Carta a Santa Claus
¬ Salvador Estrada martes 22, Dic 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
Esta misiva es para usted, Santa Claus, que no tiene nada de Santa, porque santa es mujer y usted es un viejo panzón y barbudo que engaña con su nombre y también con su risa a los niños.
Y como no debo escribir Santa le pongo señor Claus, y lo acuso de secuestrar la Navidad y lo denuncio, porque siendo un dibujo, la publicidad lo ha hecho ícono de la Navidad y de la sociedad de consumo. Pero la Navidad es el nacimiento de Cristo, Salvador del mundo. Y no usted, que quede claro.
En efecto, señor Claus, usted fue pintado por estrategias mercantiles. A petición de la “pausa que refresca”, el dibujante Thomas Nast, en 1863, le dio vida en el papel como un señor bonachón, a fin de impulsar las ventas refresqueras en la época navideña. Fue publicado por primera vez en una historieta cómica en la revista “Harper´s Weekly” y de aquí se fue a los aparadores de los grandes almacenes de Nueva York. Y así pasó a las principales ciudades del mundo como el signo de la Navidad, y como una gran mentira.
No se le olvide señor Claus, que a usted lo idearon tomando en cuenta al santo Nicolás de Bari, un obispo que nació en Turquía, que en época decembrina repartía juguetes a los niños. Pero usted no es él, que quede claro.
Y por eso señor Claus, usted es gran mito, un viejo panzón, que la publicidad lo ha hecho “real para los niños” a quien le piden juguetes mediante una carta, con lo cual se copia la historia de los Reyes Magos, que en la tradición católica llega a la casa de los niños el 6 de enero con juguetes “porque se portaron bien”.
Las mentiras de la publicidad son de risa, señor Claus, que usted vive en el Polo Norte y que llega en un trineo jalado por renos y que entra a “las casas por las chimeneas”, para dejar juguetes a los niños. Y esas chimeneas sólo las tienen en sus hogares los pueblos sajones y no los pueblos latinos.
Pero en México, ¡las casas no tienen chimeneas! Y le ordeno o le sugiero, como usted lo vea adecuado, que se vaya de nuestro país y nos deje con nuestras tradiciones cristianas, porque cada año es lo mismo. Y ya estamos hartos del consumismo navideño. Debemos regalar en la Navidad perdón y amor a nuestros familiares y amigos y no regalos “de oferta navideña”, que usted promueve en las grandes tiendas. Y que por la emoción que despierta la llegada de la Navidad y la publicidad que te motiva, la gente quiere regalar y se endeuda “con el poder de su firma”, para luego sufrir en la “llorada, no llamada cuesta de enero”.
Y como ya sabemos en México por qué se ríe a carcajadas…¡Se ríe de las cartas de los niños pobres!.. lo mando mucho a …no, hasta allá no, mejor al Polo Norte, porque usted ¡no tiene madre!