Drogas y cárcel
¬ Augusto Corro lunes 28, Sep 2015Punto por punto
Augusto Corro
Las cárceles de Latinoamérica se encuentran saturadas de personas vinculadas con los estupefacientes.
Nos referimos a consumidores, vendedores, mulas, etc., el eslabón más débil de la cadena del narcotráfico.
Ante esa situación, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se pronunció por debatir la despenalización del consumo de drogas.
Este planteamiento tendrá que ser escuchado por los gobiernos de los países donde se producen los estupefacientes, así como aquellos con alto índice de consumo.
En Estados Unidos, la reglamentación del uso de la mariguana avanza poco a poco. En Uruguay ya fue despenalizada y parece que no existe problema alguno.
En las prisiones mexicanas se encuentran presas 254 mil 705 personas; la capacidad de los penales es para 203 mil reclusos.
Claro, en Latinoamérica la persecución a la narcodelincuencia es una lucha titánica dispareja. Mientras que en Estados Unidos no se ve mayor problema para el consumo de drogas, en los países productores de los enervantes se pagan cuotas cruentas.
En México, en los últimos años miles de personas perdieron la vida en enfrentamientos por mejores rutas para llegar al mercado de EU, y la posesión de más y mejores plazas.
Como se dijo en otras ocasiones, nuestro país pone los muertos y EU los consumidores.
Al pronunciamiento de la ONU deben abrirse otros caminos para erradicar no sólo el conflicto de sobrepoblación carcelaria, sino también buscar los caminos para, al menos, disminuir la narcoviolencia.
LA REGLA DE ORO
El complejo problema de la inmigración fue planteado por el papa Francisco ante congresistas de Estados Unidos.
En diferentes regiones de nuestro planeta la problemática de la migración creció desmesuradamente.
Las causas que obligan a dejar el lugar de origen son múltiples, entre ellas las guerras, violencia, desempleo y hambre.
Miles de migrantes que buscan mejores condiciones de vida tienen que enfrentar un sinnúmero de obstáculos naturales y legales.
En América se vive el problema de los migrantes igual que en Europa el de los refugiados. En otras partes del mundo se repiten esos fenómenos sociales.
Se trata pues, de una crisis migratoria mundial.
El obispo de Roma pidió a los legisladores y al pueblo estadounidense dar un trato digno a los inmigrantes que llegan a ese país, “y evitar perjuicios o acciones en contra de quienes buscan mejores oportunidades para sus familias”.
También recomendó atender a los migrantes como personas: “ver sus rostros, escuchar sus historias”, y exhortó a recordar “La Regla de Oro”: trata a otros cómo quisieras que te trataran a ti”.
Los legisladores dividieron sus puntos de vista: el discurso papal recibió el aplauso de los demócratas; a los republicanos no les agradó mucho.
Estos últimos tienen una postura abiertamente antiinmigrante, como lo demostró uno de sus aspirantes a la presidencia de la República, Donald Trump.
UN PRÓSPERO COMERCIANTE
Resulta que el ex alcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, es un próspero comerciante, a pesar de encontrarse en la cárcel cerca del año.
Sus ingresos económicos mensuales son de 6 millones de pesos mensuales que consigue con sus joyerías y las rentas de locales en la Plaza Tamarindos, en aquella ciudad guerrerense.
El ex presidente municipal, de extracción perredista, se encuentra en prisión como responsable intelectual de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Por cierto, las autoridades federales investigan al ex alcalde y a su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, como responsables de los secuestros de Gregorio D., Efraín Mates Lora, Rafael Balderas Román, Rocío Arroyo y Ángel Román Martínez. El matrimonio Abarca-Pineda tiene suficientes acusaciones que, de comprobarse, alcanzarán hasta 150 años de prisión.
UNA CÁRCEL IMPENETRABLE
El comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales, declaró que se trabaja para volver impenetrable el penal de alta seguridad de El Altiplano, en Almoloya, tras la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán. A todas luces se ve como una buena medida el asegurar el penal contra cualquier evasión de reo.
Sin embargo, en el caso de “El Chapo” no fue la fragilidad de las instalaciones lo que permitió su fuga, sino la corrupción de los funcionarios y los carceleros encargados de la vigilancia.
¿De qué sirve contar con muros infranqueables si custodios y empleados son tentados por los sobornos de los delincuentes?
“El Chapo” ya demostró, hasta en dos ocasiones, que las prisiones de alta seguridad no le representan algún problema. Tiene el “$ecreto” de cómo hacerlo.