Intenso
¬ Claudia Rodríguez lunes 30, Ago 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Ahora que las corporaciones policiacas y el Ejército mexicano son recurrentemente visibles en cualquier punto de la geografía nacional, por aquello de su tarea en la lucha por la seguridad, parece que todo es más intenso.
Quienes han vivido en medio de una guerra de muy alto impacto, de manera independiente al tipo de ésta, saben que no hay claroscuros, ni medias tintas. Sólo valen las definiciones, pues a la larga cualquier doble juego o vaguedad también se cobra.
En la guerra -ahora lucha por la seguridad-, que emprendió la administración calderonista en contra de los narcotraficantes y otro tipo de criminales, y que aún ahora no se acaba de entender si es defensiva o de fines políticos, muchas situaciones que antes pasaban desapercibidas, hoy se perciben intensas.
Ya todos somos sospechosos de todo. La soledad o el bullicio de una calle, de un parque y del propio vecindario, ya no se perciben normales en ningún momento y siempre tienen un tinte de intensidad.
Esas reflexiones urgentes son a veces de temor y hasta de terror, otras sólo de alerta, algunas de impotencia y existen las que sólo nos mueven a la especulación. Pero insisto, en esta guerra que parece más política que defensiva por los resultados obtenidos, todo es intenso.
La tarde del sábado en la Autopista del Sol, a la altura de Iguala, Guerrero, con trayectoria hacia el Distrito Federal, encontré una camioneta CRV Honda dorada que no traía placa trasera, pero tampoco la delantera y ningún otro papel visible que pudiera identificarla. Pero eso no fue lo peor.
El temor intenso en medio del enojo, fue cuando el conductor de la camioneta en cuestión y yo, avistamos una patrulla federal. El conductor de la CRV frenó bruscamente, y por ende, yo hice lo mismo.
Pensé que el oficial de la policía federal procedería a detener a la camioneta dorada para pedir se identificara al automotor y al conductor. Pero pese a que la patrulla se posicionó delante de la camioneta dorada y ocasionó que su conductor bajara de nuevo la velocidad muy abruptamente, lo que sucedió es que la policía le cedió el paso y ésta se perdió en el camino a la velocidad que puede imprimir un deportivo.
Me quedé helada. Temerosa de seguir conduciendo, mas de no hacerlo pensé también que podría ser muy inseguro. Fueron vívidas y agudas todas mis reflexiones y temores y creo que justificados. Época de intensidades y de policías corruptas.
Acta Divina… Ante la ola de reclamos de organizaciones por el incumplimiento del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, el presidente Felipe Calderón admitió que si algo falló fue por no dar seguimiento puntual a lo acordado y señaló: “Dos años después del acuerdo me queda claro que si algo falló, fue que no establecimos un proceso de seguimiento adecuado para esos acuerdos. Si nos hubiésemos reunido cada mes, por ejemplo, para decir: ‘Este mes se vence este compromiso; este mes se vence este compromiso de este estado o de este poder o esta iniciativa de ley’, quizá otra hubiera sido la resultante”.