Ninis
¬ Augusto Corro miércoles 25, Ago 2010Punto x Punto
Augusto Corro
UNO
A México se le presenta un futuro incierto, trágico, de pesadilla y las autoridades federales no lo quieren entender. Lo anterior se deriva del número de jóvenes que ni estudian ni trabajan, conocidos como ninis.
De la juventud mexicana que se estima en 35 millones, alrededor de 7.5 millones de jóvenes se encuentran dedicados al ocio obligado.
Es necesario señalar que 28 millones de jóvenes son pobres y padecen los estragos de la miseria.
Los datos los dio el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, quien se vio en la necesidad de enmendar la plana al secretario de Educación, Alonso Lujambio, pues éste sostiene que los ninis son 285 mil.
La aclaración, que no polémica, nos orilla a la reflexión. ¿Cómo es posible que el gobierno federal panista desestime el número de jóvenes mexicanos que buscan desesperados mejores condiciones de vida?
Quizá como nunca, ahora se necesita la creación de empleos y más espacios en las escuelas de educación superior para encauzar a una población que hoy se encuentra a la deriva.
Se trata, pues de un problema social de raíces profundas que debe atenderse rápidamente sin demagogia, antes que las autoridades sean rebasadas por ese universo de jóvenes sin brújula, sin un destino cierto, seguro.
Sin embargo, la problemática no se detiene en los ninis, la falta de empleos se extiende a los profesionistas, que con sus títulos en la mano son rechazados automáticamente, porque no hay espacios que ocupar.
Esas personas egresadas de escuelas de educación superior al ser rechazadas, optan por malbaratar su mano de obra o buscan la manera de incursionar en el comercio informal o en el negocio de la piratería. Y en otros casos caen en manos del crimen organizado.
A lo señalado arriba tenemos que agregar lo siguiente: medio millón de mexicanos entre 15 y 19 años de edad ya tienen uno o dos hijos, y unas 7 mil niñas entre 10 y 14 años dieron a luz en el 2005.
Ahí se encuentra el problema candente, real y trágico. Tratar de paliar esa pesadilla como lo intentó el secretario de Educación, Alonso Lujambio, es hacerle al avestruz.
Es tiempo de volver los ojos a la juventud. Mañana podríamos arrepentirnos.
DOS
En el Partido Acción Nacional (PAN) no hay tranquilidad. Las luchas internas no terminan y los panistas se preparan para el asalto final: la sucesión presidencial.
Mientras en otros partidos políticos se asoman algunos precandidatos, en el PAN, como decían los sabios, la caballada está flaquísima.
Los funcionarios amigos de Felipe Calderón Hinojosa (FCH) están muy verdes para participar en la justa política rumbo al 2012. Es decir, no dan color.
Antes que aparezca el gallo panista, al interior del partido tendrán que efectuarse algunos ajustes.
Primero, saber qué fin tendrá Manuel Espino, el ex dirigente panista, venido a menos por su enfrentamiento permanente con el Presidente. ¿Será expulsado del partido? Se supone que al enemigo hay que tenerlo cerca, pero ignoramos que piensa la cúpula blanquiazul.
También tendrá que nombrarse (debía decir elegirse) al nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, que ahora detenta el conflictivo César Nava -Navita- enemigo número uno de los priístas y triunfador de las elecciones para gobernador en Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
Al victorioso Navita le dijeron que ya estuvo bien de su papel como presidente del PAN y que su lugar será ocupado por otro cuate de Calderón. Sin embargo, el dirigente tendrá que encargarse de las próximas elecciones en el Estado de México.
Al manifestar que no buscará la reelección en la dirigencia de su partido, Navita confirmó, entre otras cosas: o que ya tiene harto a FCH o que los priístas presionaron para quitárselo de encima.
Los tricolores odian a Navita, porque a éste le funcionaron las alianzas. Como alquimista de excelencia logró juntar el agua con el aceite y en Oaxaca, principalmente, PAN y PRD obtuvieron el triunfo y le dieron hasta con la cubeta al dictadorzuelo Ulises Ruiz Ortiz.
Eso significó una parte de la catástrofe para los priístas, que estarán en situaciones muy difíciles, complicadas para evitar que el brazo de la justicia alcance a Ulises Ruiz.
Navita y sus aliancistas también le abollaron la corona al gobernador Mario Marín. En síntesis, el PAN y sus cuates se lucieron. Con derrotar a Ruiz Ortiz fue suficiente. ¿Cuál será el destino de Navita? ¿Y de Espino?
Y TRES
En el cónclave priísta efectuado en el puerto de Acapulco, se acordó aprobar una ley para proteger a los periodistas y sus familias.
Según trascendió, los senadores del tricolor presentarán, en el próximo periodo de sesiones, una iniciativa de ley para proteger a quienes ejercen el periodismo de “alto riesgo”.
Los senadores decidieron apoyar la legislación en materia de protección a periodistas que incluye a sus familias.
La idea es magnífica, aunque será necesario conocerla a fondo para saber de qué se trata, porque no debe ser una ley para unos cuantos.
Si bien es cierto que es mayor el riesgo de aquellos periodistas que laboran en zonas peligrosas, también es importante que se tome en cuenta el riesgo que corren aquellos informadores que viven bajo las dictaduras de los gobernadores y de los presidentes municipales.
Debe ser una ley de protección a los periodistas amplia, integral, que realmente se agradezca.
Actualmente, México encabeza la lista de países donde ser periodista es un verdadero peligro. El número de informadores muertos y desaparecidos es inadmisible. Ya hasta se perdió la cuenta de reporteros, reporteros gráficos y funcionarios de periódicos víctimas de la delincuencia organizada o de los funcionarios delincuentes.
A la fecha, ninguna autoridad se encuentra comprometida en la seguridad de los periodistas. En los estados donde se concentra la lucha contra el crimen organizado, los informadores locales dejaron su trabajo. Algunos obligados por el temor, otros por las amenazas de los narcotraficantes. Bienvenida la idea de aprobar leyes que beneficien a los periodistas, ya era tiempo.