Reconoce el Papa que aún comete “errores y pecados”
Mundo jueves 3, Dic 2015- Explotación de niños, un “sacrilegio contra la humanidad”, señala
La explotación de personas, especialmente de los niños, así como la producción y tráfico de armas que matan a inocentes “en los modos más crueles posibles” son “un sacrilegio contra la humanidad”, advirtió el papa Francisco en una entrevista publicada en el más reciente número de la revista italiana “Credere”.
En el texto, difundido por la sala de prensa del Vaticano, el Pontífice dijo estar seguro de ser un pecador, reveló que aún comete “errores y pecados” y por eso se confiesa cada 15 o 20 días, porque tiene necesidad de sentir la misericordia de Dios sobre él.
Instó a todos a tener una actitud más tolerante, más paciente y tierna. Recordó que en 1994, durante una asamblea de obispos en el Vaticano, pidió instaurar “una revolución de la ternura”.
Señaló que entonces otro prelado ya anciano -al cual calificó de bueno, que respeta y quiere- le dijo que no convenía usar ese lenguaje y le dio “explicaciones razonables”. Pero aclaró que él sigue viendo la urgencia de una revolución de la ternura, porque de ahí deriva la justicia y todo el resto.
El líder católico puso como ejemplo de falta de ternura a un empresario que contrata un empleado de septiembre a julio, lo despide para las vacaciones y después lo recontrata de septiembre a julio, haciendo que no tenga derecho “a nada”, ni a prestaciones, ni a pensión, ni a previsión social.
“El empresario no muestra ternura, trata al empleado como un objeto, eso para dar un ejemplo de dónde no existe ternura. Si uno se pone en los zapatos de aquella persona, en vez de pensar en los propios bolsillos por un poco de dinero de más, entonces las cosas cambian”, insistió.
Aseguró que el tema de la misericordia, el más importante de su papado, no se le ocurrió a él sino que viene de otros pontífices como Pablo VI y Juan Pablo II, pero reconoció que él se convenció de la necesidad de continuar esa tradición.
Constató que desde el inicio de su ministerio apostólico, en varios discursos se refirió a la misericordia, pero eso no fue una estrategia, sino que le “vino desde dentro”.
“Es obvio que el mundo de hoy tiene necesidad de misericordia, de compasión, de sufrir con. Estamos habituados a las malas noticias, a las noticias crueles y a las atrocidades más grandes que ofenden el nombre de Dios y la vida de Dios”, sostuvo.
“El mundo tiene necesidad de descubrir que Dios es padre, que existe misericordia, que la crueldad no es el camino, que la condena no es el camino, porque la Iglesia misma a veces sigue una línea dura, cae en la tentación de seguir la línea dura, la tentación de subrayar sólo las normas morales, pero cuánta gente se queda afuera”.
Más adelante habló de la Iglesia católica como un “hospital de campo después de la batalla” que atienda a tanta “gente herida y destruida” que necesita ser curada y no sometida a un análisis del colesterol.
“Creo que éste sea el momento de la misericordia. Todos nosotros somos pecadores, todos llevamos pesos interiores. Sentí que Jesús quiere abrir la puerta de su corazón, que el padre quiere mostrar sus vísceras de misericordia y por esto nos manda el espíritu: para movernos y sacudirnos”, concluyó.