El Congreso y la “comisionitis”
¬ Augusto Corro miércoles 30, Sep 2015Punto por punto
Augusto Corro
En el Congreso de la Unión se encuentran sobrados de comisiones. En estos grupos de trabajo los legisladores encuentran innumerables beneficios económicos.
El Senado funciona con 63 comisiones, la Cámara de Diputados con 56.
El director de Integralia, Carlos Ugalde, dijo que en los últimos tres años de la legislatura “se gastaron 6 mil 330 millones de pesos”. Un verdadero derroche de dinero.
El próximo mes de octubre, San Lázaro empezará a funcionar con sus diputados comisionados satisfechos política y económicamente.
En México, la “comisionitis” es parte de una tradición política, así, cuando se quiere prolongar la solución de un problema se crea una comisión.
Pero en el Congreso, las juntas de trabajo, integradas por los legisladores, tienen como fin obtener ingresos económicos extras y de acuerdo con su misión aprovechar al máximo los beneficios.
Si al diputado o senador le toca el área de turismo, no lo pensará dos veces para organizar viajes hasta el fin del mundo.
Por ejemplo, en los primeros tres meses del año, el Senado invirtió 5 millones 139 mil 671 pesos en la asistencia a 17 eventos internacionales.
En febrero pasado la Cámara de Diputados invirtió hasta 193 mil pesos por un boleto de avión para un viaje legislativo a Australia.
No habría problema para regalarles el dinero a los legisladores, si México fuera un país rico.
Pero todo mundo sabe, principalmente quienes integran los comisiones de Hacienda, que nuestro país tiene grandes problemas económicos que se reflejan en la pobreza de más de cincuenta millones de pobres.
¿Habría alguna manera de reducir el número de comisiones y sus respectivos gastos? Imposible, no tendría ningún sentido ser legislador.
Es precisamente en esos grupos de trabajo, donde diputados y senadores se dan la vida de reyes, con una corte de servidores, entre estos los asesores, que forman un ejército, con beneficios económicos envidiables.
La ganancia real de un diputado (el plus), es el de formar parte de esos grupos de trabajo, para redondear la razón de su negocio político: las ganancias económicas.
LO MISMO, PERO MÁS REVUELTO
El caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa sigue en lo mismo, sólo que más revuelto.
A un año de ese acontecimiento trágico hay más de cien detenidos relacionados con el caso, pero no se conoce dónde quedaron los jóvenes.
Tampoco, a pesar del testimonio de decenas de personas, se sabe bien a bien que ocurrió en Iguala, aquella noche violenta del 26 y madrugada del 27 de septiembre del año pasado.
Por ahora, nueva información se suma a la que todos conocemos. Esta consiste en que el entonces subdirector de la policía de Iguala, Francisco Salgado Valladares, encabezó un grupo policial de élite, denominado “Los Bélicos”, para “cazar” a los normalistas que llegaron a Iguala.
Los testigos dicen que hombres encapuchados dispararon sus armas de grueso calibre contra los normalistas. Esos sujetos también se desempeñaban como vigilantes en los accesos a Iguala. Se trataba de un grupo de reacción inmediata.
De acuerdo con las declaraciones se establece que “Los Bélicos” llegaron a interceptar el paso de los camiones en los que viajaban los estudiantes. Los agresores viajaban en las patrullas 024, 025 y 07. Estos, según testigos, son los que se llevaron a los normalistas.
El caso de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa sigue abierto. Las investigaciones continuarán y alcanzarán a sujetos intocables como el ex gobernador Angel Aguirre Rivero.
Mientras, a doce meses de distancia de ese hecho que impactó a México, no se ve, por ningún lado, el final del túnel.
¿Y ZAMBRANO?
Por cierto, el diputado Jesús Zambrano, uno de “Los Chuchos” negó cualquier responsabilidad en el apoyo al ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca.
Ante las acusaciones de sus correligionarios, el ex dirigente dijo que no se le ataca a él, sino a la institución que representa.
“El Chucho” Zambrano estaba en la dirigencia perredista, cuando Abarca se promovió para alcanzar la presidencia municipal igualense.
Abarca, acusado como autor intelectual de la desaparición de los normalistas, llegó a la candidatura con una cola larga de delitos, incluidos posibles asesinatos de dirigentes perredistas locales.
La cúpula perredista encabezada por Zambrano, no lo pensó dos veces para apoyarlo.
Se desencadenó la agresión contra los estudiantes como todos sabemos y ahí empezó a complicarse el panorama político del PRD.
Fue la propia senadora, Dolores Padierna, quien declaró que después de lo ocurrido en Iguala, el propio Zambrano ayudó a Abarca a fugarse.
Cabe señalar que a Zambrano nada le preocupa, porque en el presente es un diputado que tiene la protección del fuero.