Duarte, gran reto para Manlio, y el colmo para Peña Nieto
Roberto Vizcaíno miércoles 30, Sep 2015Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- El Presidente y Beltrones deberán pronto tomar una decisión respecto de Javier Duarte
- El caos creado por el gobernador de Veracruz apunta a una derrota para el PRI en 2016
En corto, Javier Duarte —gobernador hasta ahora de Veracruz—, es un tipo simpático. Dicharachero, buen conversador.
Sin duda, sus diplomas y registros docentes lo ubican como uno de los pocos gobernadores mexicanos actuales con la más avanzada preparación.
Es Doctor en Economía por la Universidad Complutense de Madrid, España; egresado en Derecho por la Universidad Iberoamericana -plantel Santa Fe- con Maestría en Derecho, Economía y Políticas Públicas por el Instituto Universitario Ortega y Gasset, de la Fundación José Ortega y Gasset, de Madrid, España y una maestría en Gestión Pública Aplicada, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Con tal currículo académico y capacidad histriónica podría uno pensar que hasta inteligente es.
Pero como en el extraño y muy popular caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, al gobernador Duarte lo derrotan sus dichos y hechos.
El heredero de Fidel Herrera en Veracruz podría bien ser uno de los personajes de Robert Louis Stevenson a quien gustaba de abordar en sus escritos el trastorno disociativo de identidad.
Su Dr. Jekyll y Mr. Hyde es un clásico ejemplo de la doble personalidad, por completo opuestas, la bondad y la maldad, que serían utilizadas a manera de máscaras públicas para ocultar comportamientos perversos y malignos.
A lo mejor me excedí. Creo que en el caso de Duarte de Ochoa es simple estupidez. Es la aplicación llana del Principio de Peter, de un caso donde el personaje de los diplomas académicos llega muy rápido a su nivel de incompetencia.
Hoy este personaje, que no pocos que lo conocen no saben cómo fue posible que llegara a la gubernatura de Veracruz, tiene contra la pared no sólo a su propio futuro, sino al presidente Enrique Peña Nieto y al presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones.
EL ABISMO
Y es que Javier Duarte de Ochoa, quien acaba de cumplir el pasado 19 de septiembre 42 años de vida, no sólo ha llevado a la quiebra financiera a su rico estado, sino que ha cometido toda clase de imprudencias políticas que han repercutido directamente en Los Pinos.
Bajo su mandato, Duarte ha colocado a Veracruz como la tercera mayor deuda bancaria del país, al sumar una deuda pública de 44,470.8 millones de pesos.
Como en un tobogán que se desbarranca, Duarte se inauguró en los desatinos nacionales previo las elecciones del 7 de junio de 2015.
Uno de los suyos no sólo fue grabado repartiendo instrucciones de cómo utilizar recursos de Sedesol para ganar votos.
El asunto le estalló en las manos a la titular de Desarrollo Social, la ex perredista Rosario Robles… y a Peña Nieto.
Los opositores aprovecharon el descobije para enlodar todo el proceso y correr la percepción de que los gobernadores, el PRI y el gobierno de Peña Nieto iban a utilizar a Sedesol como el instrumento central para ganar las elecciones.
El embate subió de tono y Duarte tuvo que relevar a sus funcionarios… sólo para volverlos a reubicar más tarde en otros cargos.
Peña Nieto vivió el golpeteo constante a su secretaria de Desarrollo Social de quien los opositores del PRD y PAN, pidieron en todos los foros y tribunas su destitución.
Luego estuvo aquello de su enviado al aeropuerto de Toluca que fue pillado con un maletín con 20 millones de pesos en efectivo, que en principio nadie sabía ni de su origen ni de para qué iba a ser utilizado. En fin.
Pero lo más grave de todo ha sido la constante ejecución de periodistas en su estado. De 2011 a la fecha van 15 periodistas asesinados en Veracruz.
Cierto, lo del caso del quíntuple asesinato en la Narvarte podría no adjudicársele a su responsabilidad, pero ¿y todos los demás?
EL COLMO
En este contexto, enfrentado constantemente a sus incompetencias y debilidades, Duarte entró el pasado fin de semana en lo que podría ser el principio de su defenestración política.
El mismo producto de una imposición, el gobernador de Veracruz cree que puede dejar sucesor.
En él no han pasado los cambios ni las reformas. Y bajo esa idea, ha entrado en conflicto con los dos senadores de su propio partido, el PRI: con José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, ambos los aspirantes más sobresalientes a sucederlo en los comicios de junio del próximo año.
En los hechos Duarte ha roto con ambos y ha dejado en claro que él no sólo se opondrá a ellos, sino que intentará colocar a un sucesor.
El contexto político sucesorio veracruzano es especial porque el opositor más pertinaz y fuerte es Miguel Ángel Yunes, quien hace ya algunos años dejó el PRI para colocarse como uno de los personajes más influyentes en el PAN.
Hace poco, Duarte promovió y logró que su Congreso estatal aprobada una iniciativa para que la siguiente gubernatura tuviese un período de 2 años. Así se permitiría empatar las siguientes gubernaturas no sólo con los comicios federales sino con los períodos presidenciales.
La verdad es que la jugada fue para desalentar a los 3 Yunes a buscar participar en la siguiente contienda.
Pero no le salió. Los Yunes siguen queriendo ser gobernadores aunque sea por 2 años.
Así que ahora Duarte ensaya la ruptura política en su estado. Crear una crisis interna que derive en el caos y la confrontación de todos contra todos de la que él pueda salir victorioso.
Pronto se ha dado cuenta Duarte que quizá por ahí no va la cosa, y que sus decisiones han unido a todos —los de su propio partido y los de fuera-, pero en contra de él.
Así los senadores priístas han recogido el guante de la contienda y ahora mismo van contra Duarte.
El neopanista Yunes Linares aprovecha el conflicto para reforzar su posicionamiento a la sucesión de Duarte.
PEÑA-MANLIO, LA DECISIÓN
Tal como están las cosas a Duarte le puede salir mal todo. Lo más viable es que gane un Yunes que le abra una investigación que lo lleve a la cárcel.
Testimonios de corrupción en el gobierno de Duarte sobran. Lo de los periodistas asesinados es más que un escándalo. La quiebra financiera no se puede ocultar.
Así que el desastre de Duarte ha pasado ahora directamente al escritorio y la decisión del presidente Enrique Peña Nieto y a la acción del líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones.
Peña se encuentra ante la disyuntiva de actuar ahora o dejar que las cosas le estallen dentro de dos años, cuando vaya de salida de Los Pinos. O mete a la cárcel ahora a Duarte o lo va a tener que hacer en condiciones más complicadas por allá de mediados de 2017 cuando un Yunes sea gobernador de Veracruz.
Beltrones deberá actuar ya porque el caos de Duarte amenaza con una derrota para el PRI en Veracruz en junio de 2016. Y Veracruz es el tercer estado aportador de votos en una elección presidencial.
Ahí el PRI puede ganar o perder Los Pinos en 2018.
Bien dice el dicho que “el poder marea a los tontos y vuelve locos a los pendejos”…