De pena, la administración de Arturo Núñez en Tabasco
¬ Mario San Martí viernes 15, Ene 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
Más de una carcajada fueron las que arrancó a tabasqueños la expresión que hace unos días pronunció Gerardo Laveaga, con motivo de la presentación de una reedición del libro de su autoría “Hombres de gobierno”.
Dijo que Arturo Núñez Jiménez, actual gobernador del estado de Tabasco, “es uno de los mejores gobernadores de México”.
Carcajadas para quienes escucharon estas palabras en las noticias radiofónicas o leyeron los diarios del día siguiente, pero sin duda también de risas contenidas entre el auditorio del acto que políticamente encabezaba el mandatario estatal.
Y tal vez sea entendible la postura del escribiente porque pareció como una expresión de cortesía política, aunque hay quien piensa que el escritor no se documentó de la situación que guarda la administración de Núñez Jiménez.
Bueno con decirles que a estas horas todavía hay quien suelta la carcajada cuando recuerdan lo que sucedió en el auditorio del Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, se ríen por lo expresado por Laveaga pero de plano la risa loca invade a los oriundos de la tierra del Edén cuando con ironía dicen tener a uno de los mejores gobernantes de México.
Y es que, a pesar de la alternancia política en la entidad, a pesar de los cuantiosos recursos federales y a pesar de contar con el amplio respaldo de un población que creyó en él y le otorgó su confianza en las urnas, a pesar de todo ello, Tabasco no atraviesa su mejor momento, no hay obra pública; la inseguridad crece; no hay trabajo; los niveles educativos de educación básica están por los suelos; atención pésima e insuficiente en los servicios de salud, esa es la triste realidad que hoy padece esta parte del sureste del país.
En concreto, es una administración que a los ciudadanos de allá les da pena, pero sobre todo coraje ante los evidentes malos resultados de los primeros tres años y el consenso tabasqueño, que califica como un pésimo gobierno al tabasqueño, sigue careciendo de datos como los siguientes:
Respecto a la seguridad, hay información que nos dice que en tres años los índices de secuestro se han incrementado hasta en 200 por ciento y que en lo que va del año, la cifra de ejecuciones alcanzó los 100.
En materia de educación, de acuerdo con los resultados del Plan Nacional para la Evaluación de Aprendizajes (Planea 2015), se revela que uno de los estados con los niveles más bajos en la evaluación —tanto en Matemáticas como en Lenguaje y Comunicación—, fue Tabasco, y que ocupa, tanto a nivel primaria como secundaria, el último lugar de la tabla nacional.
En empleo las cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística señalan que el desempleo en Tabasco registra en la actualidad su peor cifra, ubicando al estado como el peor del país en este rubro.
En su último levantamiento de datos el Inegi informó, a través de su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que uno de los estados con la peor tasa de desocupación es Tabasco con 7.0 por ciento de su Población Económicamente Activa.
Y así, entre esos y otros datos ponen al gobierno de Arturo Núñez como uno de los peorcitos de México, si no es que el peor, aunque despistados como Laveaga digan lo contrario.
EL LIBRO Y EL TROPIEZO.- En su libro, Gerardo Laveaga explora lo qué significa gobernar a través de los perfiles de 53 hombres que lograron hacer de la política un arte.
Las semblanzas críticas que conforman este libro ofrecen una visión analítica del ejercicio del poder y de las circunstancias que lo moldean.
Hombres de gobierno revelan por qué la política es fundamental para hacer funcionar las instituciones que cohesionan a toda sociedad y cómo la vivieron algunos de los estadistas más competentes de la historia.
La política no atraviesa su mejor momento: los abusos y la corrupción de muchos políticos han provocado que, en distintas partes del mundo, su oficio se mire con indiferencia y, en el peor de los casos, con repulsión.
Pero la política es una actividad fascinante, como lo han demostrado, a lo largo de la historia, personajes como Solón, Alfonso X, Alexander Hamilton, el conde de Cavour, Otto von Bismarck, Winston Churchill, Charles de Gaulle, Jawaharlal Nehru, Nelson Mandela y Lee Kuan Yew, entre otros.
Durante la presentación del libro, en un acto realizado en el estado de Tabasco, el autor dice que con esa obra “busqué reivindicar la actividad política en una época en que se encuentra desgastada y decirle a las nuevas generaciones que ser político es digno, importante y que vale la pena”.
Pues sí, el título del libro suena por demás interesante, como atractivos son los personajes que en él se analizan, pero por la trayectoria como político del autor, tal vez no sea éste quien pretenda dar lecciones de reivindicación del arte de la política, sobre todo si recordamos el gris papel que realizó al frente del recién desaparecido Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI). ¿Lo recuerdan?
Así, quien hoy dice que Núñez Jiménez es uno de los mejores gobernantes de México, es el mismo a quien como consejero Presidente del entonces IFAI sus compañeros lo acusaban de indolente y perezoso, cosa que tal vez sea cierto y con esa pereza llegó a Tabasco a querer encontrar cualidades en la persona de Arturo Núñez, que por cierto muy pocos le creyeron.
En fin, más allá de los disensos que tuvo con sus compañeros del IFAI, quedó demostrada una vez más que eso de la política es algo que definitivamente no se le da a Laveaga Rendón y, en esa desubicación, como escritor dio un tropiezo.