Baños para “azucarados”
¬ Salvador Estrada jueves 3, Dic 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
A pesar de la oposición de vecinos de Lindavista y San Juan de Aragón, a fines de este mes se pondrá en servicio la línea seis del Metrobús, que según se ve, contará con baños en las estaciones o paradas.
Y esa modalidad será agradecida por todos los pasajeros que son diabéticos, se desconoce el número, aunque deben ser demasiados, pues en todo el país existen 9 millones de “azucarados”.
Los sanitarios serán un descanso, un desfogue para los “azucarados”, pasajeros porque una característica de la diabetes mellitus (mellitus quiere decir miel) es orinar cada rato y… ¿dónde echarán sus orines cuando salen de su casa?
Las ganas de “hacer de la chis” surgen de pronto en el Metro, camión o Metrobús y ¡hay que apachurrar y apachurrar, aguantar y aguantar! Ponerse serio, macho aguantador, para que no se salga el líquido y encomendarse a “San jasmeo. “¡San Jasmeo, san jasmeo, ayúdame porque me meo!” O si andan en la calle y no encuentran sitio para desfogar “¡San Timoteo, San Timoteo, oriéntame a dónde meo!”. Claro que algunas veces las ganas son tantas que no se puede contener la “meada” y sin querer queriendo se arroja un chisguetito y se moja el pantalón, un poquito “pa que no se vea”.
En la estación El Rosario se instalaron unos sanitarios, pero desde hace tiempo están cerrados y no se conocen otros en todas las estaciones del Sistema Colectivo Metro. Los baños deben instalarse en las más concurridas estaciones porque existen muchos “necesitados del servicio”.
Precisamente, este Metrobús, con baño en sus estaciones, es un gran respiro, un aliviane para los pasajeros “azucarados”, pero falta saber si es gratuito o se debe pagar, porque la meada se ha convertido en un negocio. En las terminales de autobuses los baños tienen torniquete, como en el Metro, y sólo se logra el acceso si se introduce una moneda de cinco pesos. ¿Cuántos pasajeros al día acuden al sanitario? ¿Cien, 500, mil? ¡Un gran negocio!
En casi todas las gasolinerías existen baños para los manejadores que cargan el combustible, pero muchas de ellas también cobran. Las puertas tienen candado y se debe pedir al despachador que las abran. ¡Y la orinada también cuesta cinco pesos!
Los diabéticos capitalinos deben unirse y pedir, con marchas y plantones, imitando a los ciudadanos que tienen otras demandas, que se abran los sanitarios en las terminales y gasolinerías. Y gritar con fuerza y escribirlo en mantas ¡Por una meada sin cobrar! ¡Por una meada libre! ¡Mear es necesario, cobrar es mercenario! ¡Los meones unidos jamás serán vencidos!