¿Hacia dónde va López Obrador?
¬ José Antonio López Sosa miércoles 11, Nov 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
En un tiempo donde lo que nos sobran son partidos políticos y lo que nos faltan son propuestas y decisiones tangibles para la ciudadanía, Andrés Manuel López Obrador ha comenzado de nuevo un activisto —del que nunca se ha retirado—, en las calles, con una representatividad importante en el Congreso, así como en delegaciones y algunos municipios.
La realidad que señala López Obrador es tangible, desde su campaña en 2006 se han hecho realidad los escenarios que ha previsto con relación a la crisis económica, política y social de nuestro país, eso no implica que su propuesta —anterior y actual—. sea como él la llama, la salvación del pueblo.
Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, dice constantemente en sus discursos. Él es parte de la clase política, él no es pueblo, no es Benito Juárez, sí ha demostrado tener una vida austera con relación a otros políticos pero la gente que ha estado cerca de él, también ha caído en diversas ocasiones en los excesos que la vida política regala a los mortales.
Es complicado analizar con seriedad a López Obrador, no porque no se pueda, más bien porque hay decenas de editorialistas y opinadores que a la menor provocación, sueltan en teclazos de computadora su ira contra Andrés Manuel, perdiendo toda seriedad y tomando por estúpidos a sus lectores. Ni hablar, así es esto.
La realidad es que, son razonables y válidas las dudas con relación al origen de los recursos con los que vive a diario López Obrador, por mínimos que éstos sean.
También son razonables las dudas del porqué no se postuló para ser diputado federal en las pasadas elecciones, seguramente hubiese ocupado un escaño y desde este órgano legislativo, podría acercar a los hechos sus denuncias y propuestas.
Aquí no hay buenos ni malos, los políticos son seres humanos, unos mucho peores que otros pero todos con lo que su naturaleza implica.
Andrés Manuel López Obrador no es el bueno ni el malo, no es el mesías ni el peligro para México, es un político que al final del día, muchos no entendemos hacia dónde se dirige más allá de lograr una candidatura presidencial más. De pronto no cree en las instituciones cuando al mismo tiempo forma parte de ellas.
Finalmente, el principal problema de Andrés Manuel López Obrador no es ni siquiera él mismo, son los creyentes —más no seguidores— que tiene, que no hacen autocrítica para mejorar la propuesta o la forma de activismo.
Lo que queda claro es que los escenarios turbulentos que Andrés Manuel previó como candidato en sus dos contiendas, se han hecho realidad.
La pregunta sigue en el aire, ¿hacia dónde va López Obrador?
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