¡Es el cambio climático!
Mauricio Conde Olivares viernes 9, Oct 2015“Hora 14”
Mauricio Conde Olivares
¡Es la economía imbécil! Así de rápido y sencillo explicó Bill Clinton a G. Bush padre por qué y cómo iba a ganar las elecciones presidenciales.
Pues bien, esta frase se puede modificar para alertar a servidores públicos ante la arribazón atípica de sargazo en litorales del Caribe o por las intensas precipitaciones pluviales y la proliferación de huracanes: ¡Es el cambio climático imbécil!
Actualmente, llama la atención cómo el gobierno mexicano ha evadido el tema del cambio climático, incluso no es materia de debate en la Cámara de Diputados, ahora que legislarán sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación para el próximo año.
Por eso, es de considerar el recorrido que realiza el buque “Esperanza” de Greenpeace por el litoral de la Península de Yucatán, con científicos a bordo del Instituto de Ecología, Pesquerías y Oceanografías de México (EPOMEX) de la Universidad Autónoma de Campeche, quienes llevan a cabo el muestreo de las aguas del mar Caribe en el que actualmente se registran enormes cantidades de sargazo que van a depositarse en las playas de los principales destinos turísticos de Quintana Roo.
Al efecto, representantes de Greenpeace México y del Instituto de Ecología, Pesquerías y Oceanografías de México de la Universidad Autónoma de Campeche, pidieron a las autoridades que de inmediato inicien un estudio para conocer las causas de la arribazón atípica de sargazo a las costas de Quintana Roo, “y no solamente se dediquen a labores de su recolecta en las playas”.
Los investigadores hicieron un momentáneo alto en Cancún provenientes de la Isla de Cozumel, como parte del recorrido que realizan por la Península de Yucatán a bordo del barco “Esperanza” para monitorear la contaminación del mar por agroquímicos presentes en la arribazón de sargazo; dicho periplo concluirá en la Laguna de Términos de Campeche, por lo que al final habrán sido 50 puntos de recolección.
Laura Laso, representante de Greenpeace México, en compañía de los investigadores Jaime Rendón y Mauricio González, dijo que hace falta la investigación para determinar la causa de estas grandes cantidades de sargazo: “pues conocer de dónde viene, sus orígenes, los factores que lo propician podrá evitar en lo futuro mayores consecuencias”.
Replicó que actualmente no se cumplen las medidas establecidas por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales para recoger el sargazo, al tiempo que alertó sobre lo que podrían ser sustancias agroquímicas las que estén propiciando este cambió en el comportamiento de los escurrimientos por todo el litoral.
Consideramos, dijo, que una de las probables causas de todo esto es el uso excesivo de fertilizantes en la agricultura industrial.
“Los agroquímicos no permanecen en el sitio de aplicación, estos compuestos se pueden integrar al ciclo hidrológico y contaminar lugares lejanos, incluyendo la zona costera y los océanos.
El identificar la presencia de estos compuestos, aún en bajas concentraciones, permitirá establecer los posibles riesgos en los organismos y su impacto en la salud humana”, argumentó Laso.
Los científicos asociados a Greenpeace buscan las afectaciones de la posible presencia de agrotóxicos y nutrientes que pueden provenir del uso de fertilizantes.
“La consolidación de la agricultura industrial está convirtiéndose en un foco rojo para el medio ambiente y las comunidades.
La Península de Yucatán enfrenta ya las consecuencias de este modelo con la deforestación de sus bosques para tener mayores extensiones de tierra para sembrar, el uso indiscriminado de agrotóxicos turísticos del Caribe Mexicano”, afirmó Sandra Laso.
Es claro que podría ser el uso excesivo de fertilizantes en la agricultura una de las causas de la excesiva presencia de estas algas que han llegado de manera masiva al estado de Quintana Roo.
Es tarea de autoridades preocupadas y responsables de su entorno, investigar este suceso; sin embargo, en México esto no sucede así.
El gobierno únicamente se ha preocupado por retirar el sargazo, en lugar de tratar de entender y detener este fenómeno.
El identificar la presencia de estos compuestos, aun sea en bajas concentraciones, permitirá establecer los posibles riesgos para el ecosistema, por eso el estudio que lleva a cabo Greenpeace con los investigadores campechanos se extenderá por los litorales de los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo a fin de determinar el impacto en los ecosistemas costeros de la Península de Yucatán.
Destaca que los científicos buscan la presencia en el Caribe de sustancias provenientes de los agroquímicos como son el glifosato, del cual no existe monitoreo en toda la zona.
Greenpeace, al efecto, lanzó un llamado a las autoridades para detener estas prácticas agrícolas que dañan el entorno y privilegiar la agricultura ecológica, sin el uso de agrotóxicos, fertilizantes y transgénicos, que ponen en riesgo la salud de las personas y el planeta.
Mientras esto ocurre en México, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha puesto manos a la obra y anunció ayer que se ha fijado la meta de duplicar su volumen de financiamiento relacionado con el cambio climático para el año 2020.
A fin de aumentar sus inversiones en adaptación, particularmente en los países de la región más vulnerables al cambio climático, el BID también se comprometió a analizar todas las operaciones relevantes para evaluar riesgos climáticos y resiliencia a partir de 2018.
Hasta la fecha, 17 gobiernos latinoamericanos y caribeños han presentado sus Intenciones de Contribuciones Nacionalmente Determinadas, previo a la COP21, la cumbre climática que se celebrará en París a fines de este año. La nueva meta financiera climática del BID busca apoyar a estos países a cumplir esos compromisos.
Con ese objetivo, el BID incrementará el uso de instrumentos para apalancar el financiamiento privado, incluyendo el financiamiento para adaptación y resiliencia al cambio climático.
Asimismo, la consolidación de todas las actividades del Grupo BID con el sector privado en una sola entidad que comenzará a operar el 1 de enero del 2016 reforzará su capacidad para desarrollar y ofrecer productos financieros innovadores, tales como los bonos verdes.
La nueva meta de financiamiento climático del BID dependerá de la demanda de sus clientes, así como de la disponibilidad de recursos financieros externos en condiciones concesionales, incluyendo los Fondos de Inversión Climática, el Fondo Climático Verde y fondos bilaterales. Esta meta aspiracional también deberá ser formalizada por la Asamblea de Gobernadores del BID.
Para acelerar estos esfuerzos por integrar el clima en todas las operaciones del Grupo BID, el Banco también está considerando hacer cambios en su División de Cambio Climático y Sostenibilidad para que pueda tener un mayor impacto tanto en el sector público como en el privado.
La nueva meta está basada en el Enfoque Conjunto de los Bancos de Desarrollo Multilaterales para el Seguimiento del Financiamiento Climático. Basado en esta metodología, el BID dedicó el 14% de su financiamiento a proyectos relacionados con el clima en los últimos tres años (2012-2014). Duplicar ese volumen llevaría el nivel de financiamiento climático a promediar entre 25 por ciento y 30 por ciento de todo el financiamiento aprobado por el BID para el año 2020; pero esto será motivo de posterior análisis en otra entrega de Hora 14.