Entre la vida y la muerte
¬ José Antonio López Sosa lunes 2, Nov 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Campeche, Camp.- Estamos celebrando el Día de Muertos en nuestro país; cada región tiene sus particularidades, pero el común denominador es rendirle honor a los que se han ido. Mas las tres regiones más emblemáticas con relación a este festejo son Oaxaca, Michoacán y la Península de Yucatán.
Aquí en Campeche, la celebración del Xanal Pixan tiene una herencia milenaria que data desde los tiempos mayas, de acuerdo al sincretismo, después de la evangelización en distintas regiones del estado celebran a sus muertos de diferente forma y con distintas tradiciones, todas ellas enfocadas a rendir culto a los antepasados, que comienzan desde los padres y abuelos que hayan muerto.
Fuimos a un lugar muy peculiar, quizás es conocido en todo el país por la forma tan especial que tienen para tratar a sus difuntos, no sólo en estos días, sino cuando hay alguna fecha especial, tanto para el que se fue, como para la familia. Se trata del pueblo de Pomuch.
A unos 45 minutos por carretera al norte de la capital del estado, está este pequeño pueblo, con una herencia maya muy interesante, ellos entierran a sus muertos en cajas dentro de nichos, luego de tres años si la muerte fue natural o hasta seis si la muerte fue por complicaciones médicas, los familiares sacan los huesos de las tumbas y los limpian, tanto en el Día de Muertos, como en fechas especiales del difunto, sean cumpleaños, día del santo o algún otro aniversario en especial.
Es impactante llegar al cementerio de Pomuch y ver las tumbas con nichos llenos de cajas semiabiertas, donde se asoman cráneos, fémures o costillas. Cada familia acude a sacar esos nichos y limpiar con cuidado los huesos de su difunto, lo hacen como una forma de honrar su memoria y mantenerles presentes en la vida cotidiana.
Tal vez desde los ojos occidentales de nuestra sociedad esto parezca escandaloso, pero considero que no lo es. Se trata de una costumbre distinta a la que quizás no accederíamos, pero no podemos dejar de lado que la herencia de la percepción maya de la muerte está presente y que ningún daño se le hace a nadie, al sacar los huesos del difunto y limpiarlos dos veces por año como símbolo de honrar la memoria.
El cementerio de Pomuch es uno de los sitios que hay que visitar para compartir parte de la cultura nacional que existe con relación a la muerte, un tema tabú del que aparentemente nos reímos cada principio de noviembre, pero del cual, ni en las escuelas ni en las familias se habla con profundidad y cotidianidad, cosa que sí sucede con quienes acuden a este cementerio a sacar los huesos de sus muertitos, limpiarlos y ponerlos de nuevo en su sitio de descanso.
Tema que da para mucho, aquí en Campeche es un baluarte cultural, algo digno de conocerse de cerca, algo que merece ser impulsado desde la Secretaría de Turismo y el Consejo de Promoción Turística de México, en manos de Enrique de la Madrid y Rodolfo López Negrete.
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