¿Comenzamos de cero?
¬ José Antonio López Sosa martes 6, Oct 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
San Antonio, Texas.- Y bien, los jefes delegacionales entrantes en el Distrito Federal están ya en funciones, los 16 han llegado a sus oficinas después de haber tomado la semana pasada, la protesta de ley ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Si bien pareciera poco tres años de gestión -en especial cuando a los dos años y medio renuncian para irse de campaña por otro puesto-, hay delegaciones donde la democracia es simulada y hay un proyecto personal o de grupo con distintas caras y liderazgos.
No todas las elegaciones comienzan de cero.
Tenemos ejemplos claros, el caso de Benito Juárez representa una continuidad de un extraño proyecto que más que el beneficio ciudadano, ha sido un generoso bastión para el Partido Acción Nacional (PAN) donde la corrupción y la impunidad han estado presentes, hoy Christian von Roehrich tiene la oportunidad de marcar un cambio con sus antecesores, a pesar de compartir la filiación partidista. La moneda está en el aire y sus gobernados esperan mucho de él.
Gustavo A. Madero es otro claro ejemplo, donde incluso esa democracia tiene tintes monárquicos, los puestos se prestan y se heredan. Una vez más Víctor Hugo Lobo Román del Partido de la Revolución Democrática (PRD) asume el cargo, lo dejó tres años en manos de Nora Arias y ahora vuelve. La corrupción e impunidad en esta demarcación también es el eje central desde hace años. ¿Qué no hay otro liderazgo nuevo en el PRD para dirigir los destinos de esta delegación?, tal vez el señor Lobo Román no comprendió en sus clases de teoría política, que los altos cargos públicos son comisiones, finitas, que no se debe (en el deber ser) vivir de la política en el mal sentido.
Claudia Sheinbaum es un caso peculiar, si bien tuvo una destacada labor como secretaria del Medio Ambiente en la administración de Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México, el llegar a la jefatura delegacional en Tlalpan por Morena, resulta suspicaz cuando su esposo, Carlos Imaz, ocupó dicho cargo en el año 2003, mismo al que renunció tras los famosos videoescándalos. Sí, son dos personas distintas, lo sé, sin embargo, el simple hecho que un puesto de esta envergadura lo ocupe primero el marido y luego la mujer, con todo el voto popular de por medio, me remite en automático a una monarquía.
En Cuajimalpa siguen el ejemplo y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) comenzó ya a aquilatar su bastión, Miguel Ángel Salazar Martínez llega elegido por Adrián Ruvalcaba, el delegado saliente, quien ahora es diputado.
No hay borrón y cuenta nueva, no hay comienzo de cero, se trata de extensiones del poder y en muchos casos, una simulación de transición donde el voto popular se usa para conservar un proyecto de partido y no de ciudad. En Azcapotzalco un ex delegado perredista ahora asume por Morena, Pablo Moctezuma y, así podemos seguir una por una.
Las excepciones: Xóchitl Gálvez (PAN) en Miguel Hidalgo, Ricardo Monreal (Morena) en Cuauhtémoc. Esperemos que en realidad limpien el desorden -en todos sentidos- que sus antecesores les dejaron. Son los únicos que considero, comienzan de ceros, los demás, ya van más allá del cinco en una escala al diez.
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