Frenar a AMLO
Ramón Zurita Sahagún miércoles 25, Nov 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Es cierto que las leyes de todo tipo son perfectibles y que los legisladores deben mantenerse atentos para realizar los cambios que requieren las normas que rigen las distintas leyes de un país.
También que los cambios propuestos en una ley o la implementación de una nueva requieren de ser analizadas y debatidas para su eventual aprobación por parte del Congreso y las legislaturas de los estados.
Los cambios que se producen en el mundo hacen necesaria la adecuación de algunas leyes y reglamentos, aunque existen otras que son consideradas como la esencia de una nación que sobreviven durante largas décadas, aunque al final sucumben ante el avance de la modernidad.
En México eso sucedió con varios de los principales artículos constitucionales que cedieron ante el embate del salinismo.
Una de las grandes aportaciones fue la LOPPE que después derivó en varias reformas políticas que dieron al país una forma de vida democrática, alejada del monolítico partido único.
La fundación del IFE, su aparente ciudadanización, para dejarlo atrás y dar paso a la conformación de un consejo formado por personajes que responden a cuotas de los partidos, generó suspicacias.
Con todo y ello, el cambio de IFE a INE y sus adecuaciones le permiten a este Instituto ser parte de los organismos cuya credibilidad supera al 50 por ciento por parte de los ciudadanos.
Los partidos continúan dominado el escenario, por lo que proponen y disponen de los cambios que consideran necesarios para frenar a un adversario o posicionar al propio.
De ahí que las leyes electorales se encuentran al vaivén de los intereses de los caudillos o personajes que aspiran al poder o a mantener a su partido al frente del gobierno.
Los partidos y sus legisladores son muy descuidados en diversos aspectos cuando aprueban las leyes, ya que en la mayoría de los casos desconocen el contenido de lo que aprueban y responden solamente a los intereses y deseos expresos de sus dirigentes o coordinadores.
Se dan cuenta de los errores cuando alguien aprovecha esas lagunas dejadas en el contenido de los reglamentos y leyes aprobadas y es entonces cuando buscan obtener beneficios mediante la modificación de las normas.
Tal es el caso de la urgencia con la que el PRI busca una nueva reforma política, consciente de que su partido corre el riesgo de ser despojado del poder en la siguiente elección.
Según Manlio Fabio Beltrones hay un par de personajes (Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya Cortés) que aprovechan las lagunas actuales para beneficio propio y que sacan jugo para beneficio propio.
Por eso, el ex dirigente nacional del partido tricolor y hoy coordinador de los diputados del PRI en la Cámara de Diputados, César Camacho, asegura que se busca el consenso con los otros partidos para los cambios que se requieren en la Ley Electoral. Según Camacho no va dirigida en contra de nadie, ya que se trata de llenar los vacíos legales que permiten la promoción personal de personajes políticos.
Los cambios, dice el priísta, buscan la equidad y justicia, para que exista un piso parejo para todos los contendientes en el proceso electoral que se avecina para 2018.
Esta reforma, propuesta por el PRI no será constitucional, por lo que no se requerirá de las dos terceras partes del Congreso y podrá ser aprobada fácilmente por el PRI y sus aliados de Nueva Alianza y el Partido Verde o hasta solamente con el respaldo del Verde.
Claro que ahora el PRI asume dentro de su propuesta bajar el número de representes plurinominales, en el caso de los diputados de 200 reducirlos solamente a cien, algo que en el pasado reciente rechazaron como propuestas ajenas a ellos.
Lo que resulta curioso es que las prisas por estos cambios nacieron por los primeros sondeos mostrados en que sus prospectos presidenciales se encuentran sumamente distantes de quien encabeza unas tempraneras encuestas que solamente es un bosquejo de lo que puede suceder en 2018.
Dice César Camacho que no les quita el sueño Andrés Manuel López Obrador y que tampoco la reforma electoral está dirigida a este personaje, pero ya es la segunda ocasión en que el tabasqueño inquieta y les hace tomar medidas desesperadas.
En 2006, el entonces candidato de la izquierda unificada puso a temblar a todos, ya que se anotaba como el candidato presidencial mejor evaluado y posicionado, mientras que los priístas resentían la caída de su candidato, Roberto Madrazo Pintado, golpeado y vituperado por la entonces cacique del sindicato magisterial Elba Esther Gordillo y sus aliados.
Sabedores de que se encontraban lejos del triunfo electoral, los gobernadores aliados con la dirigente del SNTE decidieron una estrategia, pasar votos al candidato de Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa, quien gracias a esa ayuda superó apenas por medio punto porcentual al candidato de los partidos de la Revolución Democrática del Trabajo y Movimiento Ciudadano.
En aquel entonces no le importó al PRI quedar tercero en la contienda electoral, tener una magra diputación de 106 representantes y ser la tercera fuerza electoral en el Senado de la República, ya que consiguieron el control del partido los mismos que lo detentan ahora: Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón.
El primero fue líder de los senadores de su partido y el segundo de los diputados. Hoy Manlio preside al partido y Gamboa a los senadores, habrá que ver qué es lo que están dispuestos a ceder ellos y los priistas, con tal de frenar de nueva cuenta la carrera de AMLO.