“La llave de la buena vida” Joan Garriga
Cultura martes 13, Oct 2015En la ruta de las letras
Patricia Correa
- Publicado por el sello editorial Paidós
- El psicólogo español Joan Garriga platicó en exclusiva para DIARIOIMAGEN
-¿Qué te inspira crear esta novela?
“Mi trabajo me lleva a estar todo el tiempo acompañando a personas en procesos familiares, en los asuntos relevantes, tanto desde lo bendito hasta lo conflictivo, es el fruto de haber trabajado con tantas personas que veo que tuvieron pérdidas en su vida y no supieron cómo superarlas, perdieron la madre, los hermanos, la salud, y entonces a partir de la pérdida ingresan en una vida resentida o pesimista en lugar de hacer el tránsito de las pérdidas para volver con una vida de más sentido. También este libro fue un regalo a mi hijo menor que cumplió 18 años, es como un manual acerca del buen vivir, es el mensaje que no hay que infantilizar tanto a los hijos, porque hoy en día, por lo menos en Europa, es muy común que los hijos se mantienen dependientes de los padres hasta muy tarde, y yo me llego a preguntar si esta dependencia de los hijos no es que tratan de satisfacer una necesidad de los padres, es decir, muchos padres encuentren el calor en los hijos en lugar de en ellos mismos o en otros aspectos de su vida, hay una necesidad invisible de retener a los hijos, por eso la importancia de que ellos hagan su vida y darles la llave para que ellos abran todas las puertas”.
-Comparas los tres dientes de la llave con recursos esenciales que necesita cualquier persona para avanzar y tener una buena vida: La verdad, la valentía y la conciencia… Háblanos un poco de esto.
“El sufrimiento de mucha gente, la desdicha, en una vida no tan buena, viene del hecho de que uno no le da a la vida lo que tiene para darle, no hace lo que quiere hacer, hace poco leía que las personas que están cercanas a la muerte, sobre todo se arrepienten de no haber hecho lo que habían querido hacer, muchas veces por el miedo, por la cobardía de no arriesgarse a ser excluido, murmurado o criticado. Es muy importante tener el valor dentro de nosotros mismos, la llave simbólicamente es lo que el hijo ha aprendido de los padres y si los padres han hecho lo que han querido hacer, el hijo lo aprende y desarrolla el coraje y el valor para entregarle a la vida lo que sea, pero también veo muchas vidas que se estropean por que tratan de darle a la vida lo que no tienen, desear lo que no somos, esto significa estar identificado con un personaje ideal, por qué cree que le irá mejor, pero no vibra con nuestros movimientos interiores, con nuestra naturaleza, nuestros dones, entonces si al final uno dura demasiado tiempo identificado con una mentira esto tiene consecuencias, no sólo en el plano profesional sino en el afectivo, conviene ser auténticos, genuinos, para tener una vida buena. Lo último es la conciencia, no queremos enterarnos, nos hacemos duros para no bucear en las profundidades de nuestro ser, para no reconocer quiénes somos, para no enfrentar cosas que a veces podríamos vivir como conflictivas, para no encontrarnos con nuestras sombras, pero cuando más tratamos de evitar estas sombras más alejados seguimos de nosotros mismos”.
-La sociedad se ha vuelto materialista y en tu libro mencionas “El ansia de ganar me ha hecho olvidar lo esencial y me he traicionado”, esto va asociado a tres pecados que mencionas: La falsedad, la cobardía y la inconsciencia…
“De hecho, es muy raro que en la vida uno no se pierda un poco, lo importante es no perderse demasiado tiempo o con demasiada intensidad, hay trampas que nos hacen perder de vista lo esencial, por ejemplo la gente hace el balance de su vida y no se lamenta de haber tenido un coche mejor, se lamenta de no haber estado más tiempo con sus hijos, de no haber contemplado la naturaleza, a veces es bueno tener ganar, tener amigos, propiedades, un trabajo interesante, pero otra cosa distinta es estar identificado y construir nuestra identidad alrededor de las ganancias, esto es peligroso, uno ya no es el ser que es sino es el propietario de, es decir, se construyen identificaciones pero se pierde de vista el alma desnuda, el alma natural”.