Ebrard, ¿el Jordi Pujol mexicano?
Francisco Rodríguez viernes 9, Oct 2015Índice político
Francisco Rodríguez
Los grandes atracadores de los erarios nacionales están libres. Disfrutan sus inmensas fortunas al amparo de leyes arcaicas que protegen sus fortunas mal habidas en títulos accionarios al portador, casi siempre emitidos con el respaldo de los “gobiernos” cómplices.
Hay dos casos emblemáticos: Jordi Pujol, en España. Y, por el momento —porque la lista puede aumentar a finales de este sexenio—, Marcelo Ebrard.
Véase si no, cuando todo el trabajo que llevó construir la monarquía parlamentaria española ha sido pasado por las armas de la corrupción gallega y catalana justo en el momento en que las coronas europeas enfrentan el repudio popular. El tema del secesionismo es más parecido al petate del muerto, pues si fuera cierto, todos perderían. Y eso no puede ser.
Atrás del problema político que es ancestral (siempre, para los europeos, abajo de Los Pirineos quedaba África, exceptuando a los catalanes), el tema de fondo por el que lucha el corrupto gobierno empresarial catalán es proteger a un cabecilla de su mafia mediterránea, el antes bien ponderado Jordi Pujol, ex alcalde olímpico, para que libre la vara de la justicia madrileña.
Franco rezaba a diario al “brazo incorrupto de Sta. Teresa”
El franquismo fue una larga noche de bayoneta, garrote vil y orden castrense, sobre un sistema de mendacidad y corrupción que sometió a la pobreza extrema y a la vergüenza internacional a un país cuya avanzada de opinión pugnó siempre por el regreso de la República.
Siempre se ha sostenido que, de no ser por la agresiva política turística de la derecha cristiana de Manuel Fraga Iribarne,—que vendió la ilusión de costas soleadas, monumentos antiquísimos y villorrios de leyenda— captando divisas a manos llenas, España hubiera parecido más un principado medieval que una tiranía monstruosa del siglo pasado.
Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”, Santiago Carrillo, líder histórico del Partido Comunista Español y los lúcidos escritores y proverbiales parlamentarios republicanos llegaron para quedarse y trascender la esperada muerte del ridículo dictador gallego, el que rezaba todo el día al “brazo incorrupto de santa Teresa”, inspirador y guía de nuestros panistas trasnochados.
Debates clandestinos, aulas universitarias repletas de inconformes, sociedades secretas, ejecuciones a mansalva e imprentas caseras, produjeron una eclosión que obligó a las fuerzas políticas a tomar el camino de la democracia. Aunque un designado Borbón se quedara a cargo del trono, emparentado con toda la realeza europea.
El Pacto de la Moncloa… lo contrario al Pacto por México
El 27 de octubre de 1977 se firmaron, en La Plaza del Sol, los Pactos de la Moncloa. Cruciales decisiones integrales —no fantasiosas como el “Pacto por México”— que configuraron el llamado “Acuerdo sobre el Programa de Saneamiento y Reforma de la Economía”. Todo un trabuco político, financiero, tecnológico y social.
De una manera interconectada, se abarcaron de un solo golpe audaz e histórico todos los aspectos esenciales de seguridad social, política agropecuaria, presupuestaria, monetaria, laboral, reforma agraria, medios de comunicación, fuerzas de orden público, autonomías, medios energéticos, es decir, todo. No nada más un acuerdo cupular, como el mexicano.
Los españoles se impusieron la obligación de restablecer, en dos años, los equilibrios fundamentales de la economía, aminorando inflación, reduciendo desempleo, distribuyendo mejor el ingreso, elevando la productividad y la competitividad, mejorando la balanza de pagos y respetando las libertades fundamentales.
España reconquistó sus viejos territorios, comercialmente
España era, hasta antes de la burbuja inmobiliaria de las hipotecas subprime, en 2008, la octava economía del mundo, sin maquillajes. En el seno del Parlamento europeo se han expresado con lucidez extraordinaria —como en los mejores días de la República— legisladores españoles con cerebro y visión del primer mundo y han contribuido a construir ese fenomenal contrapeso mundial que es la Comunidad… ahora puesta de rodillas.
Hasta hace poco, el crecimiento español se había multiplicado por cien; los ingresos y las rentas per cápita, por 36; existía un gran equilibrio presupuestario y era uno de los pocos países europeos sin déficit financiero, con salud económica y un real florecimiento de las libertades.
Y de repente, todo se vino abajo. A pesar de la tozudez democrática, del gran vigor empresarial de las firmas españolas, de la conquista del mercado mundial en tecnologías de punta, no pudieron frenar la corrupción desenfrenada en la que populares y socialistas involucraron, con la firma por delante, a los borbones y restos del franquismo.
Las inversiones fraudulentas de la Casa Real hispana
A la crisis internacional causada por la infinita codicia de los financieros judíos que manipularon todos los trafiques con la baja tasa de interés y la bancarrota hipotecaria, se sumó un elemento novedoso: el entramado de los negocios corruptos y los avales a las inversiones fraudulentas entre la Casa Real y los partidos políticos.
Las pugnas entre los cárteles gallego y catalán de la droga, revirtieron todos los esfuerzos por levantar a España de la lona. Los escándalos de corrupción de los Ruiz Mateos, Botín y Pujol, por citar a los “emblemáticos”, dieron al traste con la credibilidad y la legitimidad del proceso español iniciado en La Moncloa.
Las inversiones faraónicas que arrojaron grandes dividendos al multimillonario Aznar, al tartufo Rodríguez Zapatero, al rey Juan Carlos y a los poderosos banqueros madrileños, generaron la desconfianza en la honradez del sistema. Iberdrola y la constructora OHL en un papel protagónico. ¿Dónde habremos oído eso?
Desempleo y bajos salarios
La recurrencia insaciable a los fondos internacionales para hacer flotar los negocios de políticos y empresarios, degeneraron en reducción de salarios, congelamiento de plazas de trabajo, supresión de programas sociales y la indignación general. Eso, más los fraudes financieros en las cajas de ahorro, los desmesurados avales a la banca privada, el aliento a todo lo que no tuviera fondo.
El dinero de la droga, en cantidades inmensas, claro, ni por asomo en las cantidades que se manejan en un solo cártel mexicano vinculado a los grandes empresarios locales, desquició el edificio español. Jordi Pujol, ex alcalde de Barcelona, a la punta de los bandidos. Acá sólo la Telefónica marca récord.
Sin embargo, allá lo reconocieron. Jesús Gil y Gil, dueño del Atlético de Madrid y lavador del cártel gallego en Marbella arrastró tras de sí a todos sus palafreneros que a su deceso se quedaron con el negocio andaluz. Pero han sido juzgados y sentenciados.
De nada ha servido la fama artística de gente como Isabel Pantoja, pareja sentimental y cómplice de lavadero de Julián Muñoz, el heredero político que quiso seguir los pasos de Gil y Gil en la paradisíaca Marbella . Todos a prisión.
Independencia de Catalunya, juego de birlibirloque
La justicia española ha dado muestras de que está viva, no como aquí, a la que ya le urge entronizar en el sillón mayor de la Corte a un sujeto de mala fama, como el primo de Humberto Castillejos, Raúl Cervantes, empleado de quinto talón de los Alcántara.
La justicia española persigue a Jordi Pujol, cabeza visible de la mafia catalana, por un lavado de 44 mil millones de euros, escondido bajo mil disfraces accionarios en Andorra. Pero en el fondo, todos saben que sólo es un cochinito de El Chapo Guzmán que éste le dio a guardar en las playas del Caribe mexicano.
Como respuesta salvífica, Artur Mas, el gerifalte catalán convoca a referéndum para separar a Catalunya de España. Todo un juego de birlibirloque para dejar a Pujol a salvo del mazazo ibérico. Parece que les alcanzó al par de descarados. Hasta ahora, gracias a una apretada votación, les ha dado resultado la treta.
Todo el sistema español se cimbra con lo que a nosotros ni cosquillas nos hace. ¿De qué pasta estaremos hechos que aquí no pasa nada?
El tráfico de acciones de empresas “reglamentadas” por la Bolsa Mexica de Valores, es intocable. Gracias a la manipulación bursátil que se hace con sus documentos al portador, resguardados en el hermético anonimato, todos los defraudadores viven a salvo con sus fortunas. La justicia se haya impedida de preguntar sobre el origen real del propietario de las acciones, aunque sean títulos nominativos. La ley la goza el que la hace.
De un día a otro, por medio de subastas de acciones por la vía electrónica de las que nadie se entera se “deshacen” y se acumulan, cambian mágicamente de manos al mismo tiempo cientos de miles de millones, que cumplen absolutamente con todos los requisitos de un buen lavado, que construyen estratosféricas fortunas casi siempre nacidas del trasiego y de los giros negros. Pero, dicen, el dinero no tiene color.
Se podría decir, más en serio que de broma, que hoy en día el narcotraficante, delincuente o lavador que maneje su botín en billetes, en moneda de cuño corriente, no es un villano, es casi un patriota, porque al menos permite que su dinero entre al juego del circulante. Los que no lo hacen, aparte de vulgares ladrones, cometen un acto de lesa humanidad contra la economía nacional. Son unos vulgares hambreadores.
Índice Flamígero: El ala judicial del gobierno español investiga a Jordi Pujol, a su esposa Marta Ferrusola y a sus hijos Jordi, Marta, Pere y Mireia tras la confesión que hizo el patriarca de la familia en el verano del año pasado, señalando que había mantenido oculta ante el fisco la herencia de 140 millones de las antiguas pesetas que recibió de su padre, Florenci Pujol. Por otro lado, Jordi Pujol Ferrusola –quien vivió una larga temporada en Cancún— y su mujer Mercé Gironés están imputados en la Audiencia Nacional desde julio del año 2014 por los delitos de blanqueo de capitales, delitos contra la Hacienda Pública y delitos de falsedad en documento mercantil. Aquí, todavía, no hay nada serio en contra de Marcelo Ebrard.