El hábito de mentir
¬ José Antonio López Sosa jueves 26, Ago 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
¿Por qué mientes?, es una pregunta que la hemos escuchado en diversas ocasiones, sea esta formulada por nosotros, hacia nosotros o en caso de un tercero que esté muy cerca de nosotros. El hábito de mentir se vuelve común día a día en nuestro entorno social, las mentiras resultan mucho más sencillas que las verdades y ello hace de nuestras vidas, un sitio de mitos, cuentos y leyendas que distan mucho de la realidad.
¿Cuántas mentiras recuerdo ahora de quienes dirigen nuestros rumbos políticos?, en esos casos la mentira es prácticamente parte fundamental de la labor política y podríamos calificarla como requisito fundamental. Mentir se vuelve tan cotidiano, tan simple que la gente comienza a mentir sin necesidad, a mentir por el gusto de mentir y a hacer de la realidad, un mito fantástico o catastrófico que vaya de acuerdo con nuestro intereses, sean estos personales o de grupo.
Ahora bien, los especialistas definen dos clases, o dos maneras de mentir: la mentira común y la psicópata, al respecto la revista argentina Clínica Neuropsiquiátrica define: “El psicópata suele mentir, pero hay que distinguir la mentira banal de la mentira psicopática. El psicópata utiliza la mentira como una herramienta de trabajo más, está tan acostumbrado a mentir que es difícil captar cuando miente; son los que mienten mirando a los ojos y con una actitud relajada. No es que el psicópata mienta circunstancialmente y ocasional o esporádicamente para conseguir desligarse de alguna situación común o estándar. Sabe que está mintiendo, pero no le importa, no tiene la resonancia o displacer que uno siente cuando miente. Yo no lo llamaría mentira patológica. Nosotros le damos mucha importancia a las palabras y si estamos frente a un mentiroso ¿cuál es el valor de esas palabras? ¿Cuál es el grado de verdad de esas palabras? Tiende a cero. Si utilizamos la sobrevaloración de las palabras, caemos fácilmente en el circuito psicopático. Por eso no sirven las escalas de autoevaluación, ni el interrogatorio o la anamnesis. El psicópata dice lo que conviene decir o lo que se espera que conteste. El valor de lo que dice el psicópata debe ser colocado entre paréntesis. Si ustedes quieren evaluar al psicópata, lo importante es lo que hace. Evaluamos al psicópata a través de la conducta, de la acción. El psicópata puede mentir con la palabra o con el cuerpo cuando actúa o simula, y adapta la actuación a la persona que quiere captar. Así me contaba una madre que su hijo de 15 años le pedía las cosas con lágrimas en los ojos para enternecerla, y al padre, que se desesperaba por conseguir el afecto del hijo, lo manejaba con enojos y haciéndose el ofendido”
Desde esta perspectiva, que me parece muy clara, cae una nueva incertidumbre, ella es: ¿cuántas personas que están a nuestro alrededor y sabemos que mienten, lo hacen de forma psicópata?, ¿cuántos precandidatos y candidatos mienten de forma psicópata?, ¿cuántas veces no somos víctimas a diario de estos psicópatas?, que pueden estar en nuestras familias, en nuestros trabajos y en nuestros gobiernos.
Mentir se ha vuelto parte de la naturaleza humana, no obstante es imposible pensar en aceptar ello como parte de nuestras vidas, en cada uno de nosotros consiste fomentar la veracidad propia y de grupo, esa responsabilidad es propia, personal y de alto valor cívico; en tanto más la ejerzamos, será más fácil resolver nuestros conflictos históricos, actuales y prospectivos como personas y como sociedad.
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