Un día sin sonreír es un día perdido: Charles Chaplin
Espectáculos jueves 24, Dic 2015- Este 25 de diciembre se cumplen 38 años de la muerte del ícono más grande de la comedia en la historia del cine, y con esto recordamos lo importante de sonreír
Arturo Arellano
Huele a Navidad en todas partes, en cada rincón se respira el candor que estas fechas traen consigo; sin embargo, no todo es felicidad en el mundo y la tarea de mejorarlo es enteramente nuestra. Si tenemos la bendición de llegar a un año más de vida, el compromiso es compartir esa bendición, haciendo que cada acto valga la pena para el crecimiento personal, familiar y a nivel sociedad; es por ello que el día de hoy queremos recordar a una de las figuras del espectáculo que más sonrisas ha llevado al mundo, a través de muchas generaciones: el señor Charles Chaplin, que curiosamente falleció un 25 de diciembre de 1977, cumpliéndose entonces 38 años desde su partida, considerado como uno de los mas grandes cineastas de la historia, lo recordamos con una de sus frases más simples de decir, pero quizá más complejas de atender: “Un día sin sonreír es un día perdido”, así queremos celebrar esta Navidad y preparar la llegada del 2016, con una gran sonrisa en el rostro.
No se puede hablar de ninguna vertiente de la comedia sin mencionar al más grande de todos en este género dentro del cine, sea clown, pantomima, slapstick comedy, mímica, siempre te vendrá a la mente un solo nombre, el del señor Charles Spencer Chaplin, mejor conocido por su entrañable personaje “Charlot”, un vagabundo despistado con un corazón de oro que en un total de 80 películas oficiales atraviesa por las más disparatadas y a la vez reflexivas y contestatarias aventuras. Charles Chaplin, actor, humorista, compositor, productor, guionista, director, escritor, polémico, incisivo, nació en Londres, Inglaterra, Reino Unido, el 16 de abril de 1889 y murió en Corsier-sur-Vevey, Suiza, el 25 de diciembre de 1977. Vale la pena recordarlo a 38 años de su muerte, no sólo por el legado que dejó en cuestión cinematográfica y humorística, sino por la gran cantidad de sabiduría y mensajes que plasmó en cada una de sus obras.
Hoy en un mundo decadente, que lamentablemente no ha cambiado para bien desde que el genio vivía, sigue vigente el memorable discurso que ofreció casi al final de uno de sus filmes más conocidos “El gran dictador” de 1940, su primera película sonora, que siendo así se propuso a decir cosas importantes y vaya que lo hizo, pues si bien se dirige a un grupo de soldados en el discurso, en realidad es la primera vez que el artista deja de ser “Charlot”, deja de ser un actor haciendo de dictador y es simplemente Charles Spencer Chaplin, dirigiéndose a la humanidad entera, invitando a las sociedades a unirse, a encontrar la paz y vivir en armonía.
Con el interés de iniciar un año lleno de sonrisas, esperanza, fuerza y con el afán de desear a nuestros lectores una Feliz Navidad, dejamos aquí este gran discurso.
FELICES FIESTAS LES DESEA EL EQUIPO DE DIARIOIMAGEN.
“Yo no quiero ser emperador, ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.
Hemos progresado muy de prisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco.
Más que máquinas, necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.
Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gente inocente. A los que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados. No se entreguen a eso que en realidad los desprecia, los esclaviza, reglamenta sus vidas y les dicen qué tienen que hacer, qué decir y qué sentir. Les barren el cerebro, los ceban, los tratan como a ganado y como carne de cañón. No se entreguen a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.
Ustedes no son ganado, no son máquinas, son Hombres. Llevan el amor de la Humanidad en sus corazones, no el odio. Sólo los que no aman odian, los que no aman, los inhumanos.
Soldados. No luchen por la esclavitud, sino por la libertad. En el capítulo 17 de San Lucas se lee: ‘El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres’. Ustedes los hombres tienen el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas, ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia y el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados. En nombre de la democracia, debemos unirnos todos”.