Un bocado del Diablo
¬ Humberto Matalí Hernández miércoles 5, Oct 2011Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
¿Un cuento por encargo? —dijo el hombre
dinosaurio— ¡Qué indignante asunto! Encargo,
encargo, ni que fueran merluzas o verdolagas…
Arturo Sigüenza | Un sueño insecticida
En los últimos diez años el género del cuento es renovado por más criadores. Así después de que en los ochentas y noventas la novela imperó en la creación literaria, parece que el renacimiento del cuento es seguro por lo menos durante la próxima década.
Parece ser resultado de la rapidez de la época de la tecnología y del abandono de las novelas de gran formato, a pesar de esa corriente de temas de vampiros o de niños magos, pero sin duda es un extraordinario rescate literario.
Sin duda, gran parte de la primera mitad del siglo pasado y los 30 años que le siguieron permitieron el surgimiento de cuentistas o escritores de novelas cortas o cuentos de largo aliento, pero entre ellos de México en secuencia a los escritores mexicanos de finales del XIX, desde Carlos Fuentes a Juan Rulfo, sin dejar a Juan José Arreola se forma una larga lista de creadores literarios en ese estilo. El iniciador del relato moderno Edgar Allan Poe mostró el camino y desde entonces son muchos, en todo el mundo, los autores que siguen el camino, hasta joyas mínimas como los cuentos breves de Augusto Monterroso.
Ahora los escritores jóvenes se suman a la creación de cuentos y anuncia un renacimiento del relato como pieza importante en la literatura, entre ellos Arturo Sigüenza, nacido en Oaxaca, presenta hoy a las 18:00 horas el libro de relatos titulado “Un bocado del Diablo”, en la sala “A” de la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, con 16 cuentos de diferentes extensiones y temas. Es el primer libro de este escritor y sus otras publicaciones se dieron en antologías y revistas.
En los textos de Arturo Sigüenza se nota la influencia de sus diferentes lecturas, pero agrega el sentido de sus aires oaxaqueños en donde abrevo el viento de la naturaleza y de la magia literaria, y al mismo tiempo aborda temas urbanos de la ciudad de México, donde los destellos pueden ser una colilla encendida que vuela, junto con un hombre, desde las alturas de un edificio para estrellarse en la avenida.
Las frustraciones amatorias y los enamoramientos, los dolores y sobre todo la presencia de su majestad la Muerte, a la que como digno oaxaqueño la lleva con sabores, colores y música. Por eso, aparece el relato “Cuando la muerte se antoja”, referencia a los gustos gastronómicos que en Oaxaca son una fiesta de sabor y color. Es el mundo mágico de la literatura, que en México, incluidas las montañas oaxaqueñas, tiene destacada presencia. Tal parece que la secuencia iniciada por Netzahualcóyotl en sus cantos, es una constante en la creación literaria mexicana. Por eso, no extraña el surgimiento de autores como Rulfo, Fuentes, y la enorme lista de anteriores y ahora el largo etcétera. Y la poesía no se mantiene al margen de esos encantamientos.
Arturo Sigüenza tiene también otros invitados en los insectos, esos ejemplares que forman parte del equilibrio natural y que permiten un equilibrio de la vida, pero que en Oaxaca tienen además un sabor, transformados en alimentos en los tacos y guisos a base de chapulines, capturados en un lunes del cerro. Pero en el cuento “Un sueño insecticida” se asume en personajes caricaturescos de la solemnidad humana y que sin ser un batracio convertido en príncipe, si son sabios maestros y futuros escritores, que como en la realidad mágica, un frasco de insecticida convierten en sueño.
A punto de lograr la licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Sigüenza es egresado de una secuela de talleres literarios de donde abrevó experiencias y conocimientos literarios, en especial del que durante 20 años presidió el irresponsable emigrante de esta vida, Rafael Ramírez Heredia.
También escribe el cuento en donde uno de los grandes escritores mexicanos se enfrenta a la brutalidad del sexo, la televisión y la indiferencia en “Juan Rulfo contra las chichas Porno-star”, violento escenario convertido en el cuarto de un motel, de esos que abundan en el corredor turístico de San Antonio Abad-Calzada de Tlalpan, que seguro es el punto de paseantes más grande del país y el principal atractivo es un televisor encadenado, con los canales de películas porno. Brutalidad literaria en pleno.
Renglón aparte es el cuento que da título al libro “Un bocado del Diablo”, que es una reflexión sobre el aislamiento del hombre y la capacidad de encontrarse así mismo ante el espejo y remolino del Diablo.
Así hoy se presenta este primer libro de un autor nuevo, en obras, no en tiempo, que tiene como escritor ni alumno de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y como lugar de introducción de su obra cuenta con la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, mejores augurios para esta obra y su creador son difícil de encontrar.