Otro médico
Ramón Zurita Sahagún lunes 9, Nov 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Lejos de las especulaciones creadas y del temor de la injerencia gubernamental, los notables reunidos en la Junta de Gobierno de la UNAM, decidieron que Enrique Luis Graue Wiechers se convirtiera en el nuevo rector de esa casa de estudios.
Finalmente, no resultó electo el favorito Sergio Alcocer, mucho menos Rosaura Ruiz, por el infundado temor hacia la izquierda, ni los restantes siete aspirantes que pasaron por un primer filtro y no superaron la siguiente etapa.
En la UNAM, los diez personajes que pasaron a la siguiente ronda son iguales de valiosos, aunque solamente uno de ellos resultaría el seleccionado.
Lo importante en esto es que la UNAM ya tiene un nuevo rector y que el período de José Narro Robles transcurrió en buenos términos y que el reto que enfrenta el nuevo rector es grande, pero que iniciará de manera halagüeña.
Por eso, el recién electo señaló: “los rectorados tienen sus propias definiciones y el mío será de consolidación”.
Con el arribo de Graue Wiechers, los médicos consolidan su presencia en los destinos de la UNAM.
Y es que la Facultad de Medicina de la UNAM estuvo considerada siempre entre las mejores del mundo y sigue siendo la mejor del país, aunque en lo referente a la calidad de los médicos que de ella surgen.
Sin embargo, ahora se constata que también lo es en el aspecto político, ya que para alcanzar el rectorado y dirigiré la llamada máxima casa de estudios del país, se requiere de ello.
Juan Ramón de la Fuente fue el rector que inauguró el nuevo siglo, le siguió José Narro Robles, ambos con dos períodos y ahora se une a ellos, Luis Enrique Graue, con lo que los médicos son tan preponderantes en conducir los destinos de la universidad que en todo el siglo no hay ningún profesionista ajeno a ello que alcanzara dicha distinción.
Desde los años 70, los especialistas de la medicina han dominado el gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México, ya que cinco de los ocho más recientes rectores son egresado de la Facultad de Medicina.
Guillermo Soberón Acevedo inició esa dominancia, le siguió Octavio Rivero Serrano y ahora la trilogía reciente.
Es cierto que los ingenieros y abogados han tenido también una gran representatividad desde que se logró la autonomía universitaria.
La designación del nuevo rector se logró en forma y tiempo y sin asomo de fracturas de ningún tipo.
Según René Milán, presidente de la Junta de Gobierno, aclaró que para la definición del nuevo funcionario se tomó en cuenta la calidad y viabilidad del proyecto para la casa de estudios, la estabilidad de la institución y su vinculación con la sociedad.
Fueron cuatro días los que requirieron los miembros de la Junta de Gobierno, para deliberar y determinar que Graue es quien mejor cumple con las características para dirigir la institución.
Se trata del rector número 34, desde que se consiguió la autonomía y desarrollará un período de 2015-2019.
Enrique Luis Graue es médico oftalmólogo, tiene 64 años de edad y tiene ante sí el reto de regresar a la UNAM a los primeros niveles de las universidades del mundo.
Desde que México ingresó a la llamada modernidad, al término de la Segunda Guerra Mundial, los rectores de la UNAM han sido disímbolos, aunque, fuera de los sucesos del 68, cuando el Ejército tomó las instalaciones de la casa de estudios, la autonomía se ha mantenido con todo y varias huelgas.
Salvador Zubirán Anchondo, médico cirujano, por cierto, fue el primero de la lista de rectores que inauguró esa nueva etapa de México, iniciando su gestión en 1946.
Le siguió Luis Garrido Díaz, abogado de profesión, duró cuatro años como rector, pero al igual que el médico Zubirán solamente tuvo una gestión.
Nabor Carrillo Flores, ingeniero de profesión, asumió el rectorado de 1953 al 1957, transcurriendo esos tres períodos, sin grandes problemas.
Con otro médico, el doctor Ignacio Chávez Sánchez, se iniciaron los conflictos, ya que durante su rectorado se reformaron los estudios de bachillerato, añadiendo un año más al plan de estudios. Además se aprobaron los primeros estatutos particulares de la UNAM, para investigadores, profesores y empleados administrativos. También reglamentó los estudios de posgrado, dándole su estructura actual. Al ingeniero Javier Barros Sierra le tocó el conflicto del 68 y durante su rectorado impulsó una reforma académica general.
Pablo González Casanova profundizó la reforma académica de la universidad y se crearon los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH).
Llegó Guillermo Soberón Acevedo y con él nuevamente los médicos recuperaron el control del gobierno universitario, ya que su gestión duró dos períodos.
Octavio Rivero Serrano fue el siguiente rector y médico también. Durante su período se inició una reforma académica-administrativa que terminó con el Plan de Desarrollo Institucional de la UNAM.
Jorge Carpizo McGregor fue el siguiente rector y enfrentó el vendaval de la propuesta de cambios basados en el documento conocido como Fortalezas y Debilidades de la UNAM.
José Sarukhán Kermez fue el siguiente rector de un solo período de gestión. Francisco Barnés de Castro, químico de profesión, supo lo que era inestabilidad en su paso por la rectoría de la UNAM.
Después llegaron los médicos, con Juan Ramón de la Fuente, quien estuvo al frente por dos períodos, en que se recuperó la estabilidad y la UNAM recuperó parte del esplendor perdido.
Le siguió el actual rector, José Narro Robles, que termina su segundo período el próximo 15 de noviembre y ahora corresponde el turno al tercer médico sucesivo, Enrique Luis Graue.