Los olvidados
¬ Augusto Corro jueves 1, Oct 2015Punto por punto
Augusto Corro
Son múltiples los males que aquejan a nuestros jóvenes: desempleo, falta de universidades y delincuencia.
Entre los afectados suman miles de personas que ni estudian ni trabajan, denominadas “ninis”.
Vemos con tristeza, que a falta de empleo, los jóvenes encuentran en el comercio informal una manera de ganar algo de dinero para su subsistencia.
En otros casos, los muchachos son tentados por la delincuencia y terminan en la cárcel.
De acuerdo con las estadísticas, en los penales del Distrito Federal, de los 39 mil 257 internos, la mitad tiene entre 18 y 30 años. Del total de reclusos, 18 mil 951 son hombres y mil 68 mujeres.
En todo el país hay unos 5 mil jóvenes presos por la comisión de delitos graves. Aparte se encuentran los niños y adolescentes que hacen diferentes trabajos para la delincuencia.
Así, los menores no sólo son víctimas, sino que se convierten en agresores.
En otras ocasiones nos referimos en este espacio a niños dedicados al narcotráfico, con la experiencia de sicario.
Las cifras de la delincuencia juvenil podrían crecer si no se toman medidas para resolver los problemas de la juventud que camina sin rumbo fijo.
Para empezar, se deben revisar los expedientes de aquellos jóvenes internos que cumplen sentencias menores, que redundaría en beneficios inmediatos:
Primero: se empezaría a disminuir la sobrepoblación carcelaria. Segundo: a los jóvenes se les alejaría de las escuelas del crimen, como se les llama a los reclusorios.
¿Víctimas o verdugos?, nuestros muchachos se encuentran en la disposición de desempeñar cualquier papel, en un mundo donde la pobreza y la violencia no ceden.
¿MÁS DE LO MISMO?
El tema de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa no debe repetirse. Se tiene que tomar como una terrible experiencia para evitar nuevas masacres.
Sin embargo, parece que lo ocurrido en Iguala no les interesa a las autoridades locales recién llegadas al poder.
El nuevo presidente municipal priiíta iguálense, Esteban Albarrán Mendoza, nombró a Crisóforo Tinoco Bahena, como jefe de Seguridad Pública municipal.
¿Y quién es Tinoco Bahena?
Pues un sujeto que ya se desempeñó en el mismo cargo durante un año en la administración de José Luis Abarca, ahora en la cárcel, acusado de autor intelectual del secuestro de los normalistas.
Tinoco Bahena fue echado del cargo porque lo relacionaron con el ataque a policías municipales de Teloloapan, donde perdieron la vida dos agentes y dos más resultaron heridos.
También, el nuevo jefe de Seguridad Pública ya fue investigado por sus vínculos con el cártel Guerreros Unidos, que participó en la desaparición y muerte de los normalistas de Ayotzinapa.
Asimismo, se reestrena como funcionario público Martín Ocampo Artega. Este sujeto fue nombrado director de Tránsito municipal. Ya fue llamado a declarar por las autoridades federales, por su presunta participación en los hechos violentos en Iguala. En fin, muchos de los funcionarios públicos que estuvieron durante el gobierno de Abarca, tendrán otra oportunidad con el alcalde priísta, Albarrán Mendoza.
Está decidido que las manzanas podridas sigan en la misma canasta.
MICHOACÁN Y AUREOLES CONEJO
Hoy, el perredista Silvano Aureoles Conejo será ungido como gobernador de Michoacán, entidad que en los últimos años fue aterrorizada por la delincuencia organizada.
En la historia reciente de los michoacanos la inseguridad pasó a formar parte importante en sus vidas. Los cárteles de la droga, la delincuencia común, la clase política corrupta, hicieron de Michoacán un infierno.
La economía también fue afectada por la delincuencia: la producción minera y agrícola estaba controlada por los capos de “La Familia Michoacana” al principio; y luego por “Los Caballeros Templarios”.
El caos era general. Los “templarios“ lograron aliarse con las autoridades para gobernar ese estado en el que la justicia desapareció. Surgieron los grupos de autodefensa ante la ineficacia de la fuerza pública para brindar seguridad.
La corrupción fue el pan de cada día. Un ejemplo de la narcopolítica quedó al descubierto cuando se confirmó la relación del gobernador interino, Jesús Reyna García, con el capo “templario” Servando Gómez Martínez “La Tuta”. Pero el viacrucis de los michoacanos empezó años atrás, cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa declaró su guerra fallida a la delincuencia organizada.
En fin, empieza un nuevo gobierno en Michoacán, bajo el signo perredista.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) ya estuvo en el poder con representantes de la familia Cárdenas y con Leonel Godoy “El Chino”. Ninguno pudo impulsar a Michoacán al camino del progreso.
¿Podrá Aureoles Conejo llevar seguridad y progreso a sus paisanos? Es la pregunta que se encuentra en el aire.