Escuchen al Papa
¬ Salvador Estrada jueves 17, Dic 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
El papa Francisco ya anunció que su visita a México será del 12 al 17 de febrero y durante esos días tendrá diferentes actividades, oficiará misas y tendrá reuniones con los obispos y con políticos y estará en esta capital, Chiapas, Chihuahua, Oaxaca y Estado de México.
Pero este Papa jesuita, que en su natal Argentina convivió con los pobres, los obreros y los políticos, va a pronunciar discursos, que serán una exhortación apostólica, como las que dio a conocer en su libro “La Alegría del Evangelio”. Y en ellos podrían aprender los “grillitos”, los que hacen política y los nuevos legisladores.
“La dignidad de cada persona —dice el Papa en ese libro— y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen sólo apéndices para completar un discurso político sin perspectivas, ni programas de verdadero desarrollo integral”
El Sumo Pontífice expresa también en “La Alegría del Evangelio” que “ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo…La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios”.
“Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz de los males sociales”, subraya el Papa.
Y continúa en “La Alegría del Evangelio”: ¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para el sistema! Molesta que se hable de ética, de solidaridad mundial, de distribución de los bienes, que se hable de preservar las fuentes de trabajo y de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia”.
“Si alguien se siente ofendido por mis palabras les digo que las expreso con afecto y con la mejor de las intenciones, lejos de cualquier interés personal o ideología política. La política, —expresa Su Santidad— tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”
“Pido a Dios —dice el Papa—que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no las apariencias de los males de nuestro mundo…¡Ruego a Dios que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!