entre las patas.
¿Complot de los periodistas?
Hoy finge como director de una empresa editorial que fue muy prestigiada, pero que se confronta con sus comentarios oportunistas y demagógicos que suelta en los foros televisivos. Es el progenitor de quien trata infructuosamente de diseñar la imagen de un Presidente que acabó siendo el personaje favorito de todos los memes en las redes sociales de los mexicanos.
No se vale tampoco que los favorecidos, los que antes fueron periodistas de ciertos principios, luego enseñaron el cobre en la depredación del salinato cordobista y hoy son los erráticos consejeros de la comunicación presidencial nos tilden a los independientes y críticos… ¡porque formamos parte de un complot, en el que toda la población del país está involucrada!
Hacen su numerito de siempre: aislar a su presa, en este caso el anacoreta de Los Pinos, refugiado en mítines de Corte de los Milagros en Atracomulco, para después erigirse en los pivotes de los favore$, en los reyes magos del cochupo y pretender que así se resuelve todo. Luego, engatusar al presunto defendido, con puros cuadritos y bolitas del despegue de su imagen.
Ya ni demandar perdón
Desafortunadamente para su coleto, hay errores políticos y crímenes sociales que no se resuelven ni con dinero. A estas alturas, ya ni el arrepentimiento, ni la súplica del perdón vale, porque hace mucho que se pasó el tiempo en que se dieron el lujo de desdeñarla como opción para la gobernabilidad.
En buena parte, gracias a los consejos con los que esta cauda de oportunistas colmaron las ingenuas orejas presidenciales. Creyeron que todavía era tiempo de autoritarismos e intolerancias sin freno y optaron por blindar la burbuja de cartón en que se ha convertido el que debía ser sólo el dormitorio y que ahora se ha convertido en un palacio de asustados.
Si alguien ha tomado como rehén al pobre —es un decir, porque está reventando a miles de millones en los bolsillos—. Los abejorros consentidos. Los consejeros de la depredación, son algunos de los próceres que nos han llevado a horizontes de descrédito y vergüenza internacional.
Echar la culpa del debate gubernamental a los periodistas que apenas sobrevivimos ante la debacle, es además de ñoño, contraproducente. A menos que sigan creyendo en que repetir una falsedad mil veces, la hace creíble.
Igual que lo hicieron en sus viejos tiempos de las vocerías mudas y manipuladoras a fuerza de billetazos. Ya no está el horno para bollos. Siguen sin entenderlo. Allá ellos y quienes los consecuentan.
¡Siempre tendrá la razón Juan Pueblo!
Índice Flamígero: Una muy reconocida voz también surgida del pueblo, como la del escribidor, es la de don Alfredo Álvarez Barrón, quien hoy apunta: “Una vez agotada la euforia por la captura del siglo, millones de mexicanos miramos a nuestro alrededor, sólo para comprobar, desolados, que en realidad nada ha cambiado: el peso y el barril de petróleo a la baja; la corrupción y la impunidad, intactas; la carestía, el desempleo y la inseguridad, a todo lo que dan. Mientras tanto, ajenos e indiferentes a cualquier nubarrón en el horizonte, nuestros más altos funcionarios de gobierno siguen chapoteando, alegremente, en las cálidas aguas del presupuesto público.” Y a continuación El Poeta del Nopal indica: “¡Quien pudiera, mi Dios, ser como ellos! / Derrochar más allá de lo posible / sin temor a una simple auditoría, / abjurar de la sana medianía / con la sorna de un avaro insensible; / nadie puede frenarlo, es imbatible, / si el feroz batallón sale de caza / y en sesión permanente todo arrasa / escondiendo el pudor bajo la alfombra / (cuando el árbol torcido no da sombra / el sentido común también fracasa).” ¡Excelente!, ¿verdad?