Pinten su raya
¬ Salvador Estrada martes 10, Nov 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
Señor licenciado Miguel Mancera, jefe del gobierno capitalino, le cuento una historia de la vida real, a fin de que tome cartas en el asunto para frenar los abusos de los grulleros.
Ayer, temprano, siete de la mañana, estaciono mi auto en la calle prolongación de Río Bamba, frente a la clínica 41 del Seguro Social, donde siempre lo he dejado junto con otros pacientes que acuden al IMSS a esa hora para someterse a un examen de sangre para conocer el estado de glucosa en su organismo.
Al salir de la clínica, el sustote que te llevas. Buscas tu auto en la fila que lo dejaste. ¡Me lo robaron! En ese momento tu azúcar se fue al cielo y tu boca se secó. Tu coche fue “escogido” por la grúa, porque era presa fácil para la maniobra. La multa inventada que el grullero apuntó “estacionado en un camellón”. Todos los autos estacionados frente a la clínica 41 están pegados al camellón, pero no arriba. No estorban, no obstruyen, no dañan en esa calle. Pero el mío tenía el espacio preciso y no estaba pegado con otros autos. El grullero pudo maniobrar y se lo llevó.
Llegas a tu casa y hablas a Locatel, con la esperanza de que te informen que sí está en el corralón y te digan cuál. Te dictan un número telefónico y una clave y hablas a la central y no lo tienen registrado porque se cayó el sistema. “Y hable más tarde”. No aparece, no lo tienen ¡Se robaron mi auto! Te desesperas, te angustias. El trabajo te espera. El tiempo pasa y no sabes qué pasó con tu carro. Hablas a una patrulla por indicaciones de la aseguradora, a la que reportaste la desaparición de tu vehículo. Los patrulleros informan …¡Sí está en el corralón! Te tranquilizas, aunque en el corralón insistan ¡no está su auto! No está registrado.
Y luego en el corralón el papeleo: dos copias de la tarjeta de circulación, dos de la licencia y dos de tu IFE y la multa ¡966 pesotes! Y mostrar los originales. También mostrar pago de tenencia y si la debes primero ve a pagar y luego regresas. Y otras dos copias de tu boleta de sanción que ahí mismo te las imprimen por ocho pesos. Otro abuso, las copias cuestan cincuenta centavos. Este gastadero, de casi mil pesos, porque abordaste un taxi para llegar al corralón, te duele, porque no lo tienes y pides prestado o sacas del cajero. Molesta la injusticia. Si no existe ninguna violación a la ley de tránsito, la inventan los grulleros, que se llevan su comisión por cada coche que llevan al corralón, Los grulleros deben de pintar una línea roja o de otro color, que signifique ¡corralón! O de pleno escribir una “C”. Para que los sustos no suban el azúcar al momento que no ves tu auto, en el lugar donde lo estacionaste.
Señor Mancera, los abusos de los grulleros y la mala actuación de los policías de tránsito le están restando votos para el 2018. Y además los conductores multados se preguntan ¿a dónde va ese dinero de las multas, que son muchas y son diarias? ¿Dónde quedó la ley de transparencia? ¡Pura opacidad!