¿Podrá el PRI en Veracruz?
Roberto Vizcaíno martes 5, Ene 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿De verdad las cosas en Veracruz tienden a la recomposición del PRI?
Es el estado de Veracruz el más importante de las 12 entidades que irán a la elección de su nuevo gobernante a mediados del presente año.
Representa la tercera entidad más importante del país en cuestión electoral solamente detrás del Estado de México y el Distrito Federal, por encima de otros estados como Jalisco, Guanajuato, Puebla o Nuevo León, por mencionar algunos.
Veracruz es uno de los pocos estados en los que el PRI no ha dejado de ser partido gobernante en toda la historia moderna, a pesar de varios traspiés, en que perdieron los principales ayuntamientos, la mayoría en el Congreso local.
Tan sólo para ejemplificar los resultados electorales por los que atravesó el PRI en el pasado reciente, hay que mencionar que los dos últimos gobernadores ganaron sus procesos electorales con uno por ciento de ventaja (Fidel Herrera) y 1.5 por ciento de diferencia (Javier Duarte), respectivamente.
En 2012, el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, recibió menos votación que la abanderada de Acción Nacional. Josefina Vázquez Mota, en ese territorio.
Por eso, sabiendo del estado de las cosas en que se desenvuelve la actual administración, son muchos los que apuntan hacia la posibilidad de que Veracruz deje de ser coto priísta en los comicios de este año. Es ampliamente conocido que Veracruz vive una desastrosa administración de gobierno con graves problemas de violencia, inseguridad, corrupción, insolvencia económica y grave endeudamiento.
Su gobernador, Javier Duarte de Ochoa, no es un dechado de virtudes políticas, ni mucho menos financieras y mantiene abiertos demasiados frentes, unos internos y otros externos.
Alejado de su mentor Fidel Herrera Beltrán, hoy cónsul de México en Barcelona, distanciado de los senadores priístas José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, buscando sembrar como candidato a algunos de sus alfiles Alberto Silva Ramos o Eric Lagos.
Los priístas no están conformes con su intromisión directa en la sucesión, los ciudadanos molestos con su gestión, por lo que se podría anticipar que Veracruz será un desastre para el PRI.
En la mayoría de las encuestas levantadas hasta finales del año pasado, los priístas aparecen por debajo del candidato del PAN, del que no se sabe todavía si va en alianza con el PRD o solo.
Miguel Ángel Yunes Linares ya está definido como abanderado del partido blanquiazul y de ir en alianza con el PRD, saca amplia ventaja en esos levantamientos al eventual candidato del PRI.
Hasta ahí, todo parece maravilloso para la oposición del PRI, pero saltan varios factores que resultan ser alicientes para el partido tricolor.
Uno de los principales es que dos ex militantes panistas anuncian su participación como candidatos independientes al gobierno del estado.
Gerardo Buganza Salmerón ya fue candidato de Acción Nacional al gobierno estatal y quedó a solamente a un punto porcentual de Fidel Herrera Beltrán, en unos comicios que se definieron en tribunales.
Hace seis años, Buganza Salmerón ya no fue candidato del PAN, renunció a este partido y apoyó al priísta Javier Duarte de Ochoa y se asegura que su respaldo resultó fundamental para que el priísta sacará 1.5 por ciento de diferencia al panista Yunes Linares.
Eso le valió a Buganza Salmerón ser designado secretario de Gobierno y, según cuentan, ser avalado por el propio gobernador para que compita como candidato independiente.
Juan Bueno Torio es el otro ex panista que busca ser candidato independiente a gobernador de Veracruz, luego de renunciar al partido blanquiazul, molesto por la repetición de Yunes Linares como candidato.
En Veracruz se afirma que, en caso de ser candidatos ambos, ninguno tiene la fuerza para ganar la elección, pero sí para restarle votos al mayor de la dinastía Yunes.
Si a eso se le agrega que el candidato del PAN podría ir en solitario, sin el respaldo del PRD, los momios en su favor caen.
Pero no son solamente los dos ex panistas los que pretenden jugar electoralmente como independientes, ya que otros ex militantes de la izquierda apuestan a la misma estrategia, aunque la rigidez de los requisitos aprobados por el Congreso local para las candidaturas independientes podría no favorecerles.
En Veracruz un nuevo competidor electoral es el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que ya obtuvo dos diputaciones federales de mayoría en los comicios de junio pasado y asoma como otra opción para los ciudadanos.
Otro partido que mantiene presencia en el estado, aunque ya no la misma de hace algunos años, es el Movimiento Ciudadano, que también cuenta con votantes cautivos.
Con este panorama los priístas comienzan a respirar aliviados, al constatar que la elección de mediados de año podrá resolverse como las dos anteriores, debido a la fragmentación del voto y eso les puede beneficiar.
El PRI está seguro de contar con el respaldo del Partido Verde y de Nueva Alianza, que le pueden aportar los votos necesarios para hacer la diferencia en las urnas y retener ese gobierno estatal.
Saben que de no conseguirlo, la elección del 2018 se les presentará sumamente difícil, ya que de las principales entidades del país, solamente el Estado de México (si la conservan en 2017) mantendría preferencias sobre el tricolor.
Los demás, Distrito Federal (PRD-Morena), Veracruz (PAN o Morena), Jalisco (MC), Guanajuato (PAN), Puebla (todo apunta a que el PAN lo conservará) y Nuevo León (independiente), no serán posesiones priístas.
En Veracruz, para los priístas solamente sería afinar una buena candidatura y realizar una estrategia adecuada para intentar mantener el control del estado, aunque eso sí, el abanderado tendría que deslindarse del gobernador Duarte de Ochoa de inmediato.