Policías y ladrones
¬ Salvador Estrada martes 13, Oct 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
Las estadísticas dicen que han bajado los robos en la ciudad de México, pero en la realidad en algunas colonias los atracos siguen sucediendo y los colonos tienen temor y viven en la inseguridad.
Tal es el caso de la colonia Lindavista, delegación Gustavo Madero, que ahora está en obra por la introducción del Metrobús y la avenida Montevideo parece que fue bombardeada y el caos vial y peatonal irrita a medio mundo.
Los robos a casas-habitación no paran en esa colonia, aunque los vecinos hagan sus demandas y pidan protección para que circulen patrullas por la zona y ”espanten a los ladrones”.`
Sin embargo, las informaciones de la prensa señalan que “cayó tal banda comandada por un ¡policía!”. Y entonces ¿a quién pedir ayuda? En avenida Politécnico está la iglesia de San Judas Tadeo, santo milagroso, pero dicen los taxistas que es el ¡santo de los ladrones! Entonces ¿a quién pedir protección?
La ciudad de México requiere de policías de academia, honrados y con vocación de servicio y también demanda que los ladrones los metan a la cárcel, los que roban en banda, golpean a sus victimas y no se “tientan el corazón”. En los reclusorios están muchos “ladrones de pan”, los que roban por hambre menos de 200 pesos y tienen más de un año presos y todavía no son sentenciados, con lo cual los reclusos no caben y duermen de pie, amarrados a los barrotes.
El patrono de la ciudad de México es San Felipe de Jesús y es a él a quien se le debe de pedir protección porque creer en la policía o en los políticos es creer en el canto de los sirenas.
La carrera de policías y ladrones las están ganando los malos ¿por qué son más que los buenos? ¡No, no y no! Los delincuentes son protegidos por su ¡madre!. Sí, su madre, doña corrupción.
Si todos queremos que la ciudad de México sea ideal para vivir, es necesario que la policía sea bien pagada y educada en la ética profesional y en la vocación de servicio. Y las autoridades deben abrir más fuentes de trabajo con salarios bien remunerados para prevenir y frenar a la delincuencia.
¿Es difícil el camino? Las autoridades tienen la palabra. Y los ciudadanos tienen que exigir seguridad. Y encomendarse a San Felipe de Jesús con esta oración. “San Felipe, San Felipe, protégenos de los rateros este día y toda la noche para que no den moche a la policía”. Amén.