Gobernadores
Ramón Zurita Sahagún martes 24, Nov 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Distintos levantamientos de encuestas catalogaron en 2014 a los gobernadores de Querétaro, José Eduardo Calzada, y de Aguascalientes, Carlos Lozano, como los dos mejores gobernadores del país.
Calzada, todos sabemos, era reconocido con una buena gestión gubernamental que no le sirvió de mucho, para que su partido retuviera el gobierno estatal, el que fue ganado por el panista Francisco Domínguez.
Desde siempre se supo que el candidato del gobernador Calzada, Roberto Loyola Vera, no tenía posibilidades de triunfo, con todo y el apoyo gubernamental.
En Aguascalientes, el fenómeno amenaza con repetirse, con todo y los argumentos que establecen que esa entidad se mantiene al frente de todas en cuantos a los indicadores económicos.
Aguascalientes vino a ocupar el espacio dejado por el gobierno del hoy secretario de Agricultura y Lozanos entronizó como el mejor gobernante del país, incluidos todos los partidos.
Con todo y ello, Aguascalientes se perfila para regresar al dominio de Acción Nacional, partido que lo gobernó por dos administraciones consecutivas.
¿Pero si al PRI le va de esa forma con los mejores gobernadores del país, qué le sucederá con los peores?
Claro que un mal gobierno no es privativo del Revolucionario Institucional, ya que dentro de los otros partidos hay unos gobernantes que piden espacio para ganar el título del peor del país.
Gabino Cué, de Oaxaca, y Graco Ramírez, de Morelos, entran a la puja, aunque uno es de Movimiento Ciudadano y el otro del Partido de la Revolución Democrática.
Cuando asumió el cargo en 2010, Gabino fue encumbrado a la posibilidad de ser un buen candidato de la izquierda en los comicios del 2012 o un poco después, hoy esa posibilidad se derrumbó ante sus desaciertos y su torpeza como gobernante de una entidad que suma conflictos todos los días.
Su inacción quedó patente ante los desbordes de la sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y su poca autoridad como gobernante, sumado a la escasa obra y los abusos cometidos por varios de sus colaboradores, encabezados por el superasesor, Jorge Castillo, quien hizo y deshizo a su antojo en los cinco años que van de gobierno.
Hoy, nadie lo advierte con un futuro promisorio dentro de la actividad política y se retirará a disfrutar de su lujosa mansión, mientras que su esposa continuará pagando renta de la casa que habita.
Graco Ramírez se apunta como aspirante presidencial, aunque son escasas personas las que le dan alguna posibilidad, ya que la izquierda cuenta con prospectos más sólidos.
El tabasqueño llegó al gobierno de Morelos bajo los mejores augurios, luego de que los ciudadanos de ese estado soportaron tres pésimas administraciones, la inconclusa del priísta Jorge Carrillo Olea y las panistas de Sergio Estrada y Marco Adame, cuál más de peor.
Graco se avizoraba como el remedio para que bajara la delincuencia, se terminara con el saqueo, descendiera la violencia, se construyera obra y se acabaran los cochupos.
Nada de eso ha sucedido y los morelenses se muestran decepcionados con el tabascomorelense.
Mariano González Zarur recibió una segunda oportunidad para competir por el gobierno de Tlaxcala y lo ganó, pero se convirtió en un gobernador hacendado, creyendo que los ciudadanos son sus peones.
Lo embargo, la soberbia y la apatía y Tlaxcala es otra entidad que en los comicios del año próximo pasará posiblemente a ser gobernada por otras siglas ajenas al PRI.
Pero en eso de malos gobernantes, los priístas se llevan las palmas, no solamente por tener un mayor número de mandatarios, sino por los excesos que cometen.
Los Duarte, César y Javier, de Chihuahua y Veracruz, sufren de mareos y sus excesos son sumamente conocidos, dentro y fuera de sus estados.
Ambos se sienten señores de horca y cuchillo, no soportan las críticas y pretenden sembrar un delfín como el próximo gobernador.
Sus gobiernos se encuentran en los últimos sitios, la valoración de su administración por parte de los ciudadanos es sumamente cuestionada y hasta existen señalamientos de la construcción de fabulosa fortunas por parte de ellos y sus familiares.
Egidio Torre Cantú en Tamaulipas está considerado como el peor gobernador de los años recientes, con todo y que por esa entidad pasaron Emilio Martínez Manatou, Manuel Cavazos y Tomás Yarrington, entre otros.
Torre Cantú, al frente de la administración estatal, no ata ni desata y cuyo gobierno dejó actuar a los grupos delincuenciales a placer.
Claro que en esta lista de malos gobernantes se podría poner a los recién salidos de los estados de Guerrero y Michoacán, aunque los originales fueron peores. Las administraciones de Ángel Aguirre y Fausto Vallejo fueron tan terribles que los hicieron abandonar sus gobiernos.
El priísta Rodrigo Medina, de Nuevo León, no se quedó atrás y el panista Guillermo Padrés, de Sonora, le seguía los pasos de cerca.
Valdría la pena hacer una reflexión y hasta una encuesta para saber quién está considerado como el peor gobernante de todos los mencionados.